bilbao - La Naval vive una situación muy delicada, pero no todo son sombras. A falta de que se definan las ofertas por el astillero entre las que deberá elegir el administrador concursal, la vía Manuel Del Dago vuelve a estar encima de la mesa. El empresario asturiano aterrizó en Madrid el pasado miércoles, según ha podido saber DNA, con la intención de terminar de poner en marcha las líneas de financiación que le permitan hacer una oferta sólida por la empresa de Sestao. Responsables de la propia Ingeteam, uno de los socios principales de La Naval, reconocen que saben “por terceros” que Del Dago va a presentar una oferta, un movimiento que podría producirse incluso antes del 7 de octubre, fecha límite para la entrada en concurso de acreedores.
El verano ha transcurrido en Sestao a la espera del singular multimillonario, nacido en Cangas de Onís (Asturias) pero con residencia habitual al otro lado del Atlántico. Cumplidos los 90 años, de joven trabajó como pastor de ovejas en su tierra natal para hacer fortuna después en Colombia y Estados Unidos en los sectores agrícola, maderero y naval. Es accionista de La Naval a través de Naviera del Nervión -controla el 10% de las acciones- y a finales de julio ya se mostró dispuesto a inyectar el capital necesario para salvar la empresa, incluso afirmó que la operación iba “por buen camino”.
Su regreso para rubricar la adquisición del astillero se esperaba para mediados de agosto, pero ya en los últimos días del mes pasado se confirmó la solicitud de concurso de acreedores por parte de los socios mayoritarios -Astilleros Murueta e Ingeteam- ante la falta de noticias del inversor asturiano.
Desde entonces la opción Del Dago ha pasado a un tercer plano, más aun después de las desagradables noticias que se han vivido en la histórica empresa de Ezkerraldea, con el intento de robo de un barco en construcción incluido. El hecho es que el papel que pueda jugar el empresario asturiano sigue siendo una incógnita pero, según ha podido saber este periódico, tras su marcha a finales de julio ha regresado a Madrid esta misma semana. Lo ha hecho para continuar con los trámites, iniciados en Medellín (Colombia), que le permitan disponer de las herramientas de financiación necesarias para ir a por La Naval, una operación complicada por los volúmenes de dinero que se manejan -la ampliación de capital aprobada en junio abarca una horquilla de entre 30 y 42 millones-.
La envergadura de la operación, unida a la particular manera de llevar los negocios del asturiano -es su hija la que controla de forma habitual sus inversiones- han estirado mucho el proceso. Pero fuentes cercanas al empresario señalan que su intención es que esta vez no se escape ningún detalle para poder tener una oferta de garantías cuanto antes.
En esa dirección apuntan las informaciones con que cuenta la dirección de Ingeteam, que tiene en sus manos el 38,5% del capital de La Naval. La dirección de la ingeniería sabe “por terceros” que Del Dago va a presentar una oferta para convertirse en el accionista mayoritario y que incluso podría moverse antes de que se declare el concurso. No se descarta por ello negociar con él el traspaso de acciones siempre que presente un plan industrial que garantice el futuro del astillero.
Por ahora y pese a que Del Dago ha presidido el consejo de administración a través de Naviera del Nervión hasta la semana pasada, la dirección de Ingeteam no ha tenido ningún contacto con el asturiano y desconoce cuáles son sus pretensiones. La relación es muy fría. Cuando Del Dago dijo que iba a inyectar el dinero que necesitaba La Naval, el equipo de Adolfo Rebollo se vio entre la espada y la pared. “El Gobierno Vasco, la Diputación, el comité y la dirección del astillero nos dijeron que remásemos hacia esa ciaboga o que por lo menos no impidiéramos la operación. Eso hicimos a pesar que de que no nos había contado sus planes y sigue sin hacerlo y a pesar de que Del Dago dejó claro que no nos quería como socios, que solo contaba con Astilleros Murueta como socio tecnológico”, aseguran desde Ingeteam.