Bilbao - Con poco más de 25 años de vida, Industria de Turbo Propulsores (ITP) ha despegado y se ha posicionado entre los mayores fabricantes mundiales de componentes de motores aeronáuticos. El grupo vasco, participado por Sener y Rolls&Royce, es socio de los grandes programas de aviación comercial, recuerda Ignacio Mataix (Madrid, 1962). El máximo responsable de ITP es licenciado en Derecho y Económicas por ICADE. Después de años de experiencia en el sector de banca, Mataix se incorporó a Sener en el 2000 y en 2004 a ITP.

¿Qué objetivos tiene ITP en su nuevo plan estratégico?

-El primero es crecer, tanto en ventas como industrialmente, especialmente en las plantas vascas de Zamudio y PCB Bilbao, instalaciones en las que casi vamos a duplicar la capacidad de producción. Además, de cara al futuro buscamos confirmar y hacer efectiva la diversificación que hemos iniciado estos pasados años. Queremos mantener nuestra importante cuota de mercado de más del 50% en los motores para los grandes aviones comerciales de doble pasillo en colaboración con Rolls. Pero también queremos aumentar nuestra presencia en motores más pequeños con el contrato con Pratt&Whitney y con Honeywell, con un motor para aviones de negocios del que hacemos unas 250 unidades al año. Gracias a la colaboración con estas dos empresas, además de con nuestro socio Rolls&Royce, ahora podemos decir que el riesgo que tenemos en ITP es de mercado porque ya hemos diversificado entre varios programas y motores. Y por último, un objetivo clave es que el crecimiento sea rentable. En empresas como la nuestra esto es todavía más importante porque hacemos inversiones cuantiosas con periodos de maduración a muy largo plazo, y por ello es clave crecer con rentabilidad para generar la caja económica suficiente para poder seguir invirtiendo en nuevos programas. La decisión de ITP es la de intentar participar en el mayor número de programas aeronáuticos en el futuro.

¿Cómo ve el mercado?.

-Nosotros esperamos que el mercado aeronáutico mundial siga como hasta ahora, o sea, creciendo, y creciendo por encima de la tasa de incremento del PIB mundial.

¿En qué números se concreta el plan estratégico de la compañía?

-Queremos superar los mil millones de euros de ventas en el horizonte de 2020 y vamos a invertir 650 millones de euros, de los que unos 80 serán para tecnologías básicas de cara a estar en condiciones de optar a motorizar los aviones que se lancen en 2025, y en nuevas tecnologías de materiales que permitan trabajar a mayores temperaturas. En I+D+i de los programas en marcha, unos 450 millones. Además vamos hacer inversiones importantes en nuestras fábricas para acometer el crecimiento, aunque ya hemos invertido 75 millones de euros en Zamudio para ser más eficientes y vamos a seguir invirtiendo. Y, además hay que sumar la nueva planta de PCB que vamos a construir en Sestao. En empleo, el grupo podrá contar con unas 3.500 personas en 2020.

¿Qué diferencia a ITP de sus competidores? ¿Qué desventajas tiene?

-Desventaja tenemos claramente una: el tamaño, que todavía es muy pequeño en este negocio. Pero antes de hablar de competencia hay que dejar claro que hay muy pocos competidores en el mundo capaces de hacer lo que hace ITP. Menos de cinco compañías son capaces de hacer un módulo completo de un motor para un avión grande, y estamos hablando de motores de más de 30.000 libras de empuje. Como ventaja competitiva en un mercado global hay que señalar que somos una de las dos únicas firmas europeas capaces de acometer tanto el diseño, como el desarrollo y la fabricación de un módulo, lo que supone hasta el 16% del motor. Somos el nuevo entrante en este negocio. De hecho, en los últimos 25 años somos la única compañía que ha podido consolidarse como proveedor TIER1 en este sector, el de la fabricación de turbinas.

¿Hubiese sido posible consolidarse, partiendo de cero, como proveedor TIER1 en el negocio aeronáutico mundial sin un esfuerzo en I+D+i?

-No. Para poder llegar hasta aquí hemos invertido mucho dinero. De hecho, hemos destinado a I+D+i un porcentaje sobre ventas de más de dos dígitos de media en los últimos diez años. Probablemente hemos invertido en innovación el doble, en términos relativos, que nuestros competidores, con tasas por encima del 12% sobre ventas. Esta inversión en tecnología ha sido necesaria para poder entrar en programas de fabricación de motores y alcanzar a nuestros competidores en el mercado. Solo con más inversión en I+D podemos aumentar la productividad y el empleo

¿Qué aporta ITP y no los demás?

-En ITP además de hacer módulos también hacemos componentes, y tanto en una parte del negocio como en la otra nos caracteriza que tenemos la capacidad tanto de hacer el diseño como la fabricación. Al controlar el diseño tenemos la posibilidad y la capacidad de mejorar el producto y reducir el coste de lo que fabricamos, y esta es una ventaja respecto a una firma que solo fabrica sobre diseños de terceros. En este negocio es clave estar cerca de los motoristas, que son muy pocos. Hay que estar muy integrado y ofrecer respuestas de calidad.

¿Qué retos tiene que afrontar ITP para seguir siendo competitiva?

-Partiendo del hecho de que hay muy pocos competidores en el mundo capaces de hacer lo que hace ITP, diseñar y construir un modulo completo para un motor de un avión grande, nuestros retos, desde el punto de vista técnico, pasan por desarrollar un producto competitivo tecnológicamente, que sea seguro, fiable y más eficiente, con menor consumo de combustible y con una reducción de ruido y emisiones. Lo que nos piden, y nos pedimos a nosotros mismos, es un crecimiento importante en el volumen a futuro, y para ello es importante que nuestra cadena de suministro nos siga y realice las inversiones necesarias para soportar ese crecimientos.

Parece que no es sencillo crear una cadena de proveedores del sector aeronáutico en Euskadi.

-Efectivamente no es fácil. Este negocio precisa de inversiones importantes con retornos a largo plazo y con mucho nivel técnico y que tienen que pasar unos procesos muy exigentes de homologaciones técnicas. Y aquí nos encontramos con un problema que es común para todos los sectores industriales. El tamaño medio de las empresas vascas es muy pequeño. Para que una firma tenga capacidad financiera para afrontar las inversiones precisas en el sector hacen falta compañías de entre 250 y 300 trabajadores, y no tenemos en el País Vasco empresas de estas características. Las pymes vascas que configuran el tejido industrial de Euskadi serían en términos comparables europeos casi microempresas. En el País Vasco hay claramente un problema de tamaño empresarial y en relación a nuestro sector no vemos que se estén desarrollando procesos de crecimiento.

¿Empresas como ITP tienen el apoyo de las administraciones vascas?

-En ITP siempre hemos contado con el apoyo de las instituciones vascas. El Gobierno y la Diputación foral son muy sensibles a la problemática industrial, más que en otros lugares, y conocen bien el sector. Pero esta es una industria global con determinadas escalas y el apoyo de las instituciones vascas, siendo importante y condición necesaria, no es suficiente. El apoyo debe formar parte de un programa a nivel del Estado para impulsar la industria, en general, y la aeronáutica, en particular. Hay que ver lo que hacen en países competidores como Francia o Reino Unido para apoyar las inversiones tecnológicas de sus empresas y que les den ventajas competitivas. La apuesta por la innovación, por la I+D, es fundamental. De ahí la importancia del CFA, el centro vasco de fabricación avanzada aeronáutica que tiene el objetivo de transferir los resultados de investigación básica a las empresas industriales.