Bilbao - Hoy concluye el plazo que dio el administrador de Vicrila a la plantilla para valorar la oferta de compra de Mivaricar. La sociedad integrada por tres empresarios vizcaínos propone un plan de rescate que incluye ajustes laborales, pero está previsto que el comité dé su visto bueno esta misma mañana a un proyecto que se considera serio y que se ve como última solución para salvar la actividad. Según ha podido saber este diario, ayer por la tarde ya había redactado un preacuerdo de plan social que deberá ser rubricado ahora por la mayoría de miembros del comité. Además, Mivaricar pone como condición tener firmado un convenio con las nuevas condiciones de trabajo antes de que el juez autorice la compra dentro de más o menos un mes.

El aval de los trabajadores es siempre una cuestión vital en este tipo de procesos, con lo que el acuerdo de hoy es un paso fundamental antes de que el juez adjudique la fábrica de vasos de vidrio a Mivaricar. Como ocurrió con Gestiber, los gestores de Mivaricar se harán con las riendas de la empresa de Lamiako antes de que el juez autorice la operación, incluso podrían hacerlo ya el lunes que viene. Todo está condicionado, eso sí, a que el comité acepte firmar un nuevo convenio que incluya los recortes laborales y garantice la paz social.

Urge, remarcan desde Mivaricar, poner en marcha el plan de ahorro y el nuevo sistema de trabajo cuanto antes para poder minimizar al máximo las pérdidas previstas para este ejercicio, que tal y como están ahora las cosas podrían irse hasta los 13 millones de euros. Con dieta y un ambicioso plan para incrementar las ventas, los socios de Mivaricar confían en poder sacar a la firma de Lamiako de la UVI. Plantean un nuevo sistema de gestión que se irá implantando en los próximos años y que incluye importantes inversiones, entre otras una segunda línea de copas y la puesta en marcha de una microfundición de aluminio.

un millón para bajas Pero, como siempre ocurre en este tipo de procesos, la llegada del nuevo inversor supone también la aceptación de importantes ajustes. En cuanto a la plantilla, la oferta de Mivaricar era la más generosa de las tres presentadas al administrador concursal, y de hecho es probable que la operación se salde con una treintena de salidas. En el plan social redactado incluye la no subrogación de 11 personas, además de la apertura de un proceso para pedir la baja de forma voluntaria.

La cifra final de bajas incentivadas dependerá del grado de aceptación entre los empleados, aunque se estima que rondarán la veintena. Por tanto, la plantilla se reducirá en total en unas 30 o 35 personas, quedándose en el entorno de las 230 o 240. Es una reducción significativa desde los 300 trabajadores que había cuando se inició el concurso a finales de 2016, aunque después de los momentos críticos que ha vivido la empresa la solución de Mivaricar puede considerarse un mal menor desde el punto de vista del empleo.

Además, la llegada de estos nuevos socios supondrá una reducción salarial de entre el 20 y el 25%, en línea con lo que pidió en su día Gestiber, si bien la bajada final depende de cuántos empleados salgan de forma voluntaria. Mivaricar activa también cambios en la compensación de las bajas para reducir el absentismo.

Una vez firmado hoy el plan social, Mivaricar y comité se dan de plazo hasta la adjudicación de la empresa por parte del juez, que podría retrasarse un mes más, para recoger todos los cambios laborales en un nuevo convenio. Es la garantía que piden los compradores para asegurarse la paz social al menos durante la primera fase de la nueva vida de Vicrila.

A cambio, desde Mivaricar aseguran plena disposición a llevar su plan hasta el final y garantizan que no habrá espantadas como ocurrió con Sainberg y Gestiber. Todo apunta a que es la última oportunidad para Vicrila y que si este proyecto fracasa el juez concursal procederá a cesar la actividad y a vender la empresa por partes para saldar la deuda.