Bilbao - Manuel Martín-Muñío dirige la sociedad especializada en intermediación bursátil de las antiguas cajas de ahorros vascas. Especializada en el comportamiento de los mercados, Norbolsa acaba de publicar su informe sobre cómo esperan que se comporten en este 2015.
El Ibex-35 se ha recuperado y la prima de riesgo ha dejado de ser noticia. ¿España ha recuperado la confianza?
-Nosotros pensamos que claramente 2014 fue un ejercicio de consolidación para España, que ha vuelto de alguna manera a seguir el ritmo europeo. Se ha superado ya de forma clara el temor que mostraron los mercados a una salida del euro de los países periféricos, entre ellos España. Esto ha llevado a una normalización, sobre todo en los mercados de deuda, como refleja la importante relajación de la prima de riesgo. La economía española ha crecido a un ritmo en 2014 del 1,3% y este año 2015 crecerá, según las previsiones al 1,9% o 2%. Eso supone un ritmo mayor que el resto de las principales economía europeas. En lo que se refiere a las finanzas públicas, tras las reformas aplicadas se han ido corrigiendo desequilibrios, aunque todavía quedan tareas por cumplir. El déficit público sigue estando por encima del objetivo. Pero los mercados se han posicionado en una normalización.
Es la primera vez desde 2009 que el Ibex rebasa la barrera de los 10.000 puntos, pero sigue lejos de los máximos, ¿queda camino?
-El Ibex se ha revalorizado en torno a un 80% respecto a los mínimos de 2012 y añadiendo los dividendos, la subida es de cerca del 100%. De hecho, en el caso del Ibex, teniendo en cuenta los dividendos, prácticamente podemos decir que estamos en niveles de 2007. De todas formas, sí esperamos que este año las bolsas tengan recorrido. En el informe estratégico sobre 2015 que acabamos de publicar pensamos que este año va a ser bueno para la renta variable, especialmente en Europa. Prevemos que la revalorización del Euro Stoxx sea probablemente más alta que la del Ibex, porque algunos de los sectores por los que apostamos están menos representados en nuestra Bolsa. Para 2015, esperamos un 14% de subida en el Eurostoxx50 y un 11% en el Ibex.
¿Cree que las bolsas anticipan la tendencia de la denominada economía real?
-La bolsa intenta anticipar, aunque también se equivoca. Intenta adivinar la evolución de la economía y, sobre todo de las compañías. En este momento está anticipando una recuperación de la economía real y de los beneficios empresariales, que es la asignatura pendiente que tenemos ahora. Es necesaria una consolidación de la recuperación de los beneficios de las empresas y que no sigamos revisándolos a la baja. De cara a 2015 pensamos que se producirá un incremento de beneficios de en torno al 8% en las compañías del Euro Stoxx. Ahora las previsiones de consenso están un poquito por arriba, en torno al 10 u 11%, pero creemos que irán ajustándose.
Ustedes prevén que Europa y España seguirán la senda de la recuperación en 2015, aunque de forma moderada.
-Sí, porque esta recuperación está siendo diferente a otras. Los ritmos están siendo más lentos y además con mayores diferencias según las zonas geográficas. Estados Unidos tiene unas tasas de crecimiento del 3%, mientras en Europa esperamos un crecimiento del 1,1% en 2015, pero con diferencias importantes entre los países miembros. Alemania crecerá el 1,3%, mientras las previsiones apuntan a que Italia crecerá el 0,4%, Francia lo hará al 0,8% y España al 1,9%. Son ritmos muy diferentes. A todos nos gustaría que la recuperación fuera más vigorosa, sobre todo en los países tractores de Europa, como Alemania, Francia o Italia, para que así se garantice la continuidad de la recuperación de toda la eurozona.
¿Qué retos afronta Europa este año? ¿Será clave la actuación del BCE?
