madrid - La economía española creció un 0,8% en el segundo trimestre respecto al primero. Es una décima más de lo que se había calculado inicialmente, pero esa mínima mejora no oculta una desaceleración que tiene en cuestiones como el consumo interno o la creación de empleo los síntomas más claros. El INE publicó ayer el dato desarrollado del PIB, que, más allá de la ligera corrección, confirma que el crecimiento se modera y que España entra en un nuevo ciclo.

En términos interanuales la economía creció un 3,2% entre abril y junio. Son dos décimas menos que en marzo y tres respecto a diciembre. Es el primer paso en un camino en el que la progresión del PIB se situará por debajo del 3% en el conjunto de este año y en torno al 2,3% el próximo.

La demanda interna es el apartado que más se resiente. El consumo de los hogares ha pasado de crecer un 1% en el primer trimestre al 0,7% del segundo. Sin embargo, donde más se nota el frenazo es en el gasto de las administraciones públicas, que cayó un 1,6% frente al incremento del 0,7% del arranque del año. Es difícil desligar esa evolución de la situación de interinidad del Ejecutivo español y de las políticas de austeridad. El ajuste presupuestario prometido en Europa ya asoma por la economía.

caída de la obra pública De hecho, el desplome en las licitaciones de obra pública pasa factura al sector de la construcción, que rompió la tendencia positiva de los tres trimestres anteriores y retrocedió un 0,7% en el segundo cuarto de este año respecto al primero. La evolución anual refleja la pérdida de fuelle del ladrillo, que hace doce meses avanzaba a ritmos cercanos al 6% y en junio apenas superaba el 2%.

Servicios es el sector que mejor resiste la ralentización de la economía y creció un 3,6% interanual, repitiendo la nota del primer trimestre. El comercio y la hostelería muestran un gran dinamismo, mientras las actividades inmobiliarias prosiguen con la mejoría iniciada en el Estado el año pasado y dan brío a todo el sector terciario.

La industria se mantiene en ritmos aceptables, con un repunte del 2,6%, una décima menos que en marzo, pero se aleja de las cifras del 3,8% que llegó a marcar el año pasado. La agricultura ha perdido gran parte de su empuje y está creciendo un 3,5% casi la mitad que a finales de 2015.

Las notas positivas llegan desde el ámbito del comercio exterior, que evita un mayor impacto en el PIB del frenazo de la demanda interna. Las exportaciones crecieron un 4,3% y las importaciones, un 2,7% entre abril y junio respecto al trimestre anterior. Ambos capítulos se incrementaron en más de un 6,5%, lo que explica en gran medida la solidez de la industria a pesar del descenso del consumo interno.

menor creación de empleo Todos los datos anteriores inciden en la evolución del empleo. Según los cálculos del INE, la economía española generó en el segundo trimestre del año 101.200 puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo, casi 51.000 menos que en el trimestre anterior. En el saldo anual se han ganado 484.300 empleos.

Respecto a la evolución de los próximos meses, el ministro de Economía en funciones, Luis de Guindos, pronosticó que el crecimiento “se va a mantener”, con un avance del PIB en el tercer trimestre similar al registrado en lo que va de año, pero advirtió de que “la inercia no dura para siempre” y se necesita un Gobierno en plenas funciones. Tras mostrar destacar que la economía mantiene su dinamismo, la CEOE señaló que “la incertidumbre del entorno exterior” podría afectar a la evolución de las exportaciones y advirtió de “cierta tendencia a la desaceleración” en todos los componentes de la demanda interna, por lo que cree que podría continuar disminuyendo su avance y, en consecuencia, el del PIB.