Durango - El nombramiento del nuevo consejero de Empleo y Políticas Sociales del Gobierno Vasco, Ángel Toña, ha originado un gran revuelo político y mediático. Las sentencias que le inhabilitan como administrador concursal durante 18 meses de las empresas Fundifes SL, Otsaila XXI SA y Bator Gestión 2004 SLU, han dejado el nombre de Ángel Toña en entredicho, a pesar del apoyo público de todos los sindicatos como LAB, ELA, USO, UGT y CC.OO., e incluso de la patronal, que mostró “su respeto por la decisión que adopte la Comisión del Código Ético del Gobierno Vasco”.
Unos agentes sindicales que aplauden la labor de Toña al frente de la administración concursal de 2008 en el caso de Durango, “por haber defendido los derechos de los trabajadores, anteponiendo al pago de la deuda con la Seguridad Social”, que según algunas fuentes del proceso asciende a tres millones de euros, frente a los 50.000 euros de los trabajadores. “El único pecado que ha cometido Toña fue defender a los trabajadores y acudir al Ayuntamiento de Durango junto con los sindicatos para buscar una solución laboral, y negociar una viabilidad empresarial”, apuntaron ayer a este periódico fuentes cercanas que fueron testigos del proceso en la villa.
Sin embargo, en todo este revuelo, y sobre todo en el plano político, aplicando el refrán que reza a río revuelto ganancia de pescadores, se sitúan los partidos EH Bildu, PP y UPyD, quienes han aprovechado este momento para generar más crispación al asunto. Unas declaraciones que han chocado frontalmente con las formaciones sindicales, que curiosamente han hecho un frente común a favor del consejero.
Beligerancia de Maeztu Pero sobre todo uno de los políticos, tal vez el más beligerante, ha sido el parlamentario y concejal en Durango Daniel Maeztu, de EH Bildu, donde algunas fuentes le apuntaron ayer como “principal artífice de la noticia, probablemente con la intención de intentar liderar en los medios de comunicación un nuevo desgaste político para el ejecutivo de Iñigo Urkullu, y querer conseguir cierta notoriedad, tal vez para alzarse como principal candidato a la alcaldía de Durango por EH Bildu en las elecciones municipales de mayo”. Sin embargo, la formación de la izquierda abertzale, dos días después de conocerse la noticia, rebajó considerablemente su discurso, y Maeztu se mantuvo o le relegaron a un segundo plano. Un parlamentario que, al igual que otros agentes políticos y sociales de la villa, fue testigo de los tensos enfrentamientos vividos en el Ayuntamiento de Durango hace ahora seis años.
En total fueron unos 18 trabajadores de Durango, otros procedían de la empresa hermana de Etxebarri, Metacal, y actualmente quedan solo cinco, quienes presionaron a la administración local para conseguir una rentabilidad urbanística de los terrenos situados en el barrio de Tabira. “De los 13 restantes algunos han fallecido y otros han desistido”, señaló ayer a este diario uno de estos trabajadores.
Estos demandantes intentaron reeditar en Durango, sin éxito, el acuerdo que logró satisfacer, en parte, las demandas de los trabajadores de la empresa hermana Metacal situada en Etxebarri. Fue concretamente en ese municipio, sin ningún escándalo de por medio, cuando se pudo recalificar los terrenos y conseguir unos beneficios para los demandantes, donde el Ayuntamiento etxebarritarra liderado por el independiente Pedro Lobato, proyectó levantar 382 viviendas libres y 82 de VPO.
Por ello cuando a finales del año 2006 la empresa Fundifes de Durango entró en concurso de acreedores, pensaron en llevar a cabo la misma operación que en Etxebarri, es decir presionar al Ayuntamiento durangarra para recalificar en torno a 16.000 metros cuadrados situados casi en el límite con el municipio de Izurtza.
Sin embargo, y a pesar de las conversaciones y reuniones mantenidas durante los años 2007, 2008 y 2009, en el caso de Durango, el PNV como partido gobernante se mantuvo desde el inicio del proceso firme en su decisión de no variar los coeficientes de edificabilidad del sector de Tabira, imposibilitando de esta forma la construcción del proyecto propuesto por los sindicatos y capitaneado principalmente por la formación sindical USO. Un planteamiento que supuso un desgaste político para el PNV, sobre todo como consecuencia de las presiones de los sindicatos.
Espacio residencial Concretamente la administración local durangarra tiene perfilado ese terreno como espacio residencial y por lo tanto la densidad de la zona varía entre el 0,40 y 0,68, muy por debajo de la proposición planteada por los trabajadores y sindicatos que propusieron una densidad de 1,21, es decir el doble de viviendas permitidas en aquel entonces y en la actualidad. La mayoría de partidos políticos estuvieron en contra de la recalificación urbanística, salvo el PSE que se mostró más favorable a una posible reconversión de los terrenos.
Una situación que propició manifestaciones y presiones al equipo de gobierno del PNV, donde algunos de sus concejales fueron incluso increpados y amenazados, en el pleno de marzo de 2010, por parte de los trabajadores, quienes exigían una recalificación inmediata del terreno.
El grupo jeltzale tuvo que salir varias veces ante los medios de comunicación para señalar que “este grupo intentaba coartar la libertad de los ediles a la hora de establecer sus prioridades de gobierno, en el convencimiento de que una recalificación del terreno del que son propietarios va a suponer un ingreso muy superior al que actualmente podrían conseguir por un terreno industrial”, argumentaban desde la formación nacionalista.
Por todo ello, los jeltzales recalcaron en su momento que “el PNV velaría siempre por el bienestar de los durangarras”. Unas declaraciones que en marzo de 2010 quisieron zanjar el episodio vivido en las navidades de 2009, cuando uno de los trabajadores y líder sindical de USO, Jesús María Vicente Martin, llevó a cabo un encierro de nueve días, con el propósito de presionar a la administración para lograr la plusvalía de los terrenos.
En la actualidad los cinco trabajadores afectados por la situación acuden todos los meses al pleno de la localidad, con una actitud serena y según señalaron con el propósito de que “no se les olvide”.