BILBAO - Los puertos de Bilbao y Pasaia se están beneficiando del buen momento del comercio exterior vasco y podrían dar este año un paso importante para acercase al récord de tráfico de mercancías, que data de 2007. Todo apunta a que, no solo estarán muy cerca de los números previos a la crisis, un periodo en que las operaciones solo en los muelles vizcaínos se desplomaron un 25%, además darán un salto importante por encima de los niveles de los últimos años de recuperación económica.

El tráfico conjunto de las dos dársenas de mercancías de Euskadi ascendió en el primer semestre a 19,3 millones de toneladas, un 11,7% más que en el mismo periodo de 2017. El ritmo duplica el de los puertos del conjunto del Estado (6%), que batió en junio su récord de tráfico portuario en una primera mitad del año y previsiblemente romperá en diciembre su techo. En la CAV, Bilbao está creciendo en estos momentos un 11,9, mientras que Pasaia supera ligeramente el 7%. Por su tamaño el Puerto vizcaíno es el que determina si se consigue o no el récord.

Los muelles de Santurtzi y Zierbena han movido hasta junio 17,8 millones de toneladas, mientras que Pasaia ronda los 1,5 millones de toneladas. Desde del fin de la crisis y hasta 2017, el tráfico en el Puerto de Bilbao ha crecido un 18%, pero la caída durante la recesión fue del 25%. Para este año la previsión para la dársena vizcaína es crecer un 5% y quedarse a solo un 1% de los números de 2007, cuando se marcó el máximo histórico de tráfico (38,4 millones de toneladas) justo a las puertas del estallido de la recesión.

Al ritmo actual de crecimiento (un 11% hasta junio), Bilbao cerraría este año cerca de los 38 millones y habría que esperar otro ejercicio para batir el récord y recuperar todo el camino perdido durante la crisis doce años después del inicio del desplome. Más allá de la comparación por toneladas, lo cierto es que la apuesta de las empresas vascas por productos de mayor valor añadido ha mejorado la calidad, si cabe el término, de las operaciones. Cada vez entran y salen mercancías de más alto nivel tecnológico de los puertos vascos, mientras se mantiene el tránsito de productos petrolíferos o de otras cargas más tradicionales.

De hecho, el actual ritmo de crecimiento del Puerto de Bilbao está muy relacionado con la actividad de Petronor, que el año pasado tuvo una parada programada en el primer semestre, mientras que este año se está trabajando a pleno rendimiento. Tal vez por ello, la Autoridad Portuaria, presidida desde julio por Ricardo Barkala, no ha modificado su previsión de crecimiento para el conjunto del ejercicio, que baja a menos de la mitad del 11% marcado hasta junio.

Con todo, más allá del peso de los productos petrolíferos -el tráfico de crudo ha aumentado un 22% y el las gasolinas ronda un repunte del 60%-, el tránsito de contenedores por el Puerto de Bilbao ha crecido un 13% en lo que va de año. Y ese formato es precisamente en el que viajan los bienes de mayor valor añadido. Pasaia está especializado en el tráfico de chatarra y productos siderúrgicos -en declive por los problemas de las acerías-, y la automoción. En torno al 85% del comercio exterior vasco, tanto importaciones como exportaciones, pasa por el Puerto de Bilbao. El peso de Pasaia es muy inferior, pero los dos puertos se están beneficiando del dinamismo en ambas direcciones de las empresas en mercados extranjeros. El transporte aéreo y por carretera completan la foto del tráfico de mercancías, en la que Foronda sale bien retratado. El aeródromo alavés, que transporta la mayoría de sus mercancías desde o al mercado español, batió el año pasado su récord de carga. A la espera de la evolución de los próximos meses y del previsible récord de exportaciones vascas de este año, se percibe que la cosecha de las plataformas vacas de comercio exterior será muy favorable.

Entre enero y mayo, últimos datos facilitados por Aduanas, Euskadi ha importado o exportado 16,9 millones de toneladas. Su valor económico es de casi 18.900 millones de euros, una cuarta parte del PIB vasco. En esa cifra no figuran ni los impuestos que se generan ni los beneficios empresariales ni los salarios o el impacto en el consumo de todas estas cuestiones. Tampoco se percibe en su dimensión real la importancia de los puertos en el tejido productivo vasco.