-El gran problema al que se enfrenta el Banco Central Europeo y lo dice el propio presidente de la entidad, Mario Draghi, es la posible deflación. La inflación en 2014 ha sido negativa en Euskadi (-0,7%), en el Estado (-1%) y en Europa (-0,2%), avivando el fantasma de la deflación, una espiral peligrosamente negativa. Pensamos que ese riesgo va a inclinar la balanza para que el BCE aplique más medidas no convencionales, como el Quantitative Easing (QE), que consiste en la compra de bonos soberanos por el banco central. En el informe estratégico nosotros apuntamos a que el BCE iniciará ese proceso de compra en enero o en marzo. En la reunión de la próxima semana lo más probable es que al menos dé una indicación de que lo va a hacer, aunque no se especifiquen detalles. Intentarán buscar un mayor acuerdo dentro de la institución, entre los bancos centrales, sobre todo con la parte que más reticencias ha mostrado, la alemana.
¿Será clave?
-La importancia de ese Quantitative Easing radica en que los mercados han dado por sentado que lo van a hacer y por tanto se pueden sentir defraudados si no se hace. Con las actuales rentabilidades de los mercados de deuda el efecto real será menor que el que obtuvo en su momento la Reserva Federal de Estados Unidos.
En esa baja inflación asoma la rebaja de precios del petróleo. ¿Es una buena noticia que puede volverse negativa?
-El lado positivo está claro. Según algunos estudios, el actual descenso del precio del crudo incrementa el crecimiento de Europa y Estados Unidos, hasta en dos o tres décimas. Esa rebaja de precios permite una mayor capacidad de consumo de las familias y ello es positivo para la economía. El consumo interno es uno de los factores que va a contribuir fuertemente al crecimiento, tanto en EE.UU. como en la zona euro. La pega es que esa bajada también supone un lastre para que la inflación crezca y además mete un ingrediente de inestabilidad en los países exportadores. Entre ellos hay economías emergentes que tienen una función importante en el crecimiento económico global.
¿Qué evolución tendrá?
-Pensamos que el precio del petróleo va a seguir inestable en la primera mitad del año y que en el segundo semestre es posible que pueda subir y se estabilice. Las previsiones apuntan a un precio medio del Brent anual de en torno a los 70 u 80 dólares por barril, es decir, por encima de los niveles actuales. En la medida en la que ese precio se estabilice los efectos negativos de inestabilidad derivados en los países emergentes desaparecerán. En el medio o largo plazo seguimos viendo un precio del petróleo en niveles altos.
Otro factor de incertidumbre son las elecciones en Grecia. ¿Es posible que salga del euro?
-Nosotros pensamos que no va a suceder. Las últimas encuestas muestran que Samarás está recortando la diferencia con Syriza e incluso que podría gobernar con la ayuda de los independientes. Pero incluso aunque Syriza se haga con el gobierno, en las últimas fechas hemos visto como ha moderado sus posturas. Una salida de Grecia del euro supondría un empobrecimiento muy importante para el país, es un escenario que no contemplamos. Tampoco en Europa hay ninguna voluntad de que eso ocurra. Muchas veces, en las situaciones difíciles o límites surgen mecanismos de flexibilidad y al final se llegan a puntos de encuentro. Es más viable una solución pactada y dialogada, incluso con un gobierno de Syriza, que una salida del euro. En todo caso no pensamos que tenga influencia aquí.
España también tendrá elecciones este año, ¿lo que ocurra puede cambiar la confianza recuperada en los mercados?
-Podría acarrear volatilidad, sobre todo en los mercados de deuda pública porque ahora mismo estamos en niveles de mínimos históricos en rentabilidad. En la medida en la que exista ruido electoral sobre un posible muy buen resultado de Podemos o las tensiones de la situación de Catalunya se acentúen, podría incrementarse la volatilidad en los mercados de deuda. 2015 será un año complicado para los mercados de deuda en general, porque las rentabilidades son muy bajas. En esos niveles tan exigentes cualquier noticia que pueda restar tranquilidad, por denominarlo así, generará volatilidad. Pero no pensamos que los mercados lleguen a descontar una situación de dificultad de cumplimiento de compromisos por parte de España en la gestión de su deuda, por lo que la volatilidad será también una oportunidad.