- La crisis ha cambiado el terreno y las reglas de juego. El número de jóvenes vascos que empiezan a buscar empleo antes de terminar los estudios se ha multiplicado por 22 desde mayo de 2008. Hace siete años, solo 193 estudiantes estaban inscritos en las oficinas del Inem como demandantes de empleo. La cifra se situó el mes pasado en 4.318 personas en una dinámica que sobre todo se ha disparado a partir de finales de 2013.

El crecimiento es mucho más acusado en Euskadi que en el conjunto del Estado, donde hay 81.598 estudiantes demandantes de un puesto de trabajo, solo algo más del doble de las 39.444 personas que estaban en esa situación en 2008, según los datos del Servicio Estatal de Empleo (Sepe). ¿Cuál es el motivo de este comportamiento tan acusado en el caso de la Comunidad vasca?

En líneas generales, las necesidades familiares siempre han sido menores en Euskadi, al igual que las cifras de abandono escolar. Los jóvenes vascos tardaban más en plantearse encontrar un empleo que los andaluces o los extremeños, las comunidades tradicionalmente con mayores niveles de paro. De ahí, que el numero de estudiantes que intentan encontrar un empleo se haya disparado en la CAV mientras solo se ha duplicado en España.

Esa evolución hace que el porcentaje de los estudiantes sobre el total de los demandantes de empleo sea hoy muy similar en Euskadi y en el Estado, en torno a un punto y medio. Antes de la crisis había un abismo entre ambos registros, un 0,2% frente al 1,2%. Más del 92% de los estudiantes inscritos en las oficinas de empleo son menores de 29 años que no han trabajado nunca, pero también hay cada vez más personas por encima de esa edad que están mejorando su formación y no estan registrados oficialmente como parados

El problema del paro juvenil es “muy grande y global”, subrayó a en declaraciones a este diario ayer el presidente de la Fundación Novia Salcedo, Luis Cañadas, poco después de formalizar en Lakua el acuerdo por el que el Gobierno Vasco se compromete a apoyar la iniciativa lanzada por la Novia Salcedo para que Naciones Unidas declare el periodo 1996-2015 como la Década del Empleo Juvenil.

Durante la firma, el lehendakari Urkullu aseguró que el acuerdo “pone el foco en la necesidad de generar empleo para la juventud, pero sobre todo para generar un futuro de calidad”.

“Seguramente habrá muchas razones”, casi tantas como los motivos que han llevado a los jóvenes a sondear el mercado laboral antes de terminar su formación. Sin embargo, Luis Cañadas considera que una de las posibles causas está muy ligada con los problemas que hoy encuentran los jóvenes para acceder al mundo de la empresa. “No hay ningún estudio que analice las causas de ese crecimiento con el rigor que merece, pero es cierto que tener una carrera universitaria en 2008 era garantía de tener un empleo en el futuro. Se ha visto que ahora ya no es así”, asegura.

Novia Salcedo centra sus esfuerzos en ayudar a los universitarios en su inserción laboral y tiene una experiencia de 35 años en ese campo. Según explica Cañada, antes de la crisis incluso las carreras más humanistas tenían una salida profesional clara aunque fuera en un área diferente, en estos momentos los estudios más técnicos y orientados hacia la industria son los que tienen el horizonte más despejado. Con todo, “ahora incluso hay ingenieros que no encuentran empleo” por lo que “tiene mucho sentido que se haya multiplicado por 22 el número de estudiantes que busca un trabajo”. Son personas que están sondeando sus posibilidades de cara al futuro, al igual que hacen jóvenes que están acudiendo a Novia Salcedo interesándose por su programa de prácticas o simplemente recabando información sobre las salidas profesionales de sus estudios.

Esas consultas están aumentado a medida que mejora la situación y se perciben mayores oportunidades de encontrar un empleo. Una cuestión que también puede ser determinante en la evolución del número de estudiantes que buscan un sueldo porque el gran salto se produjo en diciembre de 2013, cuando se duplicó la cifra respecto al mes anterior y se alcanzaron los 3.840 alumnos. Un mes después se superó la barrera de los 4.000 y, aunque la afiliación a la Seguridad Social ha aumentado constatemente, no se ha bajado de ese nivel.