GASTEIZ - El Gobierno Vasco también ha tomado la decisión de anticiparse a “los problemas recaudatorios” que se avecinan y buscar una solución antes de que la cosa vaya a mayores. El lehendakari resaltó ayer la importancia de “saber priorizar el gasto público e invertir con rigor” en un contexto en el que todo apunta a que Euskadi no cumplirá las previsiones de ingresos.
Hay un serio riesgo de que se descuadren los Presupuestos de todas las aministraciones y, como ya anunció la semana pasada la Diputación de Bizkaia, el Ejecutivo peinará sus cuentas en busca de gastos que puedan aparcarse y se centrará en ejecutar las partidas prioritarias, con especial interés de cara a las ayudas que sostienen el estado vasco del bienestar y las que contribuyen a reactivar la economía y a crear empleo.
Esas son, a grandes rasgos, las líneas rojas que ha marcado el Ejecutivo vasco que finalmente ha optado por no esperar y pondrá la venda sin esperar a conocer el tamaño de la herida. En principio, hasta agosto -una vez cerradas las campañas del IRPF y del Impuesto de Sociedades- no será posible actualizar el objetivo de recaudación de cara a que el gasto no desborde los ingresos. Y aún entonces es posible que se cruce algún imprevisto, como ocurrió el año pasado con el precio del petróleo, y que lleve al traste la previsión.
Hay margen de maniobra. De hecho, el año pasado se salvó un desajuste entre previsión e ingresos reales de algo más de 200 millones de euros sin necesidad de revisar las Cuentas de Lakua. No se ejecutó todo el presupuesto y quedaron cerca de 660 millones de euros sin gastar.
control del gasto Son las denominadas inejecuciones, compromisos de gasto que no llegan a materializarse porque finalmente no son necesarios. Se logra un ahorro global a pesar de que los departamentos más estratégicos desde el punto de vista del gasto social -Empleo y Asunto Sociales, Educación o Sanidad- agotan sus recursos y rondan el cien por cien de ejecución, como ocurrió en 2015.
Con esa capacidad de control sobre el gasto y bajo la premisa del blindaje de los servicios más importantes de cara a los ciudadanos y las empresas, el lehendakari explicó ayer durante la visita a las obras de Arasur, la plataforma logística de Rivabellosa, la decisión de actuar ya para evitar un desajuste en las Cuentas.
“Somos conocedores de la existencia de problemas recaudatorios y por lo tanto presupuestarios” derivados de la crisis económica, pero también de reformas tributarias para las grandes empresas en España, reconoció Iñigo Urkullu.
Se refería a la rebaja en un 10% de los pagos anticipados del Impuesto de Sociedades aplicada por el Ejecutivo español, que afecta a las compañía que tributan bajo normativa de territorio común. De momento, las empresas vascas no han tenido que pasar por Hacienda -la campaña empieza en julio- y por ello no hay todavía ningún indicio sobre la salud de sus resultados.
Sí hay señales de la campaña del IRPF puede cumplir las expectativas y también se está recaudando más que el año pasado por un incremento de la actividad de los autónomos. Sin embargo, en los cuatro primeros meses del año se han ingresado 2.711 millones, un 0,3% menos que el año pasado en el mismo periodo, mientras que el objetivo es recaudar un 8% más, unos 550 millones. El desajuste es de momento de unos ocho millones, pero no se va a esperar más y se actuará antes de que la cifra crezca.
La vigilancia de los sindicatos para evitar que se trastoquen servicios básicos será estrecha. En esa línea, el secretario general de ELA, Adolfo Muñoz, acusó ayer al Gobierno Vasco de “priorizar los ámbitos estatales de negociación” porque le permite “cumplir los presupuestos y el déficit” mediante “licitaciones a la baja”, mientras que para las patronales vascas suponen “un chollo”. Muñoz añadió que “un gobierno como el de Gasteiz, que cumple el déficit y paga la deuda, tiene que hacer recortes” para conseguirlo.