sevilla - Con un coste de 1.100 euros por español y las dudas sobre si España puede permitirse una red de 3.240 kilómetros de AVE, la segunda más grande del mundo sólo por detrás de China, la apuesta pública por su desarrollo no cesa. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, anunció ayer, coincidiendo con el 25 aniversario de la alta velocidad en España, una inversión de 500 millones de euros para adquirir 15 trenes, que sumada a la ya prevista en noviembre supondrá una cifra global de 1.300 millones.
Además de sus elevadas dotaciones presupuestarias, el AVE se ha visto salpicado en los últimos tiempos por otras sombras como la corrupción y los sobrecostes en varias licitaciones, así como por la paralización de los nuevos corredores debido a problemas técnicos, algo que no impidió que Rajoy hiciera este rimbonante anuncio en el acto conmemorativo del aniversario de la alta velocidad, celebrado en la estación sevillana de Santa Justa, hasta donde se desplazó desde Madrid en el mismo tren que hizo el primer trayecto comercial entre estas dos ciudades. Un viaje conmemorativo en el que el presidente estuvo con el ministro de Fomento, Iñigo de la Serna, los presidentes de Adif y Renfe y otras autoridades y trabajadores de la empresa, entre ellos los dos maquinistas que llevaron los AVE de Madrid a Sevilla y de Sevilla a Madrid el 21 de abril de 1992. El jefe del Ejecutivo, que fue recibido en la estación por la presidenta de la Junta, Susana Díaz, también anunciar una campaña promocional con motivo de este aniversario por la que se pondrán a la venta 250.000 billetes de AVE a un precio de 25 euros.Posteriormente, en un acto organizado por la Cadena Ser para conmemorar esta efeméride, Rajoy recalcó que la Alta Velocidad es una iniciativa compartida y continuada “por gobiernos de colores bien distintos”, y apostilló: “La apuesta estratégica por el AVE ha sido y es política de Estado”.
herramienta política Tras asegurar que su gobierno tiene “la determinación” de dar continuidad a lo que es “una de las historias más positivas de la España de estas décadas”, destacó el “simbolismo” de la participación en este mismo foro del expresidente Felipe González, que inauguró el primer AVE “en una decisión que ahora parece fácil pero que antes no lo era tanto”. Y así lo corroboró el propio González, quien antes de que Rajoy clausurara el acto relató aquella experiencia y subrayó que la política es siempre “una obra inacabada” porque plantea desafíos, entre ellos el de mantener la cohesión social porque “si ésta no es sostenible, no es sostenible la economía”. En esa misma línea, Rajoy resaltó que el AVE ha contribuido a vertebrar territorialmente España, al desarrollo socioeconómico y a la creación de empleo, así como a la proyección exterior de empresas y a la sostenibilidad del transporte.
Rajoy hizo una defensa del trabajo “duro” que ha realizado España en sus infraestructuras, pues cuenta con la primera red europea de autovías y autopistas, es el cuarto país del mundo con mejor estructura ferroviaria y tiene la segunda red mundial de Alta Velocidad.
escándalos y corrupción Más allá de estos datos y de las cifras -las presupuestadas en documentos oficiales-, una parte de los proyectos de Alta Velocidad licitados acaban incorporando sobrecostes que encarecen las obras. El Tribunal de Cuentas publicaba recientemente un informe en el que advertía de que la línea de Alta Velocidad que conecta Barcelona con Francia tuvo una desviación presupuestaria de un 18% frente a lo inicialmente estimado. En cifras redondas, 600 millones de euros.
Por otro lado, el informe avisa de pagos no justificados de 133 millones de euros por parte de la entidad pública Adif -responsable de la infraestructura ferroviaria- en la construcción de la estación barcelonesa de La Sagrera, que la propia compañía puso en manos de la Fiscalía. Esta denuncia se saldó con la detención de 14 empleados del grupo público y supuso la mayor vinculación de un caso de corrupción con el AVE en estos 25 años de historia. - DNA
“Todos los corredores en España son deficitarios y toda la evidencia empírica disponible muestra que en ningún caso alcanzamos el umbral de rentabilidad social. Se necesitarían volúmenes de demanda en los corredores muy superiores a las cifras actuales para justificar la inversión”, sostiene el catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Las Palmas.