bilbao - La contratación indefinida vuelve a crecer en Euskadi y todo apunta a que este año se superarán de forma holgada los 65.000 contratos fijos de 2016. Es un volumen considerable pero insuficiente para contrarrestar el aumento de la temporalidad en el mercado de trabajo. Lanbide detecta en este sentido que los nuevos contratos indefinidos tienen “poca solidez” y su duración es cada vez más limitada, lo que impide que la reducción de la temporalidad se consolide. El Servicio Vasco de Empleo apunta a las reformas laborales y a “cierta picaresca” por parte de empresarios para hacerse con las subvenciones asociadas a la generación de empleo estable como principales causas de este acortamiento del contrato indefinido.
Desde mediados de 2013, la recuperación ha ido fortaleciendo la modalidad de contrato indefinida, directamente ligada a las expectativas económicas de los empresarios. Todavía son una minoría en comparación con el volumen total, pero al cabo del año pasado el total de contratos fijos ascendió a 65.000, cifra que se va a rebasar este ejercicio -hasta mayo el incremento interanual es del 13,7%-.
“Contrariamente a lo que se suele comentar el número de contratos indefinidos no es bajo”, se indica en un informe elaborado por el gabinete técnico de Lanbide, que pone el foco en el hecho de que, a medio plazo, el efecto de estos contratos se diluye en las cifras globales del mercado laboral. “El problema parece radicar en la poca solidez de estos contratos indefinidos. Si estos contratos fuesen realmente estables en cuatro años se lograría afianzar la relación contractual de los 200.000 ocupados con contrato temporal y esto no es así”, expone el informe.
En otras palabras, si todos o una parte mayoritaria de los nuevos contratos se mantuvieran en el tiempo se registraría un descenso sólido de la tasa de temporalidad -el porcentaje de trabajadores temporales sobre el conjunto de ocupados-. Sin embargo, esta tasa se mantiene próxima al 24% en la CAV, según el INE, y apenas ha bajado unas décimas en los últimos trimestres. En la primera fase de la recuperación se produjeron incluso algunos repuntes en la media.
Aunque los servicios de empleo no registran la duración media de los contratos indefinidos, Lanbide aporta algunos números vinculados a esta reflexión. De los 65.500 contratos fijos formalizados a lo largo del año pasado, al menos el 13% se deshicieron antes del 31 de diciembre. Esos 8.700 contratos indefinidos que no terminaron el año se corresponden con 3.900 personas que firmaron un nuevo contrato fijo y otras 4.800 que lograron, tras ser despedidos, un nuevo empleo temporal. No hay forma de contabilizar el número de trabajadores que perdieron un contrato fijo suscrito el año pasado sin conseguir reengancharse al mercado laboral ese mismo año. En todo caso, la tasa de empleo indefinido perdido en el año supera el 13%, aunque los registros oficiales impiden un cálculo exacto.
Que el trabajo fijo ya no es para toda la vida es una máxima conocida, más aun después de la fuerte rebaja del coste del despido aprobada por el Gobierno español en la última reforma. “Las reformas laborales han rebajado los mecanismos que dotaban de estabilidad al contrato indefinido, siendo menor la distancia real entre el contrato temporal e indefinido. La realidad desacredita la tesis de la supuesta rigidez de mercado laboral en el Estado”, señalan los técnicos.
Desde Lanbide se apunta también a una “cierta picaresca” por parte de algunos empresarios que buscan las bonificaciones asociadas a los contratos indefinidos sin un interés real de consolidar un puesto de trabajo. También se recuerda que es natural que se produzcan cambios en las necesidades de las empresas que les obliguen a deshacer una parte de los contratos indefinidos previstos.
926.599. Es el número total de contratos firmados en la CAV el año pasado, repartidos en 284.497 personas. 65.530 contratos fueron indefinidos.
Ocupación. El año pasado Euskadi ganó 17.000 afiliados a la Seguridad Social. La ocupación se mueve a ritmos mucho menores que la contratación.
13%
Casi 8.700 personas firmaron un contrato indefinido, fueron despedidos y firmaron un nuevo contrato en 2016. No hay registros sobre los despedidos con contrato fijo que no encontraron otro empleo.