BRUSELAS - Los países de la eurozona dejaron claras ayer sus reservas ante la apuesta de la Comisión Europea de poner en marcha un estímulo fiscal de hasta 50.000 millones de euros adicionales, un esfuerzo que quiere que asuman los socios con mayor margen fiscal, como Alemania, mientras que otros como España reducen su déficit público. La apuesta por la austeridad sigue estando en el eje de la política de los países centrales de Europa y la iniciativa del Gobierno comunitario para intentar impulsar la economía con más gasto no parece gustar.

Los ministros de Economía y Finanzas de los países del euro debatieron por primera vez la propuesta de la Comisión Europea (CE) para impulsar una “posición fiscal positiva”, en concreto, a través de un estímulo de hasta 50.000 millones de euros, el equivalente al 0,5 % del PIB de la eurozona.

La idea es que los países con margen fiscal -Alemania, Holanda y Luxemburgo- lo utilicen para impulsar la inversión y estimular la demanda interna de modo que se potencie el crecimiento, mientras que aquellos con estrecheces fiscales, como España, deben seguir aplicando reformas para atajar el tema.

Pese a las estrecheces fiscales, España se niega a recortar el gasto público y el ministro español de Economía, Luis de Guindos, fía el cumplimiento de los objetivos de déficit a un aumento de los ingresos fiscales que, en parte llegarán por la vía de las subidas de impuestos, y en mayor parte, por el esperado crecimiento del PIB. De hecho, Luis de Guindos aseguró ayer que España entrará con una “inercia fuerte” en 2017 que alimentará el crecimiento económico y aseguró que espera una aceleración en la creación de empleo en el cuarto trimestre de este año. - Efe