vitoria - La capital alavesa y la planta que la empresa aeronáutica Aernnova tiene ubicada en Berantevilla acogen desde ayer y hasta hoy unas jornadas de trabajo en las que se han citado más de 50 investigadores y tecnólogos del sector en el marco del proyecto Clean Sky 1, que pasa por ser “la principal apuesta europea para investigar en el diseño de la futura generación de aeronaves más respetuosas con el medio ambiente”. La empresa viene de atravesar unas importantes turbulencias reflejadas en el ERE que pudo ser y no fue; el que tuvo a la plantilla con el corazón en un puño y quedó definitivamente retirado después de que las principales administraciones, en este caso Ayuntamiento de Vitoria, Diputación Foral de Álava y Gobierno Vasco, arremetieran contra él e hicieran recapacitar a sus responsables. Frente a aquel estado de incertidumbre la compañía saca pecho ahora con esta apuesta que, unida al plan posterior que se desarrollará a partir de este 2016, Clean Sky 2, confía le refuerce como líder “del desarrollo tecnológico de la aeronáutica europea”. Y lo que es más importante para los trabajadores de este territorio, refuerce su carga de trabajo. Por el momento, la empresa promete hacerlo “desde su centro de ingeniería e I+D+i del Parque Tecnológico de Álava, donde trabajan más de 300 ingenieros e investigadores, y también desde su filial Aernnova Aeroestructuras de Álava”, que será, según subrayaba ayer la empresa a través de una nota enviada a este diario, “la gran beneficiaria de los avances en mejora de productos y procesos”.
“salto cualitativo” Clean Sky es un proyecto que se urdió en 2009 y se dibujó como un Consorcio público-privado Comisión Europea-Industria. Dentro del Consorcio, Aernnova tiene el rango de miembro asociado al igual que Airbus, Agusta Westland, Alenia Aeronáutica, Dassault Aviation, Airbus Helicópteros Fraunhofer Institute, Liebherr-Aerospace, Rolls-Royce, Saab AB, Safran Thales y la propia Comisión Europea.
En esta primera fase de trabajo enmarcada en el Clean Sky 1, cuyas conclusiones se analizan estos días en nuestro territorio, el consorcio ha desarrollado tecnologías que se integran en cinco grandes demostradores para ensayos en vuelo, contribuyendo Aernnova a la concepción del “ala inteligente”, que pretende reducir en un 5% su roce con el aire, y por lo tanto el consumo de la propia nave.
Ahora, a las puertas del arranque del Clean Sky 2 -que se prevé dure hasta 2020-, Aernnova confía en que su participación en este consorcio le facilite dar “un salto cualitativo, tanto en la fabricación de superficies de sustentación con mejores tolerancias aerodinámicas, como en los procesos de montaje de las mismas introduciendo mejoras en los útiles, en metrología, monitorización y en automatización. Como todos los proyectos tecnológicos europeos, el proyecto del “ala inteligente” está destinado a mejorar la eficiencia de los productos, en este caso las aeronaves, y el ala montada en Aernnova Aeroestructuras de Álava se instalará en un Airbus A340-300 para su ensayo en vuelo y posterior certificación.
70 millones de euros Igual que su antecesor, Clean Sky 2 está constituído como consorcio público-privado y su financiación saldrá con un 50% del programa Horizonte 2020 y un 50% de la industria. En esta ocasión, según detalla la nota, el presupuesto que manejará Aernnova “para sus actividades propias, la participación de los Centros Tecnológicos y la subcontratación en diferentes call se acercará a los 70 millones de euros”.
La empresa confía en que este programa le haga partícipe en los nuevos desarrollos para aviones futuros y es la vía principal de avance para el desarrollo del I+D+i aeronáutico. Los Centros que actuarán como socios tecnológicos de Aernnova serán Tecnalia, Tecniker, CTA, FIDAMC y CATEC y otros que confía en que se vayan sumando.