Bilbao - Juan María Aburto, elegido por su partido para aspirar a la alcaldía de Bilbao, mantiene “con total normalidad” su actividad al frente del Departamento de Empleo del Gobierno Vasco. Le duele que desde la oposición se dude de su dedicación a sus tareas como consejero, que está dispuesto a mantener todo el tiempo necesario antes de optar a dirigir el Ayuntamiento de la capital vizcaína en mayo.
Euskadi ganó más de 10.000 afiliados a la Seguridad Social en octubre. ¿Es el fin de la crisis del mercado laboral?
-Nos preocupa una tasa de desempleo del 14,5%. Hay una situación de mejoría, pero con más de 170.000 dramas humanos. La tendencia es cada vez más positiva. Dijimos que 2013 y 2014 iban a ser años malos y lo han sido, pero ahora los indicadores señalan que en términos macro la situación mejora. La economía vasca va a crecer alrededor del 1,7% en 2015. Es una mejoría limitada que tendrá un efecto limitado sobre el empleo pero en todo caso positivo.
Pese a la mejoría usted viene alertando de la elevada precariedad.
-A pesar de que en octubre la contratación indefinida creció un 14%, solo el 7% de todos los contratos que se firman son indefinidos, y algunos a tiempo parcial. El empleo es precario en cuanto a su duración y a las condiciones. La reforma laboral ha tenido consecuencias y quienes más las están sufriendo son los jóvenes y los temporales. Hay que actuar para intentar que ese empleo débil sea un empleo que posibilite itinerarios vitales para los jóvenes.
¿Cómo está actuando el Gobierno para dar estabilidad al empleo?
-Este año se ha puesto en marcha el programa Lehen Aukera con una diferencia con el año pasado, que era un programa de becas durante tres meses con 1.500 euros de asignación. El Consejo Vasco de la Juventud no estaba de acuerdo con ese programa porque a los jóvenes hay que darles oportunidades reales de empleo. Hicimos la reflexión y ahora el programa son contratos para jóvenes en prácticas de seis o doce meses en los cuales se da una subvención salarial y a la Seguridad Social.
¿Cuántos jóvenes han sido contratados?
-Este año tenemos muchas más dificultades. Quiero trasladar nuestra preocupación como Gobierno porque a los jóvenes desde el ámbito empresarial se les traslada la idea de que becados les queremos, pero contratados no tanto. Sé que las contrataciones están acordes a la situación económica pero en este país debemos ser capaces de incorporar en contratos en prácticas a entre 1.000 y 1.200 jóvenes. El Gobierno también ha activado un plan de microcréditos que no exige aval, es decir, los jóvenes que tengan una idea de negocio viable pueden acceder a 50.000 euros de financiación sin contar con un aval extraordinario. Eso sí, no podemos trasladar a los jóvenes la idea de que hay que emprender porque no hay empleo, emprender significa algo más.
¿Mejorará la calidad del empleo a medida que mejoren las perspectivas económicas y la confianza empresarial?
-La actividad económica empieza a repuntar, eso tiene un efecto pequeño sobre el empleo. Por eso ayudamos a las empresas dispuestas a contratar. La contratación está ligada a la actividad, pero hace falta un esfuerzo y un pacto social por el empleo juvenil para decir a los jóvenes que no son prescindibles, que les queremos trabajando. Llevaremos este tema a la mesa de diálogo social en consonancia con lo planteado por el lehendakari en el debate de política general en el que se refirió a dos grandes pactos, uno vinculado a la protección social y otro al empleo juvenil. El Gobierno también quiere hacer una apuesta seria por la formación de los desempleados de larga duración mayores de 45 años, y continuamos con los planes locales de empleo en los que este colectivo es prioritario.
La crisis ha destruido 100.000 empleos en industria y construcción. ¿Recuperarán estos dos sectores el terreno perdido o se consolidará el avance de los servicios?
