Gasteiz - La licitación pública vasca mantuvo el año pasado el ritmo de 2014 y esquivó el desplome generalizado de la inversión de las administraciones en obras del conjunto del Estado. Según datos provisionales de la patronal de las constructoras, el gasto público en edificación e infraestructuras sufrió en 2015 una caída de casi 3.000 millones de euros, un 21,3% menos.

Como consecuencia directa de ese bajón, Sacyr, una de las grandes multinacionales españolas del sector, ha anunciado un ERE para despedir a entre un 25 y un 30% de la plantilla de su división de Construcción. El ajuste podría llegar hasta los 400 puestos de trabajo. En torno a un centenar de vascos trabajan en Sacyr Construcción y ya están organizándose con los sindicatos de Euskadi para sortear el déficit de no contar con un comité propio y participar de alguna forma en la negociación que se desarrollará en Madrid.

El comportamiento fue menos áspero en el caso de Euskadi, con un retroceso de algo más de 3 millones (-0,3%). Ese comportamiento plano no da para grandes alegrías, y los constructores vascos esperan todavía más intensidad en el gasto público. Sin embargo, se consolida la recuperación iniciada en 2014, cuando prácticamente se duplicó la licitación pública. De hecho, los datos de Ascobi -la Asociación de Constructores y Promotores de Bizkaia- apuntaban a una subida de más de un 27% en el primer semestre.

comportamiento plano El informe de Ascobi se ciñe a la evolución de la actividad del ladrillo porque no incluye el gasto en servicios que generan las licitaciones y por ello habrá que esperar al mes que viene para tener un dato más fiable sobre el comportamiento del sector. Y todo apunta a que finalmente incluso habrá un ligero incremento respecto a 2014, si bien desde la patronal vizcaina de la construcción se aclara que bajar un 0,3% o subir en el mismo porcentaje representa a efectos prácticos lo mismo: un comportamiento plano.

Los ritmos de la construcción son por lo general poco constantes, no son comparables mes a mes con el año anterior porque una gran obra puede disparar el gasto en un mes concreto y desvirtuar el análisis. De este modo, es posible que en la segunda parte del año se haya perdido toda la ventaja acumulada hasta junio y por eso el sector prefiere mirar a más largo plazo y centrarse en la perspectiva anual. Y a pesar de que no se ha producido el salto que esperaban los constructores, al menos se han salvado los muebles, mientras que en el Estado se producía un auténtico desplome.

“Si se confirma que la evolución fue tan plana aquí y tan mala en el conjunto del Estado, habrá que conformarse, pero tampoco es un éxito, porque no se vislumbra una clara reactivación del sector”, advierte Iñaki Urresti, gerente de Ascobi.

Entre los datos más llamativos del informe de Seopan destaca el notable incremento del gasto directo imputable al Gobierno Vasco, que el año pasado invirtió en obra pública casi un 42% más, cerca de 90 millones de euros por encima del nivel de 2014. Las obras de la línea 3 del metro y de la Y ferroviaria vasca concentran gran parte de los 303 millones que licitó Lakua el ejercicio pasado.

En conjunto, ayuntamientos, diputaciones, Gobierno Vasco y Ejecutivo español activaron licitaciones por valor de 1.141 millones de euros, 3,2 millones menos. Una cantidad insignificante en comparación con los 234 millones en los que se recortó la inversión en obra pública en Madrid o los casi 500 millones en los que cayó en Catalunya. En cualquier caso, el mayor paso atrás se produjo en Andalucía, 941 millones menos (-42,5%). Nafarroa, en cambio, duplicó su gasto y registró licitaciones por más de 200 millones.

el rastro de la austeridad Las estrecheces presupuestarias están detrás del desplome en el gasto en el conjunto del Estado. El Ministerio de Fomento gastó 1.250 millones menos (-26%), con un especial protagonismo en el desplome de la alta velocidad ferroviaria (-57%). Y, aunque algunas comunidades invirtieron más, no tuvieron capacidad para sostener la actividad de la obra pública. En Madrid o Andalucía, además se sumó la caída del gasto del gobierno regional, en una dinámica que se produce siempre después de un año electoral y que, en este caso, está además marcada por la escasez de recursos y los ajustes realizados para mantener a raya el déficit público.

Seopan no desglosa por comunidades las licitaciones de las administraciones locales, que en conjunto gastaron el año pasado 1.400 millones menos (-35%) que el anterior. Es tendencia que también está relacionada con las elecciones municipales del año pasado.

En el caso de Euskadi, los datos que manejaba Ascobi en junio apuntaban a un retroceso de 20% en las licitaciones locales, aunque el nivel superaba los datos de 2013. En cuanto al Gobierno Vasco, los constructores vizcaínos detectaron en el primer semestre de 2015 que su gasto se había duplicado en relación al mismo periodo del año anterior.