BILBAO - Kutxabank tendrá que realizar el próximo año su propio test de estrés para calificar su salud financiera. La Autoridad Bancaria Europea ha decidido dejar al banco vasco fuera del examen de fortaleza financiera del próximo año, pero le exigirá que presente un análisis interno siguiendo las pautas que marca el supervisor para la gran banca, que sí volverá a tener a los hombres de negro en sus oficinas tras el descanso de este año.
El Banco Central Europeo decidió en julio levantar el pie del acelerador de la supervisión y no realizar este año test de estrés. A cambio, se han evaluado los balances y las cuentas de resultados del primer semestre banco por banco y se han fijado unas exigencias de capital acordes a la situación, tamaño y perfil de cada entidad. Es un dato que la Autoridad Bancaria no permite hacer público, pero Kutxabank sigue estando entre los alumnos aventajados de la clase.
El saneamiento del sector permite a Europa ser menos estricta pese a que se mantiene una firme vigilancia y Kutxabank también tendrá una inspección en 2106, aunque la elabore la propia entidad financiera.
Kutxabank sacó el año pasado la mejor nota del Estado en los test estrés, con un 11,8%, un sobresaliente alto ya que el aprobado estaba en el 5,5%. Según aquella disección de sus cuentas, en el peor escenario posible, el colchón de capital que necesitaría para ser viable ronda los 2.278 millones de euros y el supervisor considera que su solvencia le permite afrontar ese reto.
Aprobado el plan de bajas Por otro lado, la Comisión Ejecutiva del banco de las tres antiguas cajas de ahorro vascas aprobó ayer el acuerdo laboral alcanzado entre la dirección y los sindicatos CCOO y Pixkanaka para hacer un ajuste de plantilla en el banco, que permitirá “mejorar” su situación competitiva, según la entidad.
El banco ha pactado con la mayoría del comité de empresa una formula de reducción de plantilla precisamente para mejorar sus ratios de eficiencia y rentabilidad.