Bruselas - El diagnóstico de Mario Draghi no ha cambiado. El presidente del Banco Central Europeo considera que la salud económica de la Eurozona sigue siendo débil y frágil, que la inflación se mantiene en niveles demasiado bajos, que los progresos en materia de reformas estructurales siguen siendo insuficientes y que el crédito hacia las pequeñas y medianas empresas sigue sin fluir. En este contexto se enmarca el programa de compra de bonos de titulización y bonos garantizados que lanzará la entidad a mediados de octubre y que se prolongará durante dos años.

Lo que no aclaró, tras la reunión del consejo de gobierno celebrada en Nápoles, es el volumen del programa aunque sí explicó que la intención es situar el balance del BCE en niveles de principios de 2012, lo que significa un potencial de compra de un billón de euros.

Se trata del tercer programa de bonos garantizados que pone en marcha la entidad. Arrancará a mediados de mes con cédulas hipotecarias y le seguirá a finales de año la compra de bonos de titulización hipotecaria, una operación por la que el banco transforma los derechos de créditos de los clientes en valores de renta fija y los vende a inversores con el objetivo de aumentar su liquidez y aumentar las posibilidades de préstamo. Esa liquidez será para la concesión de crédito.

Draghi, que anunció la posibilidad de compra de bonos de bancos que no tengan la máxima calificación crediticia, como los de Grecia o Chipre, reiteró que el BCE “está preparado” para adoptar medidas no convencionales si fuera necesario y que los países con mayor margen fiscal deben aprovechar para mejorar las condiciones. Los tipos de interés se mantendrán en el 0,05%, mientras que la tasa de interés de la facilidad marginal de crédito se mantendrá en el 0,30%. - Silvia Martínez