La pasión de los conversos contagia a Opel, que abraza la fe crossover con devoto entusiasmo. La firma alemana ha decidido redoblar de golpe su oferta SUV añadiendo al Mokka X dos estrenos consecutivos. Comienza jubilando oficialmente al monovolumen Meriva con el Crossland X, un SUV de talla contenida e imagen agraciada. El recién llegado encaja en los nuevos gustos de la clientela, que comienza a contemplar con cierto desdén los utilitarios compactos porque prefiere turismos con atuendo campero. Su incorporación es un aperitivo del plato fuerte previsto para octubre, un Grandland X cuya denominación constata su mayor corpulencia.
La génesis de estos dos proyectos, destinados a cubrir los escalones inmediatamente superiores al ocupado por el pequeño Mokka X, se encuentra en un acuerdo de cooperación suscrito por Opel y Peugeot SA. Dicho convenio, previo al traspaso de la firma germana de General Motors al grupo francés, contemplaba desde el principio la posibilidad de que Opel versionara modelos de la marca del león.
En realidad, Crossland y Grandland no son otra cosa que reinterpretaciones, más o menos libres o identificables, de los proyectos 2008 y 3008. En virtud de ese mismo compromiso de colaboración, posteriormente fortalecido por su absorción, Opel asume también el ensamblaje en su planta de Figueruelas (Zaragoza) de productos PSA. De hecho, ya ha comenzado a montar el próximo Citroën C3 Aircross, que comparte plataforma con 2008 y Crossland X.
Una vez reconsiderados por los ingenieros y estilistas alemanes, ambos modelos de Peugeot adquieren identidades completamente nuevas para asumir el nuevo apellido. Los genes galos son menos obvios en el Crossland X. Revestido por una impecable labor de sastrería, se convierte en un Opel de lo más convincente. Las mismas señas de identidad de cualquiera de los modelos de la casa adornan a este resultón y manejable coche para todo. Su carrocería de cinco puertas acoge hasta cinco adultos con bultos (su maletero ofrece 410 litros bajo la bandeja). Ocupa 4,21 metros de largo, 1,82 de ancho y 1,61 de ancho; son unas proporciones ligeramente más compactas que la del Mokka X. También es más urbanita que aventurero, motivo por el cual desdeña la tracción integral que si oferta el hermano menor.
Propone una gama conformada por motorizaciones gasolina y diésel de origen PSA. En la primera vertiente aparecen tres bloques de 1.2 litros con arquitectura de tres cilindros, que procuran 82, 110 y 130 CV; la oferta gasóleo contiene un motor 1.6 con dos niveles de rendimiento, 100 y 120 CV. Los propulsores se vinculan a distintas cajas de cambios, bien manuales, de cinco y de seis relaciones, o bien a la automática de seis.
Opel engalana el modelo con dos terminaciones de tipo medio-alto. Incluyen entre sus dotaciones elementos poco habituales: ayudas a la conducción, dispositivos multimedia, pinturas bitono, etc. La tarifa oficial del Crossland X discurre entre 18.042 y 22.582 euros. Una vez aplicados los descuentos de rigor, el punto de partida baja y la versión menos costosa sale por algo más de 16.000 euros.