BILBAO - El Gobierno Vasco no agotará este año su margen de endeudamiento y conseguirá que los compromisos financieros del futuro crezcan por debajo de lo previsto. El Ejecutivo detalla en el proyecto de Presupuestos de 2015 la estimación inicial de las emisiones de deuda pública para el próximo ejercicio y las operaciones materializadas este curso. La lectura de ambas cuestiones pone en evidencia la voluntad de minimizar lo máximo posible el impacto a futuro del endeudamiento. O formulado de otra forma, hipotecar lo menos posible el gasto público de los próximos ejercicios, los de la salida definitiva de la crisis.
Con esa perspectiva, el proyecto de Presupuestos del próximo año, que ya ha logrado el apoyo socialista y será aprobado el mes que viene gracias a su abstención, baja ligeramente el límite de endeudamiento, que queda situado en 1.291 millones de euros frente a los 1.315 millones actuales. Pero además, este año se cerrará 165 millones por debajo del tope y solo se formalizarán compromisos por 1.150 millones. Esa es, a priori, la previsión del Gabinete de Iñigo Urkullu, que se cumplirá si, como todo apunta, el ejercicio se cierra sin sobresaltos.
Lakua ha tenido que recurrir al ahorro en gasto corriente para mantener la tensión inversora de cara a la incentivación económica y las ayudas sociales, y a día de hoy no será necesario exprimir el límite de endeudamiento para atender esas necesidades.
incremento de la deuda viva En lo que va de año se han registrado tres operaciones relacionadas con la deuda pública. El Gobierno Vasco realizó una emisión de bonos en marzo por valor de 350 millones y solicitó dos préstamos en febrero, por un montante de 250 y 300 millones respectivamente. El saldo del endeudamiento asciende de momento a 950 millones, si bien el Departamento de Hacienda del Ejecutivo autonómico prevé recurrir el próximo diciembre de nuevo a la banca con un tercer crédito de 250 millones.
Si ese itinerario financiero se cumple, los ingresos vía deuda del año serán de 1.150 millones. Una vez restadas las amortizaciones comprometidas para este 2014 la deuda viva -los préstamos y las emisiones a devolver los próximo años-, crecerá en 641 millones y se situará en 7.768 millones. Esa cifra también estará por debajo de lo presupuestado inicialmente, 7.904 millones. El ahorro es 136 millones, un arañazo de un 1,7% en el conjunto de la deuda, pero se habrá logrado, dentro de lo que cabe, mantener bajo control el lastre financiero que condicionará el gasto público de la Administración vasca por lo menos hasta 2020.
Es la herencia de la crisis, de la necesidad de recurrir a vías de liquidez alternativas ante la caída de la recaudación en cuatro de los últimos siete ejercicios fiscales. No será posible reducir la deuda viva hasta que la actividad económica se recupere plenamente y los Presupuestos tengan un perfil más expansivo.
Hasta que llegue ese momento -al que habrá que esperar como mínimo hasta 2016- el Gobierno centrará sus esfuerzos en minimizar el impacto del endeudamiento y el pequeño avance de este curso se intensificará el próximo. Si se agota todo el límite de deuda, a 31 de diciembre de 2015 la carga crecerá en 580 millones, la mitad del incremento registrado en 2011 y 2012, y se mantendrán las obligaciones financieras en los 8.348 millones.
lastre hasta 2020 La previsión de hace doce meses era rozar una deuda viva de 8.500 millones en ese momento. La mejora no es muy relevante, pero permitirá afrontar con menos estrecheces el futuro, sobre todo si en 2015 el Ejecutivo consigue de nuevo no tener que recurrir a todo el margen de endeudamiento.
Hay que conformarse de momento con esos pequeños pasos porque en el horizonte destaca la cordillera de deuda que tendrá que escalar la CAV. La carga financiera crecerá en 711 millones durante 2015 y en 934 durante 2016. Habrá un respiro en 2017 con un incremento de 716 millones, pero en 2018 producirá un salto hasta los 1.052 millones. Y después, todavía habrá que amortizar 4.353,6 millones en ejercicios posteriores. Los Presupuestos estarán marcados al menos hasta 2020 y la pendiente a subir dependerá de la capacidad para generar ingresos de la Administración y de la gestión de los recursos.
En ese terreno, Euskadi parte con ventaja respecto a otras comunidades por su bajo nivel de déficit en relación a su PIB. Aunque son magnitudes diferentes, porque el endeudamiento es una vía de ingresos mientras que el déficit es el exceso de gasto en relación al presupuesto inicial, son las dos caras de la moneda de la estabilidad presupuestaria. Y es más fácil alcanzar el equilibrio financiero si se parte de una posición favorable de déficit y además se mantiene bajo control el incremento de la deuda pública.
En el segundo trimestre del año, el último cuyos datos ha publicado el Banco de España, la CAV tenían un porcentaje de déficit del 14,8%, siete puntos menos que la media registrada por el Estado. Desde el Gobierno Vasco se prefiere no entrar a valorar el escenario de endeudamiento presente y futuro, y seguir trabajando para “incrementar la eficiencia en la gestión y administración del saldo vivo de deuda”.