bruselas - La débil recuperación de la economía de la UE, en la que estaban puestas todas las esperanzas al inicio del año, ha dejado paso a la preocupación ante el estancamiento económico. La atención se centra ahora en el plan europeo de inversión presentado por el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, de 315.000 millones de euros, y en si será suficiente para apuntalar el crecimiento y el empleo.

Tras salir el año pasado de la recesión más grave de su historia, la eurozona arrancó el 2014 con incipientes signos de mejora económica, lo que confirmaba, en opinión de gobiernos e instituciones, que la economía de Europa comenzaba a repuntar.

El susto y el temor a una tercera recesión llegaron en el segundo trimestre, cuando la economía de la eurozona se estancó, lastrada por la mala evolución del Producto Iinterio Bruto de Alemania, Francia e Italia, un dato que sin embargo tampoco pudo revertir el crecimiento de España. Por suerte el PIB de la eurozona volvió a registrar un modesto crecimiento en el tercer trimestre y proporcionó un suspiro de alivio a los países.

Francia e Italia, este último país en recesión, elevaron sus voces para pedir más tiempo para cumplir los objetivos de déficit y más inversión, respectivamente, reactivando el debate dentro y fuera de Bruselas sobre la necesidad de un cambio de estrategia.

El presidente de la CE, Jean-Claude Juncker, entendió el mensaje y adelantó el anuncio de su gran proyecto: un plan de inversión publica y privada con el que quiere movilizar unos 315.000 millones de euros para financiar proyectos de infraestructuras de transporte, banda ancha y energía o de investigación, entre otros campos. El político luxemburgués quiere que Europa “pase página” con este plan, al sumar la inversión a la estrategia centrada hasta ahora solamente en la consolidación fiscal y las reformas.

El Plan Juncker pretende impulsar el PIB de la Unión Europea (UE) en hasta 410.000 millones y crear hasta 1,3 millones de empleos en los próximos tres años. También hace un guiño a los países y para no perjudicar la débil recuperación, las eventuales contribuciones de los Estados miembros al vehículo de inversión que se creará en el Banco Europeo de Inversiones (BEI) no contarán para el déficit.

ingeniería financiera La idea detrás del Plan Juncker es no generar más deuda y por ello recurre a la ingeniería financiera: con solo 21.000 millones de euros de dinero público (que incluyen una garantía para cubrir eventuales pérdidas) esperan conseguir quince veces más a través de inversiones privadas. La duda es si eso es creíble y sobre todo suficiente para estimular la economía y la demanda. “El plan puede funcionar, pero tiene que ser afinado”, dijo Grégory Claeys, analista en el centro de estudios Bruegel, quien no obstante hubiera querido ver una iniciativa “más ambiciosa”.

Juncker advirtió del peligro de “sobrestimar” el plan, pero también de “subestimarlo”, y afirmó que se necesitará seguir haciendo reformas para fomentar el clima de inversión y eliminar los posibles obstáculos del camino. El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, tiene “gran confianza en el éxito del plan”, siendo además ahora mismo “la única iniciativa”. - Céline Aemisegger