BILBAO - La Acería Compacta de Bizkaia gana paso a paso el terreno perdido durante su crisis particular. La ACB de Sestao terminó el año pasado con un ebitda positivo, aunque el resultado final del ejercicio fue negativo una vez descontados impuestos, amortizaciones y depreciaciones. Es decir, la planta logró beneficios en la explotación de su negocio, pese a que los aspectos financieros empañaron la cuenta de resultados, y se cierra un ciclo de pérdidas que se ha prolongado durante cinco años.

En el balance final, el cash flow, el dinero que entra y sale en caja, fue negativo entre otras cuestiones por los gastos que fue necesario afrontar para reanudar la actividad de la planta y por inversiones como la acometida para el traslado del centro de I+D de Zamudio a Sestao. Fuentes de ArcelorMittal confirmaron ayer a este diario que el resultado imputable a la actividad de la acería fue positivo. Se trataba de “una condición sine qua non” marcada en el plan estratégico que termina en 2019, una de las claves para seguir avanzando y recuperando capacidad de producción.

La evolución fue positiva en 2017 y se confía en que este año sea el de la “consolidación” de ese primer beneficio operativo y que se refuercen las finanzas de la ACB. El acuerdo firmado con la plantilla contempla seguir trabajando en 2019 con las actuales condiciones, tres turnos los fines de semana y dos entre semana. Sin embargo, no se descarta aumentar la producción si la evolución de este ejercicio es más favorable de lo esperado y entran pedidos que así lo justifiquen. Es una decisión que en cualquier caso se tomaría a finales del año, porque la dirección quiere tener la perspectiva más amplia posible. A día de hoy es solo una remota posibilidad.

Lo cierto es que la ACB de Sestao cumplió sus deberes y realizó el año pasado su pequeña aportación a los resultados globales de ArcelorMittal. El grupo, propietario de la acería sestaoarra y de otras cinco plantas en Euskadi y Nafarroa, obtuvo el año pasado un beneficio neto de 3.670 millones de euros, una cifra que representa una mejora del 157% respecto al resultado de 2016. La multinacional informó de que esos datos le permiten recuperar el dividendo y volver a repartir beneficios a sus accionistas.

La situación ha cambiado radicalmente respecto al momento en el que las estrecheces del mercado pusieron a la ACB de Sestao al borde del abismo. La acería estuvo cerrada de febrero a septiembre de 2016 y cuando volvió a la actividad lo hizo con un esquema de trabajo exclusivamente en fin de semana, cuando los precios de la luz son más bajos. - A.Diez Mon