Bilbao - La industria siderúrgica vasca está saliendo poco a poco de la grave crisis de hace una década, pero con diferencias acusadas en unos nichos de mercados y otros. Las empresas que producen aceros especiales, la mayor parte de ellos para el sector del automóvil, han recuperado el pulso, por ejemplo Sidenor; las de acero común para la construcción, como Nervacero, capean el temporal pero lejos de sus momentos de gloria; y las que elaboran tubos sin soldadura para la energía siguen en un escenario muy complicado. Este es el caso del grupo Tubos Reunidos (TR) formado, básicamente, por dos plantas, la de Amurrio (Araba), más especializada en tubos más pequeños para el nicho de mercado de la industria del petróleo y el gas, y la de Trapaga (Bizkaia), que elabora tubos grandes para la industria. Esta filial, Productos Tubulares (PT), es la que está en el ojo del huracán.
Las empresas fabricantes de tubos de acero sin soldadura, tanto los de aceros al carbono, los de menor valor añadido, como los aleados e inoxidables de más alta gama, han sufrido en los últimos tres años , además de la crisis general, la negativa situación de su nicho de mercado. No hay que olvidar que en enero del 2016 el precio del petróleo cayó hasta 27,6 dólares por barril, un 76% menos que antes del descenso, lo que llevó a fuertes reducciones en las inversiones petroleras y por consiguiente en la demanda de tubos. Y aunque se ha recuperado en parte el precio del crudo, no se prevé, hoy por hoy, una recuperación de los precios de los tubos sin soldadura a los niveles previos a este parón. Con un descenso del precio medio de los tubos del orden del 25% desde 2012, una demanda reducida y un cambio dólar-euro perjudicial para una compañía que realiza en la divisa estadounidense la mayoría de sus operaciones, la situación de entrada en pérdidas ha sido una realidad.
Es cierto que el del acero es un sector cíclico, pero la globalización económica y el exceso de capacidad siderúrgica mundial ha hecho que entren nuevos competidores en el mercado -chinos, turcos, ex-soviéticos...-, con lo que los márgenes, al menos en los productos más estandarizados de acero al carbono, difícilmente recuperarán los márgenes previos a la crisis.
Un dato: en 2006, TR obtuvo unos beneficios de 60 millones de euros con unas ventas de 585 millones, facturación que creció hasta los 728 millones en 2008 con 82 de beneficio. Pues bien, en 2016, Tubos Reunidos facturó sólo 195 millones. En menos de diez años las ventas bajaron de 700 a 200 millones; obviamente no hay compañía industrial que lo resista. El resultados es que el grupo TR, en los ejercicios 2015-2017, ha acumulado pérdidas por 100 millones de euros, de ellos 32,4 millones en 2017, con unas ventas de 312 millones. De ahí la necesidad que ve la empresa de poner en marcha medidas de ajuste.
En el caso concreto de la filial Productos Tubulares, en el periodo 2015-2017 ha acumulado, según la empresa, 32,5 millones de euros de pérdidas. En un mercado con precios de los tubos un 25% más bajos que en 2012 es preciso adoptar medidas para recuperar la rentabilidad, pues el aumento de las ventas en 2017 en un 52% hasta los 92 millones no ha sido suficiente para sacar la compañía de los números rojos pues, según la dirección, trabaja con unos costes estructurales inasumibles para ser competitiva en el mercado actual. Aunque no son descartables errores claros de gestión, tal y como señalan los trabajadores, como la eliminación de los responsables comerciales propios, a favor de una centralización en TR, pese a que PT elabora productos muy peculiares en serios cortas y aprovechando oportunidades concretas, la realidad es la que es.
Críticas a los accionistas Los trabajadores de Productos Tubulares, en huelga indefinida desde hace un mes, se manifestaron ayer por la localidad de Sestao y denunciaron, entre otros, el papel de los accionistas como el BBVA y gritaron “¿Donde está el dinero?”, y contra el cierre de la acería. También criticaron “una gestión basada en el saqueo y con el único objetivo de llenar los bolsillos de los accionistas” y extendieron sus críticas al Gobierno Vasco por supuestamente “premiar la desastrosa gestión del anterior director de la compañía” mientras ahora “mira hacia otro lado permitiendo el cierre de una factoría viable”.
Facturación. La filial de Tubos Reunidos, según la dirección, alcanzó unas ventas de 92,1 millones de euros en 2017, dicha cifra supone un aumento del 52% respecto a 2016. Pese a ese notable incremento no salió de números rojos.
Resultados. PT ha acumulado en el periodo 2015-2017 unas pérdidas de 32,5 millones de euros. En 2017 las pérdidas antes de impuestos sumaron 10,8 millones. La deuda financiera neta en el periodo 2012-2017 aumentó un 50% hasta 37,6 millones de euros.
Producción. La filial de Tubos Reunidos, herencia de la antigua Babcock & Wilcox, elaboró el pasado año 51.924 toneladas gracias a una acería, que ahora se quiere cerrar, en la que trabajan 72 personas.
-25%
el precio medio de los tubos de acero sin soldadura que elabora la compañía han caído de media el citado 25% desde el ejercicio 2012.