vitoria - Euskadi se quedó el año pasado a un suspiro de cumplir con sus previsiones de recaudación y cerró su segundo ejercicio consecutivo con incremento de recaudación. La Diputación guipuzcoana completó ayer la fotografía tras hacer públicos sus ingresos, que permiten a las tres haciendas vascas quedarse a tan solo un 0,7% de su objetivo. En concreto se recaudaron 12.314 millones, un 4,8% más que en 2013.
En números absolutos el salto es de cerca de 562 millones que permiten consolidar la mejoría y encadenar dos ejercicios fiscales en positivo. La CAV se ha quedado a 88 millones de sus últimas previsiones, las del pasado octubre, pero si se toman como referencia las estimaciones elaboradas en 2013 como base de los presupuestos forales y del Gobierno Vasco, el desajuste es de apenas 60 millones. Una cantidad asumible que no dejará ninguna huella en forma de ajuste en las cuentas de las administraciones vascas.
De hecho, sin la revisión al alza que realizó a finales del año pasado, la Diputación de Araba habría superado sus previsiones. Gipuzkoa, en cambió, corrigió a la baja el objetivo y estuvo a punto de conseguirlo, a un décima. Mientras que Bizkaia no lo modificó y se quedó finalmente a un escaso 1%.
el impacto de la crisis Los números cuadran, llenan de oxígeno las cuentas del entramado institucional vasco y anticipan el cambio de ciclo. Y sin embargo, los números de 2014 también demuestran el impacto de la crisis. Los ingresos fiscales del año pasado están más de 500 millones por debajo de los de 2008, el primer ejercicio de caída de la recaudación. Y sobre todo están a un mundo, casi 1.460 millones, del máximo histórico logrado en 2007 con 13.772 millones, justo antes del impacto de las turbulencias en Euskadi.
Las haciendas vascas todavía tardarán al menos un par de años en alcanzar esos niveles. El objetivo para este curso es ingresar algo más de 13.000 millones y pasar definitivamente página. Para ello tendrá que consolidarse la recuperación del mercado laboral y desbloquearse definitivamente el consumo.
Las leves mejorías del año pasado en ambos frentes ya permitieron aumentar los ingresos por retenciones a los trabajadores y, sobre todo, en concepto de IVA, el termómetro más fiable del consumo. A falta de los últimos flecos, el Impuesto sobre el Valor Añadido creció en torno a un 10% en el conjunto de la CAV.
En cambio, el Impuesto de Sociedades, el tributo que grava los beneficios de las empresas, volvió a retroceder en las tres haciendas forales tal y como esperaban las diputaciones. La economía no tiene todavía el dinamismo suficiente para proporcionar alegrías fiscales en ese terreno. Las empresas todavía trabajan en clave de subsistencia y habrá que esperar a este ejercicio para ver avances. El objetivo es crecer algo más de un 8% en el tributo de Sociedades, lo que representa el mayor incremento previsto. También se espera que los Impuestos Especiales de Fabricación cojan impulso tras varios años de letargo.
La letra pequeña se conocerá las próximas semanas, cuando el Gobierno Vasco publique los datos definitivos y desarrollados. Será a las puertas del Consejo Vasco de Finanzas de mediados de febrero, donde las tres diputaciones y el Ejecutivo pondrán en común los datos.
La cita, en principio, se celebrará sin grandes tensiones. Solo el clima preelectoral de la elecciones forales y locales de mayo pueden enturbiar un foro que ha estado marcado por el clima de entendimiento en sus últimos encuentros.
Será el momento también de hacer balance del primer año de funcionamiento de la última reforma fiscal, la de mayor apoyo de la historia al contar con los votos de PNV, PSE y PP. Con todo, los populares ya han planteado una revisión de la normativa para acercarla a la de España, que acaba de bajar impuestos. La efervescencia electoral también puede reavivar ese debate.