Arcelor Mittal llevaba años amenazando con el cese de la actividad, pero la noticia cayó como una bomba en Zumarraga y Urretxu. Uno de los puntos calientes era el bar Julián, un establecimiento situado junto a la fábrica y en el que suelen reunirse muchos trabajadores. Varios operarios de una subcontrata estaban charlando con un compañero que está de baja. Carecían de información y no quisieron dar sus nombres. “Solo sé lo que he leído en Internet: a las 13.29 me ha llegado un Whatsapp de un compañero con el enlace de la noticia”, comentó el trabajador que está de baja.

Todo eran rumores: que si se dejará de producir el día 28, que si se cerrará una parte y otra no... A los trabajadores de la subcontrata, que estaban a punto de entrar a trabajar, aún les quedaba algo de humor. “Ahí arriba están los de la ETB. ¿No quieren comprar la empresa? ¡Aquí hay historias como para la televisión todos los días!”. A la vez que ellos entraban a trabajar, empezaron a salir los primeros trabajadores del relevo de mañana. Uno de ellos vino a Gipuzkoa hace unos pocos años, cuando ArcelorMittal cerró la planta de Madrid. Ahora puede verse obligado a emigrar de nuevo. “Si hay que ir a otro lado, habrá que ir a otro lado”, comentó con resignación.

Pello Elgarresta, otro de los trabajadores que salió a las 14.00, también se mostraba resignado. “Llevamos años oyendo esto y tanto va el cántaro a la fuente, que se rompe. Es lo que hay. De momento, toca esperar. Y si toca ir a Asturias, nos guste o no la sidra, habrá que ir”.

José Mari Fernández también abandonaba el trabajo cariacontecido. “Yo llevo 12 años trabajando aquí y siempre hemos estado con la misma historia. Quizá para meternos miedo a la hora de negociar. La verdad es que en este momento no esperábamos esto: teníamos pedidos y estábamos trabajando”.

Si los trabajadores que están en plantilla se quejaban de la falta de información, qué decir de los camioneros. “No sabemos gran cosa todavía. Los transportistas somos los últimos monos. No sabemos si esta vez también se trata de asustar a los trabajadores. En Sestao pusieron una fecha y aquí no han puesto fecha”, comentó Toribio Kerejeta. Se mostraba muy preocupado. “El 90% de nuestra actividad depende de ArcelorMittal. Pero la fundición está muy abandonada. No se invierte nada en ella. En Avilés, en cambio, han hecho una gran inversión. Llevamos tiempo escuchando que el trabajo de aquí lo están llevando allí”, lamentó.