bilbao - La fundación bancaria BBK, propietaria del 57% de Kutxabank, ha iniciado una nueva fase en la que intensificará su actividad y reforzará su músculo financiero, una vez concluida la etapa de transformación desde su estructura de caja de ahorros. A partir de su Plan Estratégico recién presentado, que garantiza la sostenibilidad de su obra social, ha terminado su período de consolidación y afronta ahora su futuro partiendo de un principio: mantenerse como primer accionista de Kutxabank.

El período de transformación y consolidación comenzó con la llegada de Xabier Sagredo a su Presidencia en noviembre de 2013, cargo en el que sustituyó a Mario Fernández, quien continuó siendo a su vez presidente de Kutxabank hasta octubre pasado. Fue un período de inseguridad jurídica sobre la relación entre el banco y sus accionistas derivada de la nueva normativa estatal sobre cajas de ahorros y fundaciones bancarias y las interpretaciones que podían acompañar el nuevo marco.

En esos primeros meses se llegó a cuestionar la oportunidad de mantener la configuración accionarial actual que sitúa a BBK como accionista mayoritario con un 57% del capital de la sociedad de crédito. Un largo proceso de análisis y conversaciones en torno al desarrollo de la norma, que ha implicado al Banco de España, el Consejo de Estado, el Gobierno español y el sector, ha ido despejando los escenarios más complicados en torno a asuntos como la supuesta concertación de los socios de Kutxabank y ha permitido finalmente definir con suficiente claridad la relación de propiedad.

BBK no se plantea ceder esa posición de socio mayoritario en el banco y, en consecuencia, diseña el futuro asentando la estrategia que le permitirá afrontar las obligaciones derivadas de este extremo a través del plan financiero que contempla sus necesidades. Éstas pasan por el mantenimiento de la obra social en los niveles actuales, que comprometen una media de 33 millones de euros anuales hasta sumar algo más de 160 en el plazo de cinco años, tal y como recoge el Plan Estratégico de la Fundación BBK.

Igualmente, la Fundación bancaria vizcaina debe cubrir sus propios gastos operativos. La estabilidad en este aspecto llegó en los primeros meses de la nueva presidencia, en febrero de 2013, cuando alcanzó un acuerdo de convenio colectivo con la mayoría sindical, que cubre a los trabajadores de la obra social y se mantiene vigente durante este ejercicio y el de 2016.

Y, en tercer lugar, el reto de mayor dimensión económica, que lo constituye el fondo de reserva de Kutxabank, que le corresponde dotar a BBK como propietario del 57% de su capital social. Son 252 millones de euros que deberán quedar depositados en productos de alta liquidez, y consecuentemente menor rentabilidad, para la eventualidad de que el banco precise de recursos adicionales en el futuro.

Fórmulas de financiación Para acometer los costes de esas tres variables la vía más obvia es la que proviene de los ingresos típicos: los resultados del negocio bancario. Ha sido uno de los tres ejes clásicos de la actividad de BBK -junto a la obra social y la implicación en la actividad empresarial del territorio- y todos ellos siguen estando en el punto de mira de la atención de la Fundación en el futuro. Obviamente, el ámbito del negocio bancario corresponde ahora a Kutxabank pero su rendimiento, en forma de dividendo al accionista, será una fuente directa de financiación de BBK. Para ello es capital la mejora de la rentabilidad del banco, que había caído hasta un rendimiento sobre activos del 1,7% en 2013, lejos de la media del sector, y cuya recuperación se ha iniciado ya bajo la presidencia de Gregorio Villalabeitia. A su llegada, en octubre del pasado año, Villalabeitia incidió en que los retos del banco pasan en adelante por incidir sobre el negocio bancario y la mejora de los ratios de eficiencia, sin que esto suponga perder de vista la solvencia, que miden cíclicamente los test de estrés supervisados por el BCE y que Kutxabank repetirá antes de final de año. En el futuro, sostener esos niveles de solvencia no puede depender de la venta de participaciones empresariales, que en el pasado reciente había aportado importantes beneficios al banco pero que ha achicado la cartera de participadas de Kutxabank. Eso lleva de nuevo a la mayor rentabilidad del negocio bancario.

Para complementar los dividendos del banco, la fundación vizcaina contempla la diversificación de sus fuentes de ingresos. Lo anunció hace un par de semanas el propio Sagredo durante la presentación del plan estratégico de BBK. Esa diversificación contempla la participación en nuevos proyectos empresariales en Bizkaia. Como una nueva formulación de la obra social, añadida a los compromisos actuales, se buscaría el fomento de la actividad empresarial mediante la implicación de la Fundación en proyectos de emprendizaje e innovación que en un futuro podrían aportar a su vez nuevos retornos económicos.

Adicionalmente, una opción que cabe en función de las posibilidades de Kutxabank y de la evolución de su negocio bancario, sería la recuperación por parte de BBK de un porcentaje de las reservas transferidas desde la caja vizcaina al banco en su proceso de constitución, que hoy se contabilizan como recursos propios del banco y que en un futuro cabría liberar hacia la fundación.

La relación entre la propiedad y el banco y las necesidades del segundo para afrontar los objetivos que fije la primera a través del Consejo de Administración puede marcar en el futuro incluso la configuración de esa propiedad. Sería el caso de que, puntualmente, la estrategia de negocio de Kutxabank requiriera de financiación extraordinaria que podría obtenerse mediante la adquisición de participaciones industriales por parte de las fundaciones que lo consideren oportuno o, incluso, de la obtención de recursos mediante la venta de capital social en los mercados de bolsa, lo que implicaría aceptar la entrada de agentes externos y modificar la propiedad.

Por último, con el horizonte de las obligaciones derivadas del fondo de reserva que BBK deberá dotar, la fundación no descarta incluso el recurso a la financiación externa vía crédito sobre la base de los más de 2.800 millones de euros que acumula en activos de su propiedad.