-La apuesta de este Gobierno es por recuperar el peso industrial en el PIB llegando a cifras de en torno al 27%. Para eso está el plan de industrialización. Queremos que la industria siga siendo la actividad tractora del país. El empleo en la industria tarda más tiempo en generarse, pero es más estable y de mayor calidad. Esa apuesta por la industria a largo plazo tendrá un efecto positivo sobre el empleo. Eso sí, la industria también genera un sector servicios alrededor. Genera consultoría, genera servicios, y por tanto ahí también se va a generar empleo. Tampoco se renuncia a que nuestro país sea una referencia turística y de servicios. Es una apuesta combinada. La caída del sector industrial es ya muy pequeña y la de la construcción también, como demuestra el aumento de la venta de pisos.
Sin embargo, en unos días se ha anunciado el cierre de varias industrias importantes como Candy o Cablenor.
-Ahora que empezaban a aparecer datos positivos, la semana pasada en dos días se concentraron varios cierres. En todo caso la reducción de los ERE indica que la situación es de mejoría, la regulación de empleo empieza a no ser un lastre. Han coincidido esas situaciones de cierre que yo creo que son puntuales. Eso sí, hay sombras en el horizonte y el parón de Alemania, Francia y de algunas economías emergentes puede tener efecto en Euskadi. Una nueva recesión en Europa sería dramática.
¿Qué puede hacer la administración ante estos cierres que plantean multinacionales?
-El Gobierno tiene pocos instrumentos para hacer que una empresa no se deslocalice y se mantenga aquí, creo que es una cuestión más de filosofía. El reto como sociedad es poner en marcha una economía diferente que ponga en el centro a las personas, de manera que se prevean las consecuencias sobre el empleo que tienen determinadas decisiones. Hablo de un cambio cultural que debe realizarse no solo a nivel local, también a nivel general. El mercado debería estar mucho más sometido a la política. Hay que ir a un modelo de empresa con más participación de los trabajadores como capital social, de manera que puedan participar en la gestión de la empresa, incluso llegando a la participación en la propiedad. Ese modelo no va a tener esas sorpresas en las que de un día para otro han tomado la decisión, no se sabe muy bien dónde, de dejar a cientos de familias sin empleo.
En el inicio de la legislatura inició una reforma en Lanbide para mejorar la intermediación. ¿Se ha avanzado en ese punto?
-Tengo que ser muy leal. La verdad es que Lanbide aun no ha dado ese paso. La intermediación en un momento como este no es fácil. En primer lugar hay que consolidar la estructura de Lanbide y la Relación de Puestos de Trabajo (RPT). Llevamos año y medio trabajando en la RPT y hay que ponerla en marcha ya. Luego hace falta que los empresarios recuperen la confianza en Lanbide y eso lleva tiempo. Es un cambio cultural importante.
¿Qué falta para que se active la RPT?
-La dirección de Lanbide y la viceconsejería de Función Pública llevan un año trabajando con los sindicatos y hace falta una decisión definitiva, si puede ser acordada mejor, pero si no es posible cuanto menos hay que poner en marcha una organización que dé servicio, porque en este momento no estamos dando un servicio adecuado. Nuestro planteamiento es poner en marcha la RPT, con 918 personas, en el inicio del año que viene.
Los sindicatos hablan de gestión “nefasta” y han realizado movilizaciones. ¿Afecta al día a día la crispación laboral en Lanbide?
-Sí, un mal clima laboral afecta al servicio. Vemos con preocupación la negociación de la RPT. Hay cuestiones que no corresponden a este departamento como los salarios. Cuando las personas fueron transferidas se les asignaron unos salarios provisionales por encima de puestos homologables en la estructura del Gobierno y eso hace que a la hora de determinar el puesto concreto se asigne la retribución que tienen puestos similares. Es un problema serio, pero hablar de gestión nefasta hace daño a los responsables políticos y sobre todo a las personas que trabajan en Lanbide, que están haciendo un esfuerzo reconocido por el Ararteko y el conjunto de entidades sociales. La nueva estructura está muy pensada, e intentaremos que Lanbide sea capaz en poco tiempo de conciliar ofertas de trabajo con demanda y a la vez dotar a las personas vulnerables de una prestación.
