bilbao - El comité de empresa de Euskaltel mostró ayer su rechazo al plan de incentivos que cobrará la cúpula de la compañía. La plantilla se opone a un programa que considera un “lucro totalmente inaceptable” de los altos cargos, una operación que “mancha el nombre” del operador vasco de telecomunicaciones. Para los sindicatos, Euskatel abandona las buenas prácticas -“contención del gasto, responsabilidad corporativa, compromiso social y negocio sostenible para con la sociedad”- y apuesta por un enriquecimiento “escandaloso e indecente” de su primeros ejecutivos.
La beligerancia de los representantes de los trabajadores tiene gran simbolismo porque llega de un colectivo que, en menor medida, también se beneficiará de los bonus. La empresa regalará a cada empleado un paquete de acciones equivalente a dos salarios, pero CCOO y ELA, los sindicatos con representación, afirmaron que los salarios de los trabajadores llevan 2 años congelados mientras que en el útimo curso la cúpula directiva se lo ha aumentado un 10%.
En un comunicado, ambas centrales confrontaron los 46 millones que recibirán 24 ejecutivos a los planes aplicados en la empresa para reducir el gasto y los procesos de externalización de servicios acometidos, que han supuesto “la salida de casi 200 trabajadores de Euskaltel”.
La oposición de la plantilla a los bonus, refuerza las críticas sindicales a la operación. El rechazo estaba hasta cierto punto descontado y formalizarlo da munición al comité en una negociación colectiva que se intuye más enconada a partir de ahora.
La cuestión ha entrado además en terreno político con mucho ruido, demasiado para el gusto de una compañía que debuta en breve en Bolsa. Hay fuego cruzado, con el riesgo que implica para víctimas colaterales.
El Gobierno Vasco dio muestras el martes de estar en desacuerdo con la operación y fuentes del EBB sondeadas por este diario aseguraron ayer que el PNV “considera acertada y comparte la reflexión” del portavoz del Ejecutivo: la operación “choca” con el modelo de empresa comprometida con Euskadi. Esas palabras de Josu Erkoreka dieron pie al PP para abrir un nuevo frente con los jeltzales.
Fue a través del portavoz económico de los populares vascos, Antón Damborenea, quien denunció “el cinismo” y “la doble moral” del Gobierno Vasco ante el “pelotazo de la cúpula” del operador vasco de telecomunicaciones. Damborenea mezcló la venta a Euskaltel de la red de fibra óptica con la salida del Gobierno vasco de la compañía, dos operaciones realizadas durante la etapa de Patxi López en Ajuria Enea. El PP no solo es copartícipe de ambas actuaciones por respaldar al Ejecutivo socialista, también votó a favor junto al PSE y al PNV de la venta red de telecomunicaciones. Son aspectos que obvió en sus críticas: “Se ha pasado de una empresa a la que hubo que venderle la propiedad de la fibra óptica del Gobierno Vasco para que tuviera valor a una empresa en la que algunos se van a repartir más millones de euros que los que costó la compra de la fibra óptica”.
La declaraciones de Damborenea causaron “sorpresa” en el mundo de la empresa vasca por el intento de culpar al actual Gobierno de una decisión del anterior. LAB también afeó al Gobierno Vasco su actitud y criticó que se “rasgue las vestiduras” cuando han sido “sus compañeros de partido” los que han diseñado la operación desde Kutxabank.
La reacción socialista fue más acorde con sus responsabilidades en los pasos dados hace casi tres años. Así, el reponsable económico del PSE, Javier Lasarte, afirmó que el plan de incentivos de Euskaltel es “muy poco edificante” y está “muy alejado” de la economía de los ciudadanos vascos. Asimismo, instó a que el cobro de estos incentivos “se traduzcan en empleo e innovación en Euskadi”.