gasteiz - El petróleo sigue empujando hacia abajo los precios de la industria, condicionando el nuevo escenario de crecimiento en el que se ha asentado la economía vasca. Mientras la producción acelera, el sector fabril convive con caídas de los precios superiores al 3%. Las refinerías y la rama metalúrgica, el eje de la industria, sufren la tendencia deflacionista de forma especialmente acusada. Aunque el descenso de la factura energética es un alivio, la caída sostenida de los precios no ayuda a que las firmas del sector consoliden resultados positivos.
Las empresas fabriles producen y venden más, pero más barato. Así lo indican las estimaciones del Eustat, que arrojan una caída de los precios industriales del 3,2% entre noviembre de 2014 y el mismo mes de este año. El Índice de Precios Industriales (IPRI) continúa así profundizando en la trayectoria a la baja iniciada hace dos años y de la que únicamente escapó en momentos puntuales a lo largo del pasado ejercicio. En 2014 el IPRI de la CAV bajó un 3,6% -casi el 5%, según el INE-, un retroceso inédito durante la crisis. El bajón del petróleo ha mantenido la tendencia en 2015 con descensos significativos en septiembre, octubre y noviembre.
Por ramas productivas son las coquerías y refinerías de petróleo las que más ven reducir sus precios, casi un 23%, el doble que en noviembre de 2014, seguida de las firmas metalúrgicas, con una caída de casi el 4%. También se abaratan la informática, la maquinaria, el equipamiento eléctrico y la industria alimentaria. En cambio, se encarecen los productos de la industria textil, cuero y calzado, con un aumento del 2%, y el material de transporte, con una subida del 1,7%.
Por grandes grupos, solo los bienes de equipo ven crecer sus precios ligeramente respecto a noviembre de 2014, mientras los bienes de consumo apenas disminuyen cuatro décimas. Los productos intermedios caen más del 2% y la energía se desploma más del 12%.
La industria vasca no escapa de la tendencia bajista que mantienen los precios en la CAV y en el Estado español, que en principio repercute positivamente sobre el poder de compra de salarios y prestaciones pero que puede tener efectos adversos a largo plazo tanto sobre el consumo como sobre los beneficios empresariales. La actividad de la industria vasca lleva meses en ascenso y avanza a ritmos superiores al 3% interanual, incluso en octubre el crecimiento se disparaba hasta el 4,7%. Es la prueba de que el contexto económico empieza a ser favorable con segmentos especialmente dinámicos como la automoción o la maquinaria.