MADRID. En concreto, el litro de gasolina se ha encarecido un 0,52% esta semana, encadenando su quinta subida consecutiva y superando así el máximo anual de 1,330 euros que tocó hace siete días.
Esta tendencia al alza en el precio de la súper-95 contrasta con la tendencia a la baja en el precio del gasóleo, que sumó su cuarta semana de caídas, tras abaratarse un 0,25%, hasta situarse en los 1,182 euros por litro.
De esta manera, se acrecienta la brecha entre uno y otro combustible, superando ya los 15,5 céntimos, la mayor desde el año 2007.
Con estos precios llenar un depósito medio de gasolina de 55 litros de gasolina cuesta actualmente 73,53 euros, más de 8,5 euros que en el caso de un diésel.
El principal motivo de este encarecimiento está en la subida del barril de petróleo y su impacto final en los surtidores, a pesar de que el precio de los combustibles y del crudo no son exactamente correlativos.
En concreto, el barril de Brent, de referencia en Europa, cotiza actualmente por encima de los 63,42 dólares. Desde los mínimos que marcó a principios de año, cuando cotizó a 46 dólares, el precio del barril se ha revalorizado en torno a un 40%.
PRECIOS INFERIORES AL AÑO PASADO
A pesar de ello, estos precios son mucho más bajos que los que marcaban hace un año ambos combustibles, cuando se situaban en los máximos de 2014 con 1,456 euros el litro de gasolina y 1,346 euros el de gasóleo.
Así, llenar el depósito este año es casi siete euros más barato que en el inicio de las vacaciones de verano de 2014 en el caso de la gasolina y medio euro en lo que se refiere al gasóleo.
No obstante, con respecto a principios de año, le precio de la gasolina es en torno a un 16% más caro, mientras que en el caso del gasóleo se ha encarecido más de 7%.
Los carburantes cuestan en España menos que en la media de la UE, donde el precio de venta al público del litro de gasolina se sitúa en 1,494 euros y en 1,506 euros en la zona euro. Por su parte, el litro de gasóleo cuesta 1,299 euros de media en la UE y 1,256 euros en la eurozona.
El menor nivel de precios finales con respecto a los países del entorno se debe a que España, pese a las subidas del IVA, a los mayores impuestos y a los nuevos gravámenes al biodiésel, sigue contando con una menor presión fiscal.