madrid - El Gobierno español puede perder una gran oportunidad para impulsar la reindustrialización en el Estado español al eliminar el Ministerio de Industria, diluyendo su actividad en el Ministerio de Economía, que dirige Luis de Guindos, y separando la industria del área de la energía y la digitalización, pues estas dos últimas actividades quedarán englobadas en un nuevo ministerio, al mando de Álvaro Nadal, junto con el Turismo, sector que dado el peso que tiene en España, primará sobre los anteriormente citados a la luz de la experiencia del último Ejecutivo del PP. Esta es la impresión de sectores empresariales vascos que no se atreven a decir en público lo que el sindicato CCOO sí ha dicho: “Esta decisión es un error”.
Fuentes industriales vascas consideran que “aumentar el peso de la industria en el PIB hasta el 20% en 2020 como propone la Unión Europea debería ser un objetivo de Estado”. Y este es uno de los grandes retos que tiene el nuevo Ejecutivo español en dicho ámbito. Los responsables de los asuntos industriales y energéticos, Luis de Guindos y Álvaro Nadal, respectivamente tienen encima de la mesa, entre otros, asuntos tan importantes como poner en marcha un nuevo plan PIVE para los automóviles, articular medidas coordinadas con Europa en apoyo del sector siderúrgico, apostar por elevar el I+D en las empresas, apoyar la Industria 4.0, buscar soluciones a los altos costes de la energía para la industria, resolver quién paga el bono social eléctrico, hacer frente a los pleitos de los inversores por los recortes de primas a las renovables, seguir impulsando las mismas o supervisar el contrato ferroviario del siglo, entre otros muchos.
“En esta economía global hay que ganar competitividad si queremos defender un sector industrial potente y esto pasa por reducir desventajas locales como los precios energéticos, y apostar por la digitalización y por la tecnología”, señalan empresarios vascos. “Y esto no va a ser fácil sin un interlocutor único”.
El presidente español, Mariano Rajoy, parece haber olvidado que la diferencia entre los países con mayor nivel de desarrollo económico y los demás está, en líneas generales, marcada, entre otros aspectos, por el mayor peso de la industria en su economía. Y en este sentido es de preocupar el descenso continuo durante las últimas décadas de la participación de la industria en el PIB español pues en la actualidad se encuentra por debajo del 15%, tres puntos menos que la media de la UE, según el que fuera director general del Instituto vasco de Competitividad, Orkestra, y actual decano de la facultad de Derecho y Economía de la Universidad Camilo José Cela, José Luis Curbelo.
En este sentido, no hay que olvidar que el peso de la industria -el sector que genera el empleo más estable y mejor remunerado- en el PIB de España ha pasado de más del 30% en los años 70 del siglo pasado a menos de la mitad en la actualidad. Algo que denuncian desde distintos colectivos económicos y sociales.
El Consejo de Economistas españoles es uno de los que han manifestado la necesidad de incrementar el peso de la industria en el PIB y el asentamiento de las bases de un nuevo modelo productivo sostenible.
La necesidad de una reindustrialización de la mano de productos de mayor valor añadido y tecnología es algo que está pregonando la UE pero en España se ve como algo ajeno y donde las voces -la mayoría en Euskadi, con el Gobierno Vasco a la cabeza, que defienden la industria como un puntal básico del desarrollo- son minoría a la vista de las decisiones que se toman. Y ejemplos surgen todos los días. Todavía el sector siderúrgico está esperando una defensa cerrada de su actividad frente a las importaciones a precios de dumping de productos chinos y de otros países. También está esperando medidas gubernamentales para conseguir que un factor clave de la competitividad industrial como son los precios energéticos se sitúen al nivel medio de los principales competidores europeos, alemanes, franceses, británicos u holandeses.
Ahora con industria y energía en manos de dos departamentos distintos, con dos ministros diferentes, pretender una solución rápida, eficaz y coordinada para paliar el lastre de competitividad que supone la energía para la industria, entra casi en el terreno de la utopía, según industriales expectantes ante el rumbo que pueda adoptar el nuevo Ejecutivo Rajoy.
Hasta el sindicato Comisiones Obreras se ha dado cuenta del problema que supone diluir el Ministerio de Industria y separar en dos departamentos el tema industrial-energético. CCOO considera que la decisión del presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, de separar el departamento de Industria de los de Energía y de la Agenda Digital supone “un error político y estratégico”.
Para el citado sindicato, el presidente del Gobierno español “olvida” que para crear empleo de calidad e impulsar actividades de mayor valor añadido “conviene gestionar las políticas de forma coordinada”. Rajoy ha decidido, según CCOO disgregar las políticas que requieren de una especial “coordinación, cohesión y planificación” para conseguir que el país acorte la “importante brecha” que le separa de las economías desarrolladas en materia industrial. “Crear un nuevo ministerio para el sector energético y para la digitalización al margen de la urgencia de acometer una política industrial común es un error político y estratégico”. El sindicato dice tener la impresión que en la decisión de Rajoy han primado más que criterios objetivos de eficacia en la gestión, criterios políticos partidistas de repartos de poder en el seno del PP.
No hay que olvidar que aunque el Índice de Producción Industrial (IPI) cerró el pasado 2015 con un aumento anual del 3,4% desde 2008, con la crisis, se han perdido casi 50.000 empresas industriales, un 20% del total, y más de 800.000 empleos en la industria en el conjunto del Estado.
Retos pendientes. Defender la siderurgia frente a los precios de dumping chinos. Rebajar los costes energéticos para al industria hasta situarlos a niveles medios europeos. Impulsar la Industria 4.0 y el I+D. Articular medidas de impulso al automóvil como los denominados Plan PIVE. Resolver el apoyo a las renovables y hacer frente a los pleitos por los recortes de primas. Fijar quién paga el bono social eléctrico. Buscar sitio para el cementerio nuclear.
Crisis. Desde 2008 se han perdido 50.000 empresas industriales y más de 800.000 empleos en el sector.
15%
Peso del sector industrial en el Producto Interior Bruto español. Es la mitad que el alcanzado en los años 70 del siglo pasado.
Sectores
Industria1.898 euros
Construcción1.617 euros
Servicios1.581 euros