gasteiz - Aunque puede haber casos aislados de mala fe, las empresas vascas, por norma, no incumplen la ley para lograr beneficios; cuando lo hacen es “por desconocimiento o por mala praxis”. Esa es en esencia la reflexión que realizan las cámaras de comercio vascas tras la operación policial en Zayer, una fábrica alavesa bajo investigación por la supuesta venta a Rusia o a Irán de material que podría ser reciclado para uso militar.

Partiendo de esa base y a la espera de que ese asunto en concreto no llegue a mayores, fuentes de las cámaras aconsejan a las empresas vascas que se asesoren antes de lanzarse a mercados con embargo internacional y evitar así verse envueltos en procesos que pueden poner en riesgo la viabilidad de la compañía. La Ley es estricta y establece penas muy severas, que contemplan condenas de uno a cinco años de prisión y multas de hasta seis veces el valor de la mercancía. Es la misma normativa que penaliza el tráfico de drogas o de tabaco, la Ley de Represión del Contrabando, aunque el origen del proceso sea una venta industrial.

Los servicios jurídicos de las cámaras reciben constantemente consultas sobre países como Rusia o Irán, que están en cuarentena comercial por su política armamentística y su posicionamiento diplomático. Existe precedentes de otras tres compañías vascas registradas y multadas por exportar productos ilegales a Irán, pero en los tres casos ha quedado probado que no había ánimo de sortear el veto, sino errores administrativos. Lo cierto es que la complejidad de las sanciones al país persa ha convertido ese mercado en un campo de minas para la exportación.

“A las empresas vascas no tenemos que enseñarles a vender fuera, son las mejores haciéndolo. Pero cuando les dices que un país tiene un marco de sanciones surgen las dudas y por supuesto las preguntas. A algunas compañías les hemos dicho vende, no hay problema. A otras, tienes que pedir este certificado o este permiso, ve con cuidado. Y en algunos casos les hemos tenido que aconsejar que lo dejen, que no lo intenten”, subrayan desde la cámaras. Si el país está marcado con una cruz como Rusia o Irán, los países a los que supuestamente ha podido vender Zayer, toda cautela es poca. Hasta el punto de que las tres operaciones anteriores contra empresas vascas fueron desencadenadas por la denuncia de un competidor que perdió el contrato o se retiró por miedo a las sanciones. En el caso de la operación policial de esta semana todo apunta a que también ha sido un tercero el que ha puesto sobre aviso a los agentes aduaneros.

LEy de contrabando Una vez dada la alarma es muy difícil detener la maquinaria judicial que activa la Ley de Represión de Contrabando. Las fuentes consultadas sostienen que la actuación policial desborda los límites establecidos para un delito societario tal vez precisamente por guiarse por el mismo reglamento que sanciona el tráfico de estupefacientes.

Se genera un terremoto que daña la imagen de la empresa y que no se corresponde con los cauces por los que avanza después el proceso, porque, según explican, en caso de confirmase el delito, las autoridades buscan la fórmula menos lesiva para los intereses de la empresa y sus trabajadores. Nadie quiere cerrar fábricas.

Al margen del caso concreto de Zayer, las cámaras hacen hincapié en la necesidad de buscar orientación para exportar a los países bajo embargo. Esa labor informativa se centrará las próximas semanas en las empresas que tienen como mercado objetivo Irán, cuyo gobierno acaba de firmar un histórico pacto nuclear con Estados Unidos. Las cámaras vascas advierten de que el bloqueo comercial no se ha levantado todavía -confían en que se haga los próximos meses- y piden a los exportadores vascos que sigan consultándoles antes de vender allí.