vitoria - Tras caer a mínimos históricos, la conflictividad laboral vuelve a resurgir en las empresas vascas. Lo hace de forma concentrada, con pocos conflictos pero más largos y, sobre todo, con más implicación de los trabajadores. En los primeros tres trimestres de 2017 Euskadi ha registrado 145 huelgas, apenas una veintena más que el año pasado, que han sido secundadas por 30.000 asalariados, tres veces más que en 2016. La consolidación de un escenario económico favorable vuelve a empujar a los trabajadores a reivindicar mejoras laborales, aunque los niveles de conflictividad siguen a años luz de los registrados en la década de 2000 y en la primera parte de la crisis.
Era un escenario que ya anticipaban las centrales sindicales, conscientes de que el bajón de la conflictividad que se ha vivido en los últimos años no se correspondía con el ambiente real en las empresas. Al contrario, las últimas reformas han ido generando un caldo de cultivo entre los trabajadores que, curiosamente, puede traducirse en un incremento importante de los conflictos en un contexto favorable económicamente.
“El que no pelee no va a tener mejoras en sus condiciones laborales”, señalaba recientemente a este diario Joseba Villarreal, de ELA. “Es hora de recuperar, por lo menos, el poder adquisitivo perdido en la crisis. Pero es evidente que la patronal ni antes, ni ahora, ni mañana”, se quejaba el portavoz del sindicato abertzale, uno de los principales motores de las disputas laborales en Euskadi.
De momento las estadísticas dicen que la caída en picado de las huelgas ha llegado a su fin. El año más tranquilo en ese sentido ha sido 2015, en el que apenas 10.000 trabajadores vascos participaron en algún tipo de paro laboral, según los datos del Consejo de Relaciones Laborales (CRL). Ni siquiera el abultado número de huelgas generales convocadas en Euskadi contra las reformas y los recortes -hasta ocho entre 2009 y 2013 con distintas centrales convocantes- sirvió para evitar un descenso constante de la conflictividad desde 2010. El único ligero despegue desde entonces se produjo a causa de la amenaza de desaparición de buena parte de los convenios vascos en julio de 2013.
Pero ya desde el año pasado se aprecia un cambio de tendencia. En realidad el número de conflictos es similar al de 2015, pero su impacto económico es mucho mayor. El año pasado debido al fuerte incremento de las jornadas perdidas, lo que tiene que ver con la duración de los procesos. Si en 2015 hubo 184 huelgas, en 2016 fueron menos, 164, pero con casi 60.000 días perdidos, tres veces más que el año anterior. Sin duda inflan las cifras conflictos de mucho peso como el del sector de las residencias de Bizkaia.
La reactivación de la lucha laboral tiene continuidad este año, aunque tampoco aumenta el número de conflictos. El volumen de jornadas perdidas mantiene la senda alcista, en este caso, debido a la mayor participación que registran las convocatorias. Hasta septiembre ha habido 145 conflictos y se han perdido 57.927 jornadas entre 29.785 trabajadores, el triple de los participantes en los tres primeros trimestres del año pasado.
De mantenerse la tendencia hasta diciembre, el número de trabajadores que han participado en una huelga se acercará mucho al nivel de 2010 y con la mitad de conflictos de los producidos ese año. El número de jornadas perdidas, aunque rebasará las cifras de los tres últimos años, sigue claramente por debajo de los números de la primera parte de la crisis.
145 huelgas. El número de conflictos hasta septiembre es ligeramente superior al registrado el año pasado, pero está claramente por debajo de los producidos en los años anteriores.
Participación. Con 29.785 huelguistas, la cifra del cierre del año va camino de acercarse al nivel de 2010 o 2013 a pesar de que el número de conflictos esos años era casi el doble. Las jornadas perdidas (57.927) mantienen la senda al alza iniciada el pasado año.
15,55
Horas es el tiempo que ha perdido cada trabajador implicado en una huelga este año. La cifra es más baja que en 2016 por el mayor número de huelguistas pero superior a la de 2015 o a la de 2008.