BILBAO - El ingeniero navarro César Garbalena, director general de la empresa Loire-Gestamp, de Hernani (Gipuzkoa), es el nuevo presidente de la prestigiosa Asociación de Fabricantes de Máquina Herramienta (AFM).

¿Cómo se presenta la coyuntura para los fabricantes de máquina herramienta?

-Positiva. Venimos de un año 2017 bueno con un nivel de facturación fantástico, del orden de los 1.700 millones de euros, porque el año precedente fue excepcional en captación de nuevos pedidos. Hay que recordar que en este sector hay un decalaje desde que entra el pedido hasta que se entrega la máquina, el periodo de maduración es largo. El inicio de esta año va en la línea adecuada en cuanto a pedidos y en cifras de facturación a final del mismo esperamos empatar con 2017. Estamos en un periodo de estabilidad y esperamos que sea bueno.

Da la impresión de que el mercado español no despega del todo.

-Se han dado mucho altibajos desde la crisis. Ahora creemos que estamos en una rampa de subida pero sí es verdad que pensamos que hay márgenes de mejora. No hay que olvidar que el 80% de lo que vendemos lo hacemos en los mercados exteriores mostrando el alto grado de competitividad de nuestros productos. Pero sí sería importante una mayor inversión interna porque creemos en la industria. Invertir en industria es invertir en prosperidad para la sociedad porque ayuda a atraer gente, formar personal, generar empleo, captar talento etc. Invertir en maquinaria ayuda a mejorar el país.

¿Sería positivo crear un plan Renove a nivel de todo el Estado para ayudar a modernizar la industria?

-Sí porque la digitalización está creciendo mucho y está cambiando todo, la mentalidad también. La industria 4.0 es una realidad y hay expertos que señalan que las máquinas más tradicionales tienen diez años como tope para modernizarlas con las nuevas tecnologías por la velocidad y profundidad de los cambios. El plan Renove que ha existido en el País Vasco es un paso en el buen sentido. Y en España sería una buena noticia que se diesen avances en ese sentido porque ayudan a mejorar la competitividad de las empresas. Y hay un ejemplo concreto en Europa. En Italia han utilizado una herramienta fiscal que permite amortizar el 250% del valor de la máquina avanzada y conectada si se utilizan los beneficios para comprarla. El resultado ha sido que los productores italianos han vendido en su país un 47% más. Pero lo más importante es que han ayudado a mejorar la competitividad de su industria.

¿Qué objetivos tiene AFM como cluster?

-Ayudar a mejorar a todos los asociados. Y no de ahora desde siempre, desde que se incorporó AMT. Esta es una asociación potente, muy sana, muy transparente entre sus socios, que cuentan los problemas que puedan tener para innovar, para mejorar márgenes. Colaborando todos mejoramos lo que tenemos en nuestra casa. Cuando entró la fabricación aditiva, que en un primer momento se podía ver como una competidora, se constató que beneficia a todos conocer de primera mano lo que ocurre. AFM Cluster intenta agrupar a los sectores que se mueven en torno a la fabricación avanzada, juntos pero no revueltos. Cada asociación del cluster, los mecanizadores, los de herramientas, los de aditivo siguen con sus cosas. Tenemos que continuar por esa línea, además de incidir en la digitalización, el fomento de las personas y la colaboración.

¿El concepto de Industria 4.0 ya está asumido por las empresas?

-Sí, sin duda. La industria ya está interiorizando que esta es una realidad. Queremos ayudar a nuestros clientes a que sus activos produzcan más, mejor, más rentablemente, tengan menos averías etc. Eso sí todavía no tenemos claro como se va a concretar todo esto, si se van a generar nuevos modelos de negocio o cómo aprovechar la servitización que se prevé etc. Cada sector, o cada empresa o cada país podrá ir a su manera. Hay países, por ejemplo, que ya te dicen que no quieren que los datos de sus máquinas salgan al exterior y habrá que adaptarse pero que el futuro pasa por ahí es indudable. Las conexiones en tiempo real y las máquinas conectadas son una realidad.

¿La colaboración entre empresas, sectores, centros tecnológicos etc. es fundamental para poder competir desde un país pequeño como Euskadi?

-En este negocio los ritmos de los cambios, cada vez más rápidos, hacen necesario colaborar más porque si no vamos a tener dificultades porque el desarrollo o lo haces tú o lo hacen otros y hay cosas, más allá de la dimensión que tenga la empresa, que no las puedes hacer tu solo. Y correr ahora es una necesidad. Colaborar entre nosotros, con los centros tecnológicos, con la universidad etc es un reto a afrontar, al igual que el de las personas.

¿Qué pasa con las personas?

-Son un pilar fundamental de las empresas. Hay que atraer, formar y cuidar a la gente y darle un entorno motivador para su trabajo. Aquí no sobra nadie pero necesitamos perfiles profesionales nuevos. Además, en la industria, tenemos un hándicap añadido con la escasa presencia de la mujer. Entre todos tenemos que hacer que este mundo sea más atractivo para la mujer, desde la Formación Profesional a las ingenierías, porque si no perdemos talento.