MADRID - El Ibex 35 cerró la sesión de ayer con un recorte del 2,39%, lo que llevó al selectivo a alejarse de los 8.000 enteros (7.927,6) y a ahondar en sus mínimos de julio de 2013, lastrado fundamentalmente por la banca y las constructoras. En lo que va de año, el índice ya ha cedido un 16,93%. En el mercado de deuda, la prima de riesgo española se colocó en 152 puntos básicos, con la rentabilidad del bono a diez años en el 1,75%. En Europa, con el euro en 1,13 dólares, también fue un martes negro, con todos los principales parqués europeos cerrando en pérdidas, encabezadas por la Bolsa de Milán, cuyo sector financiero hizo perder a su selectivo el 3,21%.
Después de caer el lunes más de un 4%, la Bolsa española comenzó ayer la sesión con un leve retroceso del 0,33% con el que aún conseguía mantener los 8.000 puntos. A medida que avanzó la mañana, parecía que el Ibex 35 quería dejar atrás las pérdidas cosechadas en la jornada anterior y afianzarse sobre los 8.100 puntos, ya que las caídas se reducían a mediodía hasta el 0,03%. Sin embargo, a pesar de que la Bolsa española intentó recuperarse del desplome del lunes, pesaba sobre el índice bursátil la caída de más del 5% de la Bolsa de Tokio que aviva las dudas de los inversores sobre el crecimiento mundial. El miedo a una nueva recesión de la economía global ante el menor crecimiento de China y una posible devaluación adicional de su divisa, unido a la incertidumbre sobre la política de tipos de interés en EEUU y los bajos precios de las materias primas espantan a los inversores de la renta variable.
temor a una recesión mundial Los analistas de Banca March atribuyen la volatilidad de las bolsas de los dos últimos días a estos temores sobre la economía mundial. Según estos expertos, la reducción del precio de las materias primas es un elemento de riesgo adicional en los balances y cuentas de resultados de las entidades financieras, especialmente de aquellas más expuestas al sector.
A esta teoría se suma Daniel Pingarrón, estratega de mercados de IG, quien afirma que el movimiento actual parece estar descontando una nueva recesión mundial, algo que, a su juicio, “está muy lejos de ocurrir”. “La sobrerreacción, por tanto, es evidente, como ya ocurrió el pasado verano. Sin embargo, no se atisba ni el momento ni el catalizador que pueda revertir la situación”, advirtió.
Por su parte, el analista de XTB Javier Urones indicó que las caídas de las últimas jornadas están siendo más rápidas debido a que las bolsas europeas tienen menos nivel de contratación que cualquier otra semana por la festividad del nuevo año chino. Urones precisó que a día de hoy, el único factor que puede ayudar a las bolsas europeas a hacerlo comparativamente mejor que sus homólogas norteamericanas “pasa por tener un euro débil que permita a las economías del Viejo Continente ganar competitividad, algo que no está siendo así este año”.
muchas dudas Pese a la cambiante situación, Banca March recomienda mantener las posiciones mientras dure el escenario de volatilidad, “en línea con los perfiles de riesgo y distribución geográfica y sectorial actuales”, pero desaconseja exponer en exceso las carteras en busca de posibles correcciones al alza en el corto plazo, tanto en los niveles de exposición global como en posibles compras especulativas en los sectores más castigados. El temor general está empujando a los inversores hacia las deudas públicas de los países más solventes y también hacia el oro, que ve cómo su precio repunta al acoger parte del dinero que escapa de las bolsas.
Y es que, tras las abultadas caídas del lunes, los parqués europeos comenzaron ayer indecisos, entre bandazos, en un nuevo día marcado por la alta volatilidad basada en esas dudas que existen respecto a la recuperación global. Si el viernes pasado no convencieron los datos del mercado laboral de Estados Unidos, ayer sorprendieron de forma negativa los de la producción industrial de Alemania, que cayó en diciembre. A ello se unió la situación de la entidad alemana Deutsche Bank, que volvió a los números rojos, tras desplomarse el lunes cerca de un 10%, pese a intentar tranquilizar a los inversores y después de haber tenido en 2015 unas pérdidas récord.
Las plazas europeas mantuvieron la tónica negativa de la víspera, con referencias del resto del mundo, con resultados mixtos. Y es que Wall Street, que el lunes logró moderar las caídas, inició el día con pérdidas mucho menores que en Europa, atento también a la economía mundial. El relevo de China al frente de las preocupaciones de los inversores lo ha tomado Grecia, cuya Bolsa también cerró a la baja, afectada por la inestabilidad política del país, que en los últimos días ha vivido protestas por la puesta en marcha de reformas como la de las pensiones. La situación de Grecia ha provocado que su prima de riesgo se haya disparado por encima de los 1.000 puntos.
Esta prima de riesgo se ha elevado tras la compra masiva de deuda alemana por parte de los inversores, que la consideran un valor refugio como el euro. Consecuencia de la caída del bono alemán -cuya diferencia con el resto mide el riesgo país- ha subido el rendimiento de las primas de riesgo. La de Portugal subió hasta los 344 puntos básicos y la italiana cayó levemente a 145, al igual que la española, que frenó su escalada en 152 puntos básicos. - Efe/E.P.