¿qué se puede o se debe escribir en este último artículo de 2014? ¿Un balance del pasado o una previsión para el futuro? Posiblemente sea igual una alternativa u otra, porque la economía se ha movido, en este año que termina, en función a intereses políticos y geoestratégicos. Así seguirá en el calendario que abriremos tras la noche de San Silvestre. Lo cual es tanto como decir que prevalecerá el miedo a perder lo poco que se tiene, aunque los gobernantes inunden 2015 con declaraciones que pueden sonar a música celestial porque auguran una travesía tranquila. Rajoy ha abierto el melón de las promesas al asegurar que “será el año del despegue definitivo de la economía española”.

Sin embargo, no está tan claro el panorama para un año con doble cita electoral. Tras el naufragio económico iniciado en 2007, los primeras en ser salvados han sido los representantes del poder financiero que sólo muestran la recuperación en el proceso de acumular riqueza (los ricos son más ricos), porque la ciudadanía no percibe en sus bolsillos el crecimiento del PIB, los supuestos bajos tipos de interés o la evolución de las balanzas comercial o por cuenta corriente.

Son conceptos que prevalecen en clave mediática como la panacea económica, mientras el resto de náufragos sigue luchando por sobrevivir en las aguas turbulentas de las desigualdades sociales (que sigue creciendo). Los más afortunados alcanzan las barcas de salvamento (empleo estable), pero no son suficientes más que para unos pocos... y el resto se agarra a los restos del naufragio (trabajo precario y mal pagado). Es cierto que baja el paro, pero seguimos en tasas máximas porque la pequeña y mediana empresa no puede generar empleo al carecer de la financiación necesaria para afrontar nuevos proyectos. También es real el aumento del consumo interno, pero sólo para los que han alcanzado las barcas.

No sólo tenemos miedo ante la posible inseguridad laboral, también nos provoca ansiedad el miedo a sentir miedo. Es decir, la sensación de que, hoy en día, nadie está seguro por mucho que la empresa vaya bien y obtenga beneficios. Siempre puede llegar una deslocalización geográfica y si no, que se lo pregunten a los trabajadores de empresas como Alestis, Arkema, Candy, Condesa, Corrugados Azpeitia, Ecn Cable Group, Fundiciones Wec, Laminaciones Arregui, Tepsa, TS Fundiciones, Bionor, Cegasa, Orozko, Castimetal y Servimax, que han visto como el fantasma del paro se hace realidad en sus carnes.

Así las cosas, el panorama para 2015 presenta incógnitas y riesgos que alimentan la desconfianza social. Es el caso de la caída en el precio del petróleo, inestable en la medida que responde una estrategia geopolítica para castigar a países como Rusia, Venezuela o Siria. De cualquier forma, puede ser beneficioso para la UE que también tiene a su favor el citado factores como las prometidas inyecciones de liquidez del Banco Central Europeo (BCE) y la debilidad de la divisa, pero debe solventar la cerrazón de Merkiavelo y de los euroescépticos.

En España, la cercanía de dos citas electorales y la eclosión de Podemos puede generar un auténtico circo mediático donde el déficit presupuestario y la creciente deuda, tanto pública como privada, pueden frenar la incipiente recuperación.

Resta por saber cómo será 2015 para la economía vasca. Son asumibles los riesgos antes citados. No obstante, la autonomía económica y fiscal resultante del Concierto Económico es un ingrediente que puede mitigar los males de la crisis y contribuir a un futuro esperanzador en los campos de la educación, la formación y la competitividad empresarial.

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