vitoria - Euskadi va a cerrar el segundo ejercicio consecutivo con superávit. El margen positivo de 2018 será inferior al del año anterior, que estuvo marcado por los millones extra del acuerdo del Cupo, pero sirve para confirmar la buena salud financiera de las instituciones vascas. El resultado tiene una incidencia directa en la capacidad de gasto de este año, ya que autoriza a realizar inversiones financieramente sostenibles como la mejora de infraestructuras, el medio ambiente o la sanidad, y también en la viabilidad a medio plazo. En ese sentido el Gobierno Vasco mantiene su “apuesta estratégica” por aprovechar estos ejercicios con números negros para dar un pequeño mordisco a la deuda pública.

El consejero de Hacienda y Economía, Pedro Azpiazu, hizo un repaso ayer de la situación económica y fiscal de Euskadi en Onda Vasca. Cuestionado por la evolución de los ingresos y gastos en 2018 el consejero confirmó que el ejercicio se va a cerrar con un ligero superávit presupuestario, si bien el Ejecutivo ya ha indicado que la cifra no será superior a los 100 millones de euros.

Una cantidad claramente inferior a la de 2017, que despuntó debido a los acuerdos del Cupo con el Gobierno español. En un primer momento llegó a anunciarse un superávit del 1,5%, aunque luego el departamento de Hacienda del Gobierno Vasco dio un dato, ya libre de polvo y paja, del 0,41% del PIB, casi 300 millones de euros.

Sin los ingresos extra derivados del pacto con Madrid, la fotografía de 2018 será la que de verdad muestre la realidad fiscal de Euskadi una vez asentada la fase de crecimiento económico. La actividad empresarial y el empleo prolongaron los buenos números este pasado ejercicio, lo que ha hecho posible que las haciendas forales alcancen un nuevo récord de recaudación. Partiendo de esas bases, Euskadi encadena un segundo ejercicio con superávit y se mantiene entre los territorios más saneados del Estado.

En ese escenario favorable, y sobre todo teniendo en cuenta que hay muchas incógnitas en el horizonte macroeconómico, Azpiazu valoró ayer que “es un buen momento” para tomar precauciones y acumular algo de grasa de cara a ganar margen para futuros ejercicios complicados. En ese sentido, el titular vasco de Hacienda se mostró partidario de “contener el déficit e ir rebajando, aunque sea de una manera pequeña, la deuda pública”. “Eso nos va a permitir ganar futuro. Si en un futuro nos vienen mal dadas tendremos un margen de endeudamiento adicional”, afirmó Azpiazu sobre el destino previsto para ese excedente acumulado en 2018, que principalmente irá dirigido a reducir la deuda. La CAV suma un pasivo total de cerca de 10.000 millones, un nivel relativamente bajo en proporción a su PIB si se compara con el resto de comunidades autónomas.

Desde el departamento de Hacienda enmarcan la posición de Azpiazu en la “decisión estratégica” del Gobierno Vasco de priorizar el saneamiento de las cuentas y el pago de la deuda, lo que además de corresponderse con las exigencias de Bruselas repercutirá positivamente en el nivel de gasto en futuros ejercicios.

Por un lado, reducir deuda implica un menor pago de intereses y, además, cerrar el curso en superávit da luz verde para incluir inversiones extraordinarias en el siguiente presupuesto, lo que tiene más importancia aun en el marco de unas Cuentas prorrogadas como ocurre en este 2019. El superávit permite activar al margen de los presupuestos inversiones financieramente sostenibles, es decir, aquellas destinadas al ámbito social como la salud, educación, el medio ambiente o la mejora de infraestructuras. En 2018 ya se aprobó el gasto de 54 millones extra por el buen resultado del ejercicio anterior, que fueron destinados principalmente a mejorar las unidades de Euskotren y a la compra de material médico.