Bilbao - La Naval encara unas jornadas en las que deberían llegar noticias del empresario Manuel Del Dago. Hoy se cumple el plazo de tres semanas que pidió el inversor el 27 de julio para cerrar la compra del astillero, una operación vital tanto para la empresa sestaoarra como para el conjunto de Ezkerraldea. Aunque la decisión de Del Dago parece firme, las complicaciones que han surgido a la hora de ejecutar la inversión han ido retrasando el acuerdo y alimentando la incertidumbre.
El empresario nacido en Cangas de Onís -reside en Miami y Colombia- aseguró poco antes de abandonar el Estado en esa última visita de finales de julio que los trámites para adquirir La Naval van en la dirección correcta. “La cosa va bien”, indicó antes de subirse al avión de vuelta al continente americano. Es más, las explicaciones a la plantilla y a las instituciones vascas hacen pensar que su esperado regreso a Bilbao podría ser ya para cerrar la operación de manera definitiva.
La Naval tiene una deuda de 150 millones de euros y necesita una inyección de 42 millones para poder hacer frente a las pérdidas acumuladas, una cantidad de la que Del Dago aportaría al menos el 80%. Un mal cálculo a la hora de presupuestar los últimos buques, que han costado más de lo cobrado al armador, y al fijar los plazos de construcción han llevado al astillero a una situación financiera delicada que pone contra las cuerdas incluso los cuatro barcos que se están construyendo en estos momentos en Sestao.
No parece que la actividad esté en riesgo dada la determinación mostrada por el empresario asturiano, que está convenciendo a los armadores para adelantar el dinero necesario para finalizar los buques en cartera. De momento se ha hecho así con la empresa holandesa Tideway, para la que se está armando un cablero.
En cuanto al resto de buques encargados, las negociaciones van por buen camino y dirección y sindicatos confían en poder cerrar una operación similar con la firma de Rotterdam Van Oord, para la que se están construyendo dos dragas, que permita seguir trabajando y evitar la liquidación. En todo caso, las dificultades para pagar a las contratas han dejado en mínimos el volumen de empleo indirecto -unos 350 operarios en estos momentos frente a los 1.800 de hace unos meses-, aunque una parte podría recuperarse si como se espera se retienen los barcos previstos.
“La situación es crítica. Se están sorteando los problemas para pagar a los proveedores pero cuanto más tiempo pase peor”, señala a este periódico un miembro del comité del sindicato UGT en referencia a la tensa espera a la que está obligando Del Dago. El empresario asturiano reiteró en su última visita su disposición a reflotar el astillero, en el que ve un negocio con futuro. El problema ha surgido a la hora de llevar a cabo la inversión, que Del Dago quiere respaldar a través de un nuevo entramado financiero desde Colombia.
“No queda más remedio que esperar. Podría ser esta semana o la que viene, estas cosas nunca son exactas”, reflexiona el sindicalista, que dice que el astillero sigue de momento pagando a los trabajadores con normalidad.
En pleno mes de agosto, no es descartable que Del Dago opte por esperar a septiembre para volver a dejarse ver, lo que ya sí abriría una fase contrarreloj para evitar la quiebra puesto que en octubre finaliza el plazo legal para el preconcurso. En cuanto a posibles medidas de ajuste, como la opción de reactivar el ERE, desde CCOO se emplaza a esperar a que Del Dago se pronuncie. Un plantón del empresario de Miami sí que empujaría al astillero de Sestao al precipicio y desencadenaría un proceso de consecuencias imprevisibles tanto para la plantilla directa como para el conjunto de la actividad de la Margen Izquierda.