vitoria - El Gobierno Vasco consiguió ayer por primera vez en la historia financiarse cobrando a los inversores. Euskadi colocó una emisión de deuda pública de 120 millones a dos años con una rentabilidad negativa del 0,03%, lo que implica entrar en un terreno que no había pisado hasta ahora ninguna comunidad autónoma. El Estado español consiguió entrar el año pasado en ese selecto club de los niveles de financiación más bajos jamás registrados, que se abrió en 2012 a economías del tamaño de Alemania o Japón, y al que han ido accediendo otros países europeos a causa de la política monetaria de la eurozona.

Solo el Reino Unido y Estados Unidos habían alcanzado esa posición de confort en la financiación antes de la crisis. Y lo hicieron durante la Gran Depresión, la crisis de 1929.

Llega el turno de entrar en esa elite para Euskadi, penalizada por la regla que impide a una unidad territorial tener una nota crediticia mucho más elevada que el Estado al que pertenece y por el castigo que ha recibido España en los mercados.

A pesar de todo, la CAV ha demostrado durante al crisis su fortaleza financiera y es uno de los alumnos aventajados en la compleja asignatura del control del déficit.

El País Vasco es la segunda comunidad con deuda más baja (15,6% de su PIB) y tras el hito de la financiación negativa conseguirá reducir la factura de los intereses en el futuro. Cuando tenga que devolver dentro de dos años el dinero de la última emisión a los inversores, no solo no habrá pagado intereses, además se quedará una pequeña cantidad, unos 36.000 euros, por el tipo del -0,03.

La cuestión es por qué un ahorrador acepta perder un pellizco del dinero que presta a un Gobierno. Lo cierto es que no es una práctica habitual y desde luego las familias no se mueven en esa dirección. En el actual contexto de tipos de interés y rentabilidad bajos, instituciones y fondos están apostando por la deuda pública como refugio en medio de la volatilidad bursátil. Los tipos de los bancos centrales no dejan de ser una referencia sobre el valor de la moneda: el precio oficial del dinero. De modo que no es descabellado pensar que, cuando se reintegre el préstamo, la inflación habrá hecho que ese dinero tenga un mayor valor. Además, hay bancos que optan por este tipo de inversión con penalización pero sin riesgo para no ser señalados por el Banco Central Europeo por no hacer circular el exceso de liquidez actual.

Hay más motivos para pagar por invertir en deuda pública, como cubrir pérdidas en Bolsa con un valor seguro. Sin embargo, para llegar a la financiación negativa, la Administración que se endeuda debe dar muestras de una gran fortaleza financiera y que el inversor tenga más interés en comprar que el emisor en vender.

En esa situación está Euskadi, que ha contado con Norbolsa, la sociedad de valores de las tres antiguas cajas de ahorro vascas en esta emisión. Desde el Departamento vasco de Hacienda se destacó que Euskadi “ha alcanzado un hito histórico en la gestión de su endeudamiento” tras este “mínimo histórico en términos de coste de financiación”.

La anterior emisión de deuda del Gobierno Vasco se produjo en marzo de 2016, cuando se colocaron cerca de 496 millones de euros en bonos a 10 años. El tipo de interés fue del 1,75%. En abril se pidió otro crédito de 250 millones y desde entonces la máquina del endeudamiento de Euskadi ha estado parada. Con los 120 millones emitidos este mes, la deuda de Euskadi ha aumentado este año en 866 millones, mientras que los Presupuestos contemplaban un crecimiento de 1.231 millones.

A falta de un mes y medio para el cierre del año, hay un margen de 365 millones al que el Ejecutivo vasco recurrirá si es necesario. La situación es inmejorable para volver a tocar la puerta de los mercados antes de fin de año. La solvencia económica y el entorno de tipos favorables había permitido hasta el momento unas “excelentes condiciones de financiación”, afirmaron ayer fuentes del Departamento de Hacienda.

De cara al futuro, todo apunta que el nuevo ciclo en el que entra Euskadi permitirá una sensible rebaja en los costes de financiación. Lo que no cambiará será la “prudencia” en la política financiera, “cuyos objetivos generales son la diversificación de la financiación, minimización del coste del endeudamiento y coordinación del endeudamiento con acciones de política económica”.

En opinión del Ejecutivo, la CAV ha logrado en los últimos años “consolidar su acceso a los mercados de capitales, reforzando su fiabilidad incluso en momentos de elevada volatilidad”. De este modo, ha conseguido “una elevada demanda de inversores institucionales nacionales e internacionales en unas condiciones de financiación muy atractivas”.

866

millones de euros es la deuda contraída por el Gobierno Vasco en lo que va de año. En marzo se emitieron 496 millones en bonos a diez años y un mes después se pidió un crédito por 250 millones. Tras los 120 millones emitidos este mes, todavía hay un margen de endeudamiento de 365 millones de euros.