parís - La OCDE considera que hay que instaurar mecanismos automáticos que ajusten el monto de las pensiones y la edad de jubilación a “la realidad de los parámetros” de financiación para su viabilidad y la cobertura de los jubilados. En su informe bienal de perspectivas publicado ayer, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico señala que hay varias opciones para ese ajuste, y en primer lugar vincular la edad de jubilación a la esperanza de vida.
Sin embargo, deberían hacerlo teniendo en cuenta que la esperanza de vida es muy diferente entre los grupos sociales, y que ciertos colectivos de la parte baja de la escala social o con un bajo nivel educativo viven menos tiempo una vez que se jubilan y por tanto reciben menos beneficios por las contribuciones que hicieron durante su vida activa.
Para evitar el efecto regresivo que el aumento de la edad de jubilación tiene para esos colectivos, la OCDE no llega a preconizar que se establezcan reglas particulares para retirarse, pero sí al menos que se permita flexibilidad para decidir el momento en que abandonan la vida activa.
pensión ‘a medida’ “Habrá que trabajar más pero no todos los grupos lo podrán hacer”, señala antes de recordar que los sistemas públicos de pensiones y las reglas fiscales pueden ayudar a mitigar esas desigualdades, en particular con unos niveles de pensiones para esos colectivos proporcionalmente más elevados en relación con sus cotizaciones. Pablo Antolín, uno de los autores del estudio, explicó a Efe que “si la gente vive más (...) alguien tiene que pagar” y plantea una dicotomía: “O ahorras más o pasas más tiempo ahorrando”. Antolín cita mecanismos para que el sistema no se desequilibre entre contribuciones y remuneraciones, como la elevación de la edad de jubilación conforme sube la esperanza de vida, pero también relacionar la evolución de las pensiones con el crecimiento económico o las cuentas nocionales. En este último caso, los beneficios de cada individuo en el momento de la jubilación están en función de los puntos acumulados durante todo el periodo de cotizaciones de la vida activa.
Los dos responsables del informe, Stephano Scarpetta y Greg Medcraft parten de la constatación de que la confianza en todos los sistemas de pensiones es bajo. Una confianza que se ha perdido por el envejecimiento de la población, los bajos rendimientos de los ahorros para la jubilación, el reducido crecimiento económico, las carreras profesionales menos estables y la insuficiente cobertura que ofrecen las pensiones para algunos colectivos de trabajadores.
La OCDE recomienda a sus países miembros que diversifiquen las fuentes de financiación de sus pensiones y pone el acento en la complementariedad entre el sistema de reparto y el de capitalización, que hacen el conjunto más sostenible. Además, recomienda limitar el cobro de las pensiones de viudedad, de forma que solo se tenga derecho a una pensión permanente de este tipo tras la jubilación, así como impedir que las personas divorciadas puedan acceder a ellas.
“Las pensiones de viudedad deberían centrarse más claramente en suavizar el nivel de vida de los viudos, un objetivo político necesario, al mismo tiempo que se limitan los desincentivos para participar en el mercado laboral y se elimina cierta redistribución entre los hogares que es difícil de justificar”, subraya el informe. - Efe