GAsteiz - La crisis ha pasado en España en términos de Producto Interior Bruto, que ha crecido por pero no en cuestiones como la pobreza, la precariedad del empleo de los jóvenes o el empleo a tiempo parcial forzado. De modo que el futuro no es tan positivo como se afirma desde la clase política y hay nubes en el horizonte. Entre ellas, la que afecta a la sostenibilidad del sistema de pensiones, que a día de hoy ya es “insostenible”. Así lo percibe Santiago Niño Becerra, catedrático de Estructura Económica de la Universidad Ramón Llull de Barcelona, que en una entrevista en Onda Vasca, advirtió ayer de que con el actual modelo es “imposible” evitar la quiebra de la Seguridad Social.

“Cuando la ministra de Trabajo, Fátima Báñez, habla de la sostenibilidad de las pensiones, lo que no dice es que solo son sostenibles si los importes de esas pensiones son ridículos. Es absolutamente imposible y subrayo imposible, recuperar la tendencia de que una persona recibe una pensión equivalente a las cotizaciones realizadas en su vida laboral. Mis alumnos tienen claro que no van a tener pensión”, afirmó.

Niño Becerra explicó que el sistema europeo de pensiones se diseñó en su momento, en la década de los años 50, en torno a tres premisas. El pleno empleo de una sociedad que salía Segunda Guerra Mundial, salarios crecientes e indexados a la inflación y un esperanza de vida de menos 10 años tras la de la jubilación. “Esto se cumplió en su momento, pero ya no. Pleno empleo no hay en ningún sitio, los salarios ya no están indexados a la inflación y la esperanza de vida tras la jubilación se acerca a los 20 años.

Esto no hay sistema que lo sostenga”, insistió. Los números son muy gráficos: La Seguridad Social ha cerrado el ejercicio 2017 con un déficit de 18,000 euros, lo que pone en evidencia que los ingresos “son insuficientes” para cubrir los gastos. De forma paralela, la hucha de las pensiones ha tenido una caída “brutal” desde que empezó a utilizarse para abonar las pagas extras de los pensionistas y la Seguridad Social ha tenido que pedir este año un préstamo de 10.000 millones al Estado para atender el calendario de gasto.

Las pensiones han entrado en una espiral muy compleja, en el que los intereses de los distintos agentes implicados son contrapuestos. “Yo estoy aconsejando a las personas que no se jubilen si no quieren perder poder adquisitivo. Lo que pasa es que el retraso de la edad de jubilación tiene consecuencias. Por ejemplo, teniendo en cuenta que la demanda de trabajo es cada vez menor, las horas son cada vez menores debido a la tecnología, si la edad de jubilación se prolonga, el acceso al mercado laboral es más difícil para los jóvenes”, indicó.

Mientras, las empresas quieren que sus trabajadores mayores “se vayan rápidamente” para contratar jóvenes “de forma flexible y más baratos a nivel salarial y cotizaciones”. Y por otro lado “a la Seguridad Social que le conviene que la gente trabaje hasta que se muera, que siga cotizando y no cobre una pensión”.

Resolver la ecuación es prácticamente imposible. “Es una cuadratura de círculo: El número de cotizantes baja en importe y a número y el de pensionistas sube”, apostilló.

En cuanto a las previsiones económicoas, Niño Becerra estima que la crisis “no está superada, ni muchísimo menos”. “Parece que nos hemos inventado un lenguaje nuevo, palabras que tenían un significado se lo hemos cambiado. Los políticos, y da igual el color, han asimilado la crisis en términos de PIB, pero la tasa de pobreza es la misma y el 40% de los jóvenes está en riesgo de pobreza”, lamentó.

En cuanto a los sueldos, aseguró que a “un nivel conceptual se pueden subir ya salarios, porque, si el PIB crece, a nivel teórico, los beneficios de las empresas crecen”. Además una subida salarial generalizada tendría un impacto positivo en el consumo. El problema es que muchas empresas españolas exportan por que son “competitivas en coste laborales” y si suben los salarios perderían esa ventaja. - DNA