Gotemburgo (Suecia) - El Gobierno Vasco regresa a casa con deberes tras su visita a Gotemburgo, donde los máximos mandatarios europeos firmaron ayer el Pilar Europeo de Derechos Sociales. La delegación vasca ha estado encabezada por la consejera de Trabajo y Justicia, María Jesús San José, quien ha insistido a las autoridades europeas en materia de empleo que las conclusiones de la cumbre no pueden quedarse en el papel. La respuesta de la Comisión ha sido encargar a Euskadi, teniendo en cuenta su experiencia en el terreno cooperativo, la elaboración de un informe en el que se incluyan propuestas para llevar a la práctica los acuerdos alcanzados ayer.
Ha sido una visita productiva para la delegación vasca, tal y como explicaba ayer al término del viaje el director de Economía Social de Lakua, Jokin Díaz. “Europa nos ha puesto deberes pero los vamos a hacer con gusto porque se trata de un asunto muy importante”, explicaba Díaz a los periodistas en referencia al encargo recibido por el Ejecutivo vasco de manos de la Comisión Europea.
En concreto, fue en el encuentro con la directora general de Mercado Interior, Industria e Iniciativa Empresarial de la Comisión, Lowri Evans -un retraso en el vuelo impidió la presencia de las comisarias de Empleo, Marianne Thyssen, y de Comercio, Cecilia Malmström, aunque sí estuvieron sus asesores- en el que San José trasladó la necesidad de que los compromisos que se han alcanzado en materia sociolaboral no se queden en el papel y las palabras se trasladen a los hechos. La consejera vasca fue más allá y pidió incluso dar marcha atrás a “las contrarreformas” que se han llevado a cabo por los gobiernos europeos en los años de crisis y que se han traducido en un recorte de derechos de los trabajadores.
El mensaje fue bien acogido por la propia Evans en un contexto en el que la delegación vasca pudo exponer las fortalezas de la economía social de Euskadi y de su principal bandera en Europa, el modelo de cooperativas. Ante la insistencia de San José sobre la necesidad de llevar a la práctica los acuerdos plasmados en el Pilar Europeo de Derechos Sociales, la directora comunitaria de Mercado Interior, Industria e Iniciativa Empresarial propuso a la consejera vasca iniciar un trabajo en el que se planteen fórmulas precisamente para poner en marcha esos avances sociales suscritos ayer por los principales líderes europeos.
La titular vasca de Trabajo dijo ayer mismo “esperar muchas cosas” de la cumbre de Gotemburgo, aunque recalcó una vez más la necesidad de que “no se quede en meras intenciones”. “Se necesitan actuaciones concretas en el área del sector de economía social, se necesitan líneas de ayudas”, reclamó.
El llamado Pilar Europeo de Derechos Sociales, que fue ratificado ayer por los líderes de los veintiocho países de la UE y los representantes de las tres instituciones comunitarias, es un texto que busca ser un compromiso político para poner los derechos sociales en el corazón de la agenda europea tras las presiones surgidas desde el ámbito sindical y social en el marco de una crisis marcada por los ajustes económicos en toda Europa. Incluye una veintena de principios divididos en tres apartados. El primero de ellos se centra en la igualdad de oportunidades y acceso al mercado de trabajo, el segundo en las condiciones justas de trabajo y recoge puntos como el empleo seguro o los salarios, y el tercero aborda la protección social y el apoyo a colectivos desfavorecidos: menores, prestaciones por desempleo, renta mínima, pensiones, sanidad, inclusión de personas con discapacidad, cuidados de largaduración, vivienda y asistencia a personas sin hogar.
En general el texto pivota en torno a las cuestiones de la calidad del empleo y de los sistemas de bienestar social. Dos puntos en los que la experiencia acumulada en Euskadi puede desempeñar un papel importante. El encargo de la Comisión a Lakua es precisamente ese, implementar fórmulas para que esas mejoras se trasladen a la economía real y a las empresas. El modelo de cooperativas, ejemplo de empresas sociales por excelencia, será uno de los engranajes de la propuesta que el Gobierno vasco elaborará para la Comisión.
Tanto las centrales sindicales europeas como el propio presidente del Ejecutivo comunitario, Jean Claude Juncker, incidían en línea con lo manifestado por la consejera San José en que la declaración de esta cumbre social no puede quedarse en “un poema” sino que debe contar con un plan de acción y medidas concretas. Juncker advirtió de que la Unión Europea se juega en ello “su credibilidad”, antes de firmar el documento de proclamación junto al presidente de turno del Consejo, Jüri Ratas, y el presidente de la Eurocámara, Antonio Tajani. “No es un poema, es primero un programa de principios y después un programa de acción”, dijo Juncker.