GASTEIZ - La recuperación sigue ganando terreno palmo a palmo a la crisis y también consiguió mejorar durante el ejercicio 2014 el tono de la negra estadística de las quiebras. Un total de 469 empresas y personas en el País Vasco se declararon el año pasado en concurso de acreedores por no poder atender sus deudas. El balance supone una caída del 22,5% respecto al año 2013 y el volumen de suspensiones de pagos es incluso un 15,6% inferior al de 2012.

En concreto, un total de 458 compañías se declararon en concurso entre los meses de enero y diciembre del ejercicio pasado frente a las 590 del curso precedente. En cuanto a las familias, los números son similares, 11 frente a 15, pero más favorables.

Cabe destacar que la situación ha mejorado notablemente, aunque continúa sin despejarse el panorama del todo.

La prueba más palpable es que el nivel de procesos concursales actual multiplica por más de cuatro los registros previos a la crisis, cuando se declaraban en quiebra un centenar de empresas cada año.

La parte más positiva de la lectura de los datos del año pasado es la distribución por sectores de las insolvencias de las sociedades mercantiles.

La industria, la construcción y el comercio, actividades muy sensibles al consumo, continúan estando a la cabeza, pero retroceden por encima de la media.

El ladrillo casi redujo a la mitad sus concursos y pasó de 164 a 92 quiebras. La mejora del comercio fue también importante (-31%), con 71 procesos registrados. La industria roza ese porcentaje (-27,8%) y estuvo cerca de bajar del centenar de concursos de acreedores.

La reactivación de sus mercados se suma a que, probablemente, el ajuste de cada sector ha llegado a su fin, y se abre un nuevo ciclo. La estadística de quiebras había encadenado siete años de incrementos o subidas testimoniales -en 2010 se presentaron cuatro concursos menos que en 2009- que se rompen ahora a un ritmo notable.

La nota más negativa la cosecha el sector de la hostelería que duplicó sus números y alcanzó los 36 concursos. Se mantiene en las actividades de restauración una tónica de insolvencias que ha sido constante durante la crisis y que, en el caso de los bares y restaurantes, lleva prácticamente siempre asociado el cierre del negocios. Ocurre lo contrario en la industria. La mejoría del año pasado consolida una tendencia que ya se visualizó en 2013 y el sector secundario se acerca a los ritmos de presentación de insolvencias previos a la crisis. La mejora de las carteras de pedidos está permitiendo a las fábricas salir del bache y, además, en su caso los convenios con los acreedores son más habituales. En el ladrillo todo apunta a que ya se concreta la leve mejoría que se registró en el tramo final del ejercicio que acaba de terminar y que puede empezar a sumar al PIB de la CAV los próximos meses.