gasteiz- Recuperado de una operación de estómago que le ha mantenido dos meses lejos de Lakua, el consejero de Empleo regresa con dos grandes frentes abiertos: los malos datos de paro del inicio de año y la necesidad de acuerdos entre empresarios y sindicatos.

¿Por qué los últimos datos de paro son peores que en el Estado?

-Es una realidad prevista. En las previsiones del Gobierno para este año se estima una reducción de 4.000 empleos. La situación nos preocupa y nos ocupa. Lo primero que hicimos al entrar al Gobierno fue un plan de choque contra el desempleo y ahora hemos puesto en marcha un plan de empleo con un montón de líneas de actuación. Es bueno que España vaya algo mejor, pero comparamos dos estructuras diferentes. En Euskadi el 25% del PIB es industrial, eso hace que la destrucción de empleo haya ocurrido más tarde y que la salida de la crisis sea más lenta. Cuesta más crear un empleo en el sector industrial que en el turístico, pero es un empleo que perdura en el tiempo y que además genera entre 2 y 5 empleos más en otros sectores. El 30% de nuestro sistema productivo tiene sus clientes en el Estado, con lo cual es bueno que mejore porque va a revertir en nuestra economía. Pero nuestro modelo a medio plazo es más efectivo.

Pero hay personas que necesitan trabajar ya, aunque sea en un bar.

-Por eso decía que nos preocupa la situación. La ventaja que tenemos con el Estado hace que la gente en Euskadi se esté apuntando más a Lanbide, que se creen más expectativas de empleo. Hay gente que quiere trabajar de lo que sea, y a esa gente hay que darle respuesta. Hay muchas personas no cualificadas que a través de los planes de formación van a mejorar la empleabilidad para acceder mas fácil al mercado. No podemos ocultar a todos ellos que estamos en una situación complicada, pero en los próximos meses vamos a ir mejorando.

¿Cuándo llegarán descensos del paro continuados?

-En enero, febrero, marzo, abril... ha sido una constante la mejora de la afiliación a la Seguridad Social. Ocurre en menor medida que en el Estado y no somos capaces de asumir toda la demanda, pero cada vez hay mas gente trabajando. Diría que la tendencia al alza en la Seguridad Social se va a mantener. Desde este mes de mayo confío en que vamos a tener mejores datos de paro y en los siguientes meses vamos a ahondar en esa mejora. A final de año vamos a estar mejor, sin duda. Me atrevo a pronosticar que a fin de año la tasa de paro estará por debajo del 15% en términos de Eustat. No quiero trasladar falsas expectativas. Salir de esta situación va a costar. La reactivación económica cuando se va a trasladar al empleo con más intensidad es en 2015.

Tras la crisis de Fagor se agolpan los problemas para la industria con firmas fuertes como TS Fundiciones o Cegasa en apuros. ¿Está en riesgo la seña industrial de Euskadi?

-No. Euskadi pretende incrementar el peso industrial hasta el 28% del PIB. El sector aeronáutico o la máquina herramienta de Gipuzkoa están mejorando. Hay empresas que aumentan su facturación, también cooperativas de Mondragon. Las expectativas en el sector son buenas, iniciamos una recuperación lenta pero sostenida.

¿Ha pasado lo peor del efecto Fagor en términos macroeconómicos?

-En términos macro ha pasado lo peor, aunque decir eso a las familias que viven esa situación es complicado. Lo peor ha pasado y una vez se resuelvan las cuestiones del concurso habrá partes del grupo que van a solventarse satisfactoriamente y van a generar empleo los próximos meses.

Tras los últimos datos, la oposición les acusa de inacción frente al paro.

-Mal vamos si pensamos que la solución al desempleo viene por la acción exclusiva del Gobierno. El Gobierno si algo ha tenido claro desde el primer momento es que la prioridad de la ciudadanía y la nuestra es el empleo. Por eso presentamos el plan de choque del año pasado para crear 12.500 empleos. En cuanto a políticas activas, Euskadi, con dos millones de habitantes, gasta 150 millones de euros, muy por encima del ratio de las otras comunidades. De los 150 millones de Lanbide, más del 80% se habían puesto en marcha ya en abril. El Gobierno ha recibido críticas por la tardanza en activar los planes locales de empleo.

