BILBAO - Los agentes sociales vascos dieron ayer un primer paso de cara a normalizar las relaciones laborales en Euskadi. La cosecha de la negociación colectiva de los últimos años ha sido muy limitada por el enfrentamiento entre los dos principales interlocutores a ambos lados de la mesa, ELA y Confebask. Esos dos bloques de hielo se sentaron ayer junto con los otros tres grandes sindicatos en el Consejo de Relaciones Laborales y juntos pusieron una pista de aterrizaje para el blindaje de los convenios colectivos vascos.
Todos coincidieron en que hay base para cerrar en enero el acuerdo que naufragó en los dos intentos anteriores y, más allá de que se trata de una cuestión que afecta a decenas de miles de trabajadores vascos, la temperatura del diálogo social sube tras casi dos décadas sin un gran pacto laboral en Euskadi.
Si como todo apunta se plasma esa sintonía en un documento habrá una base sólida para nuevos puntos de encuentro en el futuro. Sin embargo, si la negociación colectiva continúa bloqueada el nuevo mecanismo quedará vacío de contenido porque tendrá poca materia que blindar. Se ha empezado a construir la casa, pero no será habitable hasta que todos los muebles estén colocados y todavía no se ha concretado ni el estilo básico de la decoración. Con todo hay optimismo de cara al acuerdo y se alimenta la posibilidad de un cambio de registro en las relaciones laborales vascas.
sin foto del encuentro No hubo imagen del deshielo porque se impidió -al parecer a petición de Confebask- que la prensa gráfica sacara la tradicional foto de inicio de la reunión, que tenía el ingrediente amargo del intento de participar en la cita por parte de la patronal alternativa Garen. Pero las declaraciones a la salida dejaron entrever el cambio de clima y una grieta por la que se pueden colar nuevos acuerdos en el futuro.
El gesto que hizo que la reunión fuera un éxito lo realizaron los empresarios, que presentaron un documento de cinco puntos en torno al que se negociará. Confebask renunció finalmente a exigir a ELA que sea más proactivo en la negociación colectiva a cambio del blindaje de los convenios vascos.
De ese modo, el sindicato abertzale vio cumplidas las dos expectativas con las que acudía al encuentro. Por una parte prevalece el marco vasco frente al estatal y por otra no se intenta recortar su margen de maniobra y su capacidad de movilización apelando a la “paz social”. LAB, Comisiones Obreras y UGT también se encontraron cómodos en ese escenario. Como fruto se pusieron los cimientos para un compromiso de que todos los convenios que se firmen en Euskadi estén protegidos ante el mecanismo de la reforma laboral que impone condiciones estatales en los pactos que no se renuevan antes de que concluya su vigencia.
Esa será una de las claves de la negociación, el plazo que se dan patronal y sindicatos para mantener las cláusulas pactadas en convenio antes de que decaigan. La reforma laboral del PP en 2012 limitó a un año la ultractividad, que hasta entonces era indefinida. Los sindicatos intentarán alargar el intervalo lo máximo posible mientras que Confebask se agarra en su documento al plazo “legalmente establecido”.
Otra de las cuestiones a debate es qué ocurre con los acuerdos colectivos que ya se han estatalizado: si se rescatan directamente o si se espera, como plantea la patronal, a su renovación para acercarlos a las condiciones laborales vascas. Los sindicatos se han comprometido a presentar sus aportaciones al planteamiento de Confebask antes del día 16 y se abrirá a partir de ese momento un plazo de tres semanas para analizar las propuestas que se crucen. La siguiente reunión se celebrará el martes 10 de enero y de una forma u otra todos los agentes implicados afirman que el proceso no debería prolongarse mucho más allá de esa fecha.
El representante de Confebask en la negociación, Jon Bilbao, incluso miró al día después del acuerdo y recordó que si no se desbloquea la negociación colectiva “no hay nada que proteger”. Joseba Villareal (ELA) defendió la misma tesis y aseguró que el posible acuerdo “no desbloquea nada si los convenios no se renuevan”. Ambas organizaciones tienen en sus manos la llave de la casa y si no abren la puerta no podrá ser amueblada.