GASTEIZ - La agenda de Kutxabank tiene la semana que se inicia mañana marcada en rojo. Por un lado el viernes se celebrará la asamblea de Kutxa en la que se votará su transformación en fundación bancaria, tal y como fija la ley; y por otro, es previsible que esta próxima semana se publiquen los resultados del test de estrés al que se ha sometido la banca europea en los últimos meses, incluida la entidad vasca. Lo que parece seguro es que el lunes 27 el futuro a corto y medio plazo tendrá un aspecto diferente para el banco, en función de lo que los dos acontecimientos determinen.

Uno de los escenarios más probables es que el próximo día 27 Kutxa haya aprobado ya su transformación, al igual que antes hicieran BBK y Vital, y que el examen al que se ha sometido el banco revele que se mantiene como una de las entidades más solventes del Estado y la eurozona. Pero caben otros panoramas posibles. Si el resultado fuera el enunciado anteriormente, Kutxabank podría centrar sus esfuerzos en los próximos retos que asoman ya y que tendrán mucho que decir sobre el futuro de las fundaciones bancarias especiales de la CAV y, sobre todo, de su razón de ser: las respectivas obras sociales.

El mayor trabajo recae en las tres fundaciones bancarias. Dos meses después de fundarse, cada fundación tiene, por ley, la obligación de presentar al Banco de España su Plan de Gestión. Y antes de que transcurra un mes más, en tres meses desde la transformación, el Plan Financiero. El Banco de España tendrá que establecer después cuál es la cantidad que cada fundación debe destinar al Fondo de Reserva. El objetivo es que la decisión del hasta ahora banco regulador no pese sobre las partidas de obra social.

BBK y Vital, que aprobaron su transformación en junio, ya están en esa tarea. La segunda es ya una fundación bancaria a todos los efectos y en el caso de la entidad vizcaína, a falta de un trámite burocrático, prácticamente lo es también. Las dos fundaciones han dado todos los pasos que marca la estricta ley de cajas, de obligado cumplimiento. Norma que le fue impuesta a España como condición al rescate financiero. La troika ha decidido que el modelo de cajas de ahorros tradicional está caduco. Solo sobrevivirán dos, Caixa Pollença y Ontinyent, pero lo harán con grandes limitaciones.

Mario Fernández, presidente de Kutxabank, ha repetido en varias ocasiones que el sector financiero es un sector muy regulado en el que no existe opción a la insumisión. Menos desde 2012, año en el que el foco de los males financieros se centró en la gestión de algunas cajas de ahorros, especialmente, aunque también cayeron bancos. Las normas son de inexorable cumplimiento. Lo contrario supone el riesgo de sanciones y el castigo de los mercados, ávidos de medidas que generen confianza.

En ese clima y bajo la lupa del BCE que pasará a ser el regulador único del sistema bancario de la zona euro, la propuesta de la Diputación de Gipuzkoa para convertir Kutxa en fundación ordinaria en vez de bancaria, se antoja del todo inviable. La ley exige para Kutxa su conversión en fundación bancaria especial.

La troika puso el foco en las entidades, las cajas, que aún siendo privadas estaban bajo el control de instituciones públicas y partidos políticos. El BCE, la Comisión Europea y el FMI no comprenden ese modelo y pretenden impulsar que todas las entidades se rijan por motivos técnicos, económicos, nunca políticos. Por ello es inviable que dé su visto bueno a la proposición de la izquierda abertzale, que pasa porque el 27,1% de las acciones que Kutxa tiene en Kutxabank pasen a manos de la propia Diputación y a los ayuntamientos del territorio de Gipuzkoa. Tampoco los mercados lo aprobarían, lo que mermaría el negocio bancario y, por consiguiente, el dividendo, esto es, el dinero que BBK, Vital y Kutxa destinan a Obra Social.

