Bruselas - Oliver Schmidt, un exejecutivo de Volkswagen (VW) que se declaró culpable de fraude por su papel en la implementación del trucaje de los motores diésel (dieselgate) de la compañía alemana, fue condenado ayer en Detroit (Estados Unidos) a siete años de prisión y una multa de 400.000 dólares.

Schmidt, de 48 años y que estuvo a cargo de las comunicaciones entre VW y las agencias reguladoras de EEUU entre 2012 y 2015, recibió la máxima sentencia y multa posible.

El exdirectivo de VW, que fue el primer ejecutivo del fabricante alemán detenido por las autoridades estadounidenses por el fraude de los motores diésel, se encontraba en prisión desde enero de este año y se declaró culpable el pasado agosto de participar en una trama para ocultar las emisiones reales de los vehículos. Otros seis ejecutivos de la compañía han sido encausados por el escándalo y se enfrentan a penas de prisión en Estados Unidos.

Según se estableció durante el juicio, Schmidt supo de la existencia del software para trucar los motores en el verano de 2015, pero no informó a las autoridades estadounidenses durante las conversaciones que mantuvo con los reguladores.

Entre el año 2012 y 2015, Oliver Schmidt residió en Estados Unidos y fue el responsable de garantizar que los vehículos de Volkswagen cumpliesen las regulaciones estadounidenses sobre emisiones.

En septiembre de 2015 fue cuando se supo que VW había trucado durante años los motores para ocultar que sus emisiones de óxidos de nitrógeno, un producto cancerígeno, eran muy superiores a lo permitido por la legislación estadounidense. Poco después, el fabricante reconoció el trucaje de unos 600.000 automóviles en Estados Unidos y el año pasado se comprometió a pagar más de 25.000 millones de dólares en multas e indemnizaciones en Estados Unidos. - Efe