MADRID. Las escuchas que BBVA encargó durante años al excomisario de policía José Manuel Villarejo ponen en un brete a la entidad y comprometen a su presidente de honor, Francisco González, más conocido como FG, quien presumiblemente estuvo al tanto de estos trabajos.
El banco reconoció desde noviembre que recurrió a los servicios del excomisario a través del Grupo Cenyt pero en los últimos días se ha conocido, con la información adelantada por El Confidencial y Moncloa.com, que lo hizo, entre otros motivos, para evitar que en 2004 la constructora Sacyr se hiciera con el control de BBVA.
Con este encargo el banco habría tenido acceso a más de 15.000 conversaciones telefónicas de altos cargos del Gobierno de entonces, el de José Luis Rodríguez Zapatero, además de políticos, empresarios e incluso periodistas y directivos del propio banco.
Los pinchazos revelan además estrechas relaciones de poder entre el Ejecutivo socialista y el Banco Santander de Emilio Botín, el principal rival de BBVA, además de maniobras para lograr que Sacyr ganara presencia en el consejo de administración y promoviera la caída de FG.
El escándalo de las escuchas ha llevado al propio BBVA a reconocer que desde junio pasado, aún con Francisco González como máximo ejecutivo, inició una investigación sobre la contratación y los servicios prestados por el Grupo Cenyt.
De ser ciertas las informaciones publicadas, revestirían una indudable gravedad, admitía el banco, que solicitó además a un despacho de abogados una revisión independiente de los hechos y de la documentación disponible.
Ambas actuaciones están en curso, pero "hasta la fecha" no se ha encontrado ninguna documentación que refleje hechos irregulares.
En su última entrevista, publicada por El País Semanal y preguntado por los supuestos pagos de BBVA a Villarejo de más de cinco millones entre 2012 y 2017, el banquero respondía que para él no tenían ninguna relevancia.
"Lo hace el departamento de seguridad con normas muy estrictas", añadía González, quien aseguraba que se enteró de esos pagos cuando apareció la primera noticia hace unos meses.
"Yo sabía que el banco llevaba a cabo trabajos de inteligencia para defenderse. Hasta donde sé, se han hecho las cosas como hay que hacerlas", sentenció.
Sin embargo, el hecho de que en las escuchas se haya incluido a periodistas o haya grabaciones en las que el propio jefe de seguridad de BBVA Julio Corrochano asegura que el "presi" le llama cada diez o quince días ponen en una situación complicada a Francisco González.
El banquero siempre presumió de guiar su gestión en "firmes principios éticos", por lo que las dudas sobre su actuación podrían llevarle a renunciar a la presidencia de honor de BBVA, con ciertos privilegios como chófer, despacho o acceso al jet privado del banco.
Su sucesor al frente de la entidad desde este año, Carlos Torres Vila, explica en una carta consultada por Efe que la prioridad en este momento es esclarecer los hechos y actuar con toda la contundencia necesaria para resolver la situación.
Por su parte, los espiados podrían emprender acciones legales, aunque uno de ellos, el expresidente de la CNMV Manuel Conthe, las ha descartado porque los supuestos delitos habrían prescritos y aboga por que la Fiscalía actúe de oficio.
Los accionistas del banco, teniendo en cuenta que los pagos se habrían hecho con dinero de la propia entidad, podrían demandar al banco y a su antigua cúpula.