DONOSTIA - No por intuido el golpe es menor. La última reunión del periodo de consultas entre el comité de empresa y la dirección de Fagor CNA Group finalizó sin acuerdo, lo que significa que Arrasate perderá una de sus emblemáticas fábricas y que unos 145 trabajadores se verán de un día para otro sin empleo. La idea de la empresa es abrir cuanto antes las negociaciones con posibles inversores interesados en relanzar la compañía y se marca con reto hacerlo antes de que finalice este mes.
La hoja de ruta marcada por el grupo industrial desde el inicio de la crisis se ha cumplido con rigor. A pesar de los continuos encuentros mantenidos entre directivos y trabajadores en el último mes, plazo que establece la ley para negociar el ERE de extinción de contratos presentados, ambas partes no han hallado puntos en común, ante lo que prevalece la decisión empresarial. En este caso, el desencuentro se traduce en el cierre de la factoría de Garagartza en Arrasate, que el grupo catalán ha considerado responsable de las pérdidas sufridas. La producción de lavadoras, por tanto, desaparece de la oferta de Fagor CNA, y todo apunta a que ocurrirá lo mismo con los hornos y placas.
CNA Group defiende que este cierre es imprescindible para garantizar la actividad industrial del grupo en Euskadi, donde quedará la fabricación de ollas, termos y calentadores que se desarrollará en las factorías que el grupo industrial tiene y mantendrá en Eskoriatza y Basauri.
La desaparición de la actividad en Arrasate exige, asimismo, una reestructuración de la plantilla actual, y CNA Group anunció ayer que ya ha iniciado el envío de las comunicaciones a los 145 trabajadores a los que despedirá para quedarse con un equipo conformado por 163 profesionales. Estas medidas resultan necesarias, según aseguró ayer el grupo, para “poder iniciar conversaciones con un posible inversor ante del próximo 30 de octubre”.
Esta fecha es la establecida como final del preconcurso de acreedores que daría paso a la presentación obligatoria del concurso de acreedores. Por otro lado, CNA Group comunicó a los representantes sindicales que, a pesar de que “la compañía se encuentra atravesando un momento económico difícil”, a lo largo de la presente semana ha previsto proceder al pago de la nómina de septiembre de manera parcial.
La plantilla recibió esta decisión empresarial con enfado, y aseguró que no aceptará los despidos anunciados puesto que considera que es una cifra susceptible de reducirse.
El presidente del comité de empresa, Ricardo Pérez, ofreció ayer una rueda de prensa en la que mostró la oposición de la plantilla a la apuesta industrial que plantea la compañía.
Pérez consideró que la actividad que cesa es “la de mayor valor añadido” y, tal como defiende el comité de empresa desde el principio de esta crisis, puede volver a beneficios siempre y cuando se invierta en modernizarla y adaptarla a las nuevas tecnologías.
Con respecto a los despidos, el comité de empresa avanzó que la idea de CNA Group es mantener a los mayores de 55 años dado que la dirección “no quiere costear” los gastos derivados de enviarlos al paro, Además, el colectivo de empleados “polivalentes” que pueden desarrollar su trabajo en diferentes puestos se encuentra también más próximo a proseguir en la firma. El comité no descarta impugnar el ERE por defectos de forma para intentar evitar su aplicación.