Descartados ELA y LAB, ¿hay fecha para el inicio del diálogo social?
-Nos gustaría tener una primera reunión la última semana de este mes, en ese entorno estamos buscando una fecha de común acuerdo.
¿Se han consensuado ya los temas a tratar con los agentes que participarán?
-En el orden del día queremos plantear cuál es nuestro plan de empleo, la estrategia de empleo 2015-2020, y ese pacto por el empleo juvenil que mencionaba antes. El Gobierno quiere hablar de formación, de financiación de los agentes sociales, de salud laboral, de cómo defendemos conjuntamente el sistema de protección social. Todo eso es muy importante para el Gobierno y para los que van a estar en la mesa. A otros les interesa más salir en los periódicos criticando a este Gobierno y aportando muy poco.
Imagino que se refiere a ELA. ¿Qué ha fallado para que en dos años no se haya producido ni el más mínimo acercamiento?
-Quizá hay que preguntárselo a ellos. ELA ha decidido tomar la decisión basada en el prejuicio de que con este Gobierno no quiere tener nada que ver. Este consejero se ha acercado en multitud de ocasiones a su sede para hacer propuestas y que pueda aportar en una mesa. Negar el diálogo es negar una posibilidad de solución.
ELA les acusa de fomentar el sindicalismo vertical en su propuesta sobre el nuevo modelo de relaciones laborales.
-Es una de las manifestaciones de ELA que más tristeza me ha producido. Fui a la sede de ELA a presentar ese documento y su respuesta la recibí a través de los medios de comunicación. Eso no lo han hecho otros sindicatos, LAB tampoco. Al menos se han reunido con nosotros y nos han dado la respuesta. Creo que ni la ejecutiva ni los afiliados de ELA son capaces de soportar esa afirmación con la más mínima argumentación. Una vez más usan frases gruesas para dar una imagen que nada tiene que ver con la realidad. Lo más alejado del sindicato vertical es lo que hemos propuesto. Precisamente buscamos un modelo de empresa basado en la transparencia y la participación de los trabajadores. ELA está adquiriendo una responsabilidad histórica con lo que está aportando a este país. No aporta más que conflictividad, confrontación y ninguna solución.
¿Se volverá a reunir con Adolfo Muñoz en los meses que le quedan como consejero?
-No tengo inconveniente. Todas las reuniones con ELA han sido a solicitud del Gobierno y cuando sea necesario lo volveremos a hacer.
¿Considera un fracaso sentarse solo con CCOO y UGT como sucedió en la legislatura de Patxi López?
-No vamos a imponer el diálogo a nadie pero tampoco queremos que nadie lo impida. Vemos como incluso PP y Bildu llegan a acuerdos en el Parlamento, no sé por qué es imposible el diálogo entre agentes sociales. Ya sé que sin ELA y LAB es una mesa coja, pero no deja de ser una mesa en la que plantear las cuestiones que preocupan a esta sociedad.
Los posibles acuerdos que salgan de ese foro, ¿contarán con asignación en los Presupuestos de 2015 como piden los agentes?
-El plan de empleo lo hemos presentado en el Parlamento y modificar esas actuaciones no va a ser fácil, pero queremos discutir esos programas para ver si se pueden modificar o incorporar otros nuevos. La situación económica no es la más boyante para realizar propuestas muy diferentes, pero queremos discutirlas sobre la mesa. En todo caso, vamos a hacer una propuesta de temas pero la vamos a acordar. La agenda está abierta y evidentemente no vamos a hablar de todo en la primera reunión.