bilbao - El consejero de Hacienda, Pedro Azpiazu, enfrió ayer las expectativas de los empresarios en torno a una rebaja de los tipos del Impuesto de Sociedades. Durante una conferencia organizada por Adype -la Asociación de Directivos y Profesionales de Euskadi- y un día después de reclamar el presidente de la patronal vizcaina que se equipare la tributación de las pymes a la de las cooperativas, Azpiazu aseguró que los tipos de Sociedades ya están “bastante bajos” en Euskadi en comparación con los de Alemania, Reino Unido o Francia.
Rechazó asimismo que los cambios fiscales que está previsto aprobar antes de fin de año tengan un objetivo exclusivamente recaudatorio “para esquilmar la actividad económica”. En ese sentido afirmó que el impacto del tributo que grava los beneficios empresariales es menor en las haciendas forales que en territorio común. “En el Estado, en 2016 la recaudación de Sociedades en el conjunto de la recaudación significa en torno al 12%, y en Euskadi es en torno al 7%. Eso es una prueba de algodón”, dijo.
Fue una respuesta directa a Iñaki Garcianuño, que ayer fue reelegido por otros cuatro años como presidente de Cebek. También se refirió el consejero a esta cuestión en la asamblea de los empresarios vizcainos, en presencia de Garcinuño, donde defendió que la fiscalidad debe mantener un equilibrio entre la necesidad de garantizar ingresos públicos para mantener los servicios sociales y las políticas de impulso de la economía.
Azpiazu aseguró en ese sentido que las haciendas forales vascas están abordando una reforma fiscal “de fondo”, de carácter “estructural”, y que por eso es necesario afrontar el debate “con sosiego” de cara a alcanzar el consenso que se necesita para su aprobación. El encargado de gestionar los recursos económicos del Gobierno volvió a dar de este modo un enfoque distinto de los cambios que están debatiendo las diputaciones, que hablan de retoques donde el Ejecutivo plantea una revisión más integral. La reflexión se produjo además dos días después de que el diputado general de Bizkaia, Unai Rementeria, defendiera durante su visita a Londres la necesidad de diseñar un Impuesto de Sociedades que favorezca la competitividad.
Y ahí también la música de las administraciones vascas suena algo diferente. Si el mensaje de Rementeria deja entrever cierta predisposición a rebajar el Impuesto de Sociedades, el consejero de Hacienda considera que no hay mucho margen. Azpiazu no cerró en cualquier caso la puerta a que se puedan retocar las deducciones de cara a abaratar la factura fiscal de las compañías. También se posicionó en esa línea el diputado de Hacienda de Bizkaia, José María Iruarrizaga, a preguntas de los empresarios vizcainos, muy interesados en conocer el recorrido de los cambios que ultiman las tres diputaciones y de las palabras de Rementeria en Londres. Todo apunta a que se introducirán nuevos incentivos fiscales en el tributo de Sociedades, deducciones a cambio de inversiones productivas y a la creación de empleo. Una fórmula ya explorada y en torno a la que existe un consenso básico en las tres haciendas forales.
Sin embargo, quedó la sensación de que el Gobierno Vasco se mueve en diferentes términos que las diputaciones, sobre todo que la vizcaina. De todas formas, cualquier modificación tiene que ser aprobada en las juntas generales de los tres territorios históricos. PNV y PSE tienen los votos suficientes para conseguirlo en Gipuzkoa y Bizkaia, mientras que en Araba sería necesario sumar a otro partido para hacerlo. La partida se juega de este modo en varios campos. Se está cocinando la reforma en las diputaciones y en los foros de coordinación tributaria para que haya armonización en los cambios en los tres territorios. Y todo ello sin perder de vista que es necesario encontrar apoyos más allá de los dos partidos que gobiernan en coalición en el Gobierno Vasco y en las tres diputaciones.
El precedente de la anterior reforma fiscal, que entró en vigor en 2014 con los apoyos del PNV, PSE y PP, señala un camino a explorar. Queda todavía unos meses para llegar a ese escenario. Los plazos que se manejan son presentar los cambios después del verano y aprobarlos antes de fin de año para que entren en vigor en 2018.
De momento todo son conjeturas pero el presidente de la patronal vizcaina, Iñaki Garcinuño, insistió ayer en la necesidad de “utilizar” el Concierto Económico, la autonomía fiscal vasca, para dar “ventaja competitiva” a las empresas.
Lo hizo también en el marco de la asamblea de Cebek poco después de ser reelegido para otro mandato de cuatro años y tras aplaudir el acuerdo del Cupo alcanzado la semana pasada entre Euskadi y España. También destacó la “estabilidad política” que genera la previsible aprobación de los Presupuestos del Estado.
La consejera de Desarrollo Económico, Arantxa Tapia, presidió en el plano institucional el acto de la patronal vizcaina, ante la ausencia del lehendakari, que se reunió ayer con el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, y de Unai Rementeria, que sigue de viaje oficial por las islas británicas.
Tapia respondió directamente a la petición de Garcinuño de poner la fiscalidad al servicio de las empresas: “La política fiscal, como decía el presidente [de Cebek], tiene que contribuir, pero tenemos que ser todos muy conscientes de que lo tenemos que hacer de la mejor manera posible”.
Fue más tarde, en el turno de preguntas de los empresarios, cuando se avivó el debate fiscal con varias preguntas a Pedro Azpiazu y José María Iruarrizaga. Ambos afirmaron que los cambios que se acometan los próximos meses “garantizarán la competitividad” de las empresas.