Kutxa tiene su futuro marcado. La asamblea de Kutxa centrará la atención durante la semana y probablemente se sucederán las declaraciones de unos y otros. Está prevista para el viernes y en principio las posiciones parecen bastante fijadas. Hay cierta incertidumbre sobre cuál será el posicionamiento de algunos miembros de la asamblea, dado que el reparto de fuerzas es bastante equitativo entre los que apoyan la transformación y el cumplimiento de la ley y los que por contra pretenden un camino alternativo e incierto.

ley clara Básicamente todos los representantes, salvo Bildu y sus simpatizantes, entienden que la Ley de Cajas que el Gobierno español aprobó a finales del año pasado es clara, sin dejar lugar a interpretaciones. Las cajas que a la entrada en vigor de esa norma, a finales del pasado año, operaban bajo un banco, como BBK, Vital y Kutxa que lo hacen a través de Kutxabank, tienen que transformarse en fundaciones bancarias especiales antes del 28 de diciembre de este año. Si no lo hacen, si la asamblea de Kutxa no lo aprueba, esa transformación será impuesta y sucederá de todas formas, pero sin que la asamblea de Kutxa tenga control alguno.

El presidente de Kutxa y vicepresidente de Kutxabank, Xabier Iturbe, se mostró la pasada semana convencido de que la asamblea de la caja de ahorros se posicionará finalmente a favor, en una entrevista concedida a Onda Vasca. “Es nuestra obligación y responsabilidad cumplir la ley y transformarnos en fundación”, dijo.

Sobre la propuesta de la coalición Bildu, Iturbe explicó cómo llegó. “Tres días antes de que el consejo de administración aprobara que las Juntas Generales nombraran los patronos, la Diputación nos presentó una propuesta que desde nuestro de vista no tiene viabilidad y que abocaría a que los órganos de Kutxa se extinguieran”, esgrimió, antes de añadir que esa medida obligaría a que “se creara una gestora por parte del protectorado que definiera los nuevos estatutos y el patronato”. En definitiva, “que Gipuzkoa perdiera el control sobre Kutxa, lo cual no es aceptable”, insistió.

El argumento de los responsables de Kutxabank y las tres entidades que la fundaron es que las cajas, con otra nomenclatura y otra figura jurídica, continuarán con su propósito de siempre. Su principal razón de ser actualmente, la organización de la obra social, se mantendrá inamovible en sus manos. La principal diferencia radica en que las cajas tienen dos órganos de gobierno: las asambleas -de ochenta miembros- y los consejos de administración, de 15. En las fundaciones será uno solo el que dirija las respectivas obras sociales: el patronato, compuesto por 15 personas de claro perfil profesional, según la ley española.

Sin recuperar el aliento de lo que suceda el viernes en esa esperada asamblea de la caja guipuzcoana, Kutxabank recibirá, previsiblemente el próximo domingo, el resultado de los test de estrés. Kutxabank y el resto de las grandes entidades europeas, las que tienen unos activos valorados en más de 30.000 millones de euros.

Desde el 4 de noviembre el Banco Central Europeo asumirá las competencias plenas de supervisión bancaria y antes se ha sometido a una severa revisión a todas las entidades que quedarán bajo su manto, entre ellas las vacas Kutxabank y BBVA.

Más que una revisión médica, a lo que se han enfrentado las grandes entidades es a un examen en toda regla. La prueba aplica posibles escenarios de recrudecimiento de la crisis para medir la solvencia y capacidad de respuesta de cada entidad y resaltar así las fortalezas y debilidades de cada una. La idea es atajar esas fragilidades y dotar de confianza al sistema al completo.

En el caso de Kutxabank este nuevo teste de estrés no debería, a priori, revelar grandes sorpresas. Se espera que vuelva a quedar de manifiesto su fuerte solvencia. El precedente invita al optimismo. En 2012 la banca española ya tuvo que hacer frente a una prueba similar, esa vez a manos de Oliver Wyman, como paso previo a recibir el rescate financiero para sanear los balances con más apuros. Entre las entidades más saneadas figuraba el banco creado por las cajas vascas.

Ese hecho y, especialmente que Kutxabank haya ido realizando sus deberes en cuanto a prudencia se refiere, invitan a pensar que esta vez el resultado no será muy diferente. Kutxabank demostrará de nuevo su fortaleza y saneamiento interno.

Si la previsión se cumple, el Banco de España tendrá que establecer cuál es la cantidad que las fundaciones bancarias deben destinar al Fondo de Reserva conociendo de antemano el aval que se espera que el BCE dé a la gestión de las cajas primero y Kutxabank después. Entre las dudas que han despertado las cajas, las vascas son una excepción.