-Los planes locales se aprobaron al final del año pensando en que con la relajación del déficit íbamos a tener margen para ejecutarlos a final de año. No pudimos, pero el Gobierno en 2014 ha sacado las resoluciones de aquellos planes, no con el presupuesto de 2013 como dice el PSE, sino con cargo a 2014. Una convocatoria con una dotación de 20 millones, que es la mayor que nunca se ha hecho. Los planes locales tienen líneas de actuación para parados de larga duración, mayores de 45 y jóvenes, así como para apoyar el emprendimiento. También se han puestos en marcha los programas de los centros especiales de empleo y las empresas de inserción, y los planes de formación. La semana que viene se activarán los planes de Hobetuz. El grueso de las políticas activas se han desarrollado. Todo el dinero que tenemos es poco, pero no podemos gastar lo que no tenemos. Siempre se puede mejorar, sin duda, pero acusar de inacción a este Gobierno, más allá del juego político, es engañar a la ciudadanía.

¿Están dando resultado estos programas?

-El plan renove de vivienda está funcionando muy bien, el año pasado generó 3.800 empleos. Con cada millón de euros de este plan se vienen a crear entre 12 y 14 empleos. Se genera empleo desde las empresas pequeñas, algo muy importante.

¿Se ha logrado mejorar la capacidad de colocación de Lanbide?

-Falta mucho. Hay falta de confianza del sector empresarial en Lanbide, porque seguramente ni ofrecemos el perfil adecuado ni lo hacemos en el momento oportuno. Hay que mejorar la eficiencia, ese es nuestro reto y así está diseñado el plan estratégico de Lanbide. Hemos mejorado los procedimientos, de manera que no haya que presentar documentos que ya existen. La RPT -Relación de Puestos de Trabajo- pretende modificar la organización para que en Lanbide se haga orientación a las personas, al margen de que necesiten la RGI o una intermediación. Además, nos vamos a volcar hacia las empresas para saber qué perfil van a necesitar. Ahora estamos en contacto con el sector naval, que en breve va a tener perdidos. En el ámbito de la soldadura de barcos hace falta una formación específica y hay que hacer los planes necesarios para que cuando se necesite tengamos a la gente lista.

Los cambios laborales y la crisis han reducido la subida salarial pactada en Euskadi por debajo de la del Estado. ¿Es bueno esto para el empleo?

-No es ni bueno ni malo, cuando uno pacta es porque las partes creen que es el punto de encuentro. En Euskadi durante años hemos tenido una diferencia del 20% en cuanto a costes salariales, pero eso dicho así no dice nada, por ejemplo el coste de la vivienda también es mayor. Los costes laborales no son en sí mismos un factor que impida la competitividad, más ligada a veces a la organización, a la innovación o a la internacionalización.

¿Entonces las empresas no dejan de invertir en Euskadi por los altos costes laborales?

-Quien lo haga exclusivamente por eso se está equivocando.

¿Y por la elevada conflictividad?

-Sí. Creo que la conflictividad es algo determinante. Los datos son realmente malos. Tiene que ver con el modelo sindical de Euskadi, con cuatro sindicatos donde produce tristeza ver que la confrontación no se da en términos de clase, sino entre sindicatos. Eso lleva a una conflictividad mayor y perjudica a la recuperación.

¿Abrirá una mesa de diálogo social sin ELA y LAB?

-CCOO y UGT nos decían que mientras no se desarrolle la negociación colectiva no se puede abrir el diálogo social. En el Primero de Mayo hemos oído otras cosas. Queremos buscar las mejores condiciones para desarrollar el diálogo, pero no nos vamos a pasar cuatro años viendo cuáles son las mejores condiciones. Nadie puede imponer el diálogo pero sobre todo nadie lo debe impedir. La próxima semana iniciamos las conversaciones con todos los agentes sociales y tomaremos la decisión de inmediato.

La crisis ha hecho crecer la población sin ingresos. ¿Evita la RGI que la pobreza se dispare?

-Quiero poner en valor nuestro sistema de protección social. La sociedad vasca tiene que sentir el orgullo de disponer del mejor sistema de protección del Estado. En el Estado hay situaciones de mucha mayor pobreza, y aquí también aumenta al albur de la crisis pero tenemos el instrumento para actuar. Es fundamental la legitimación social de la RGI.

Si hay que reducir el déficit, ¿qué margen hay para cubrir el mayor gasto en ayudas? ¿Será suficiente la reforma fiscal activada este año?

-Las prestaciones van unidas a la situación de crisis, en la medida en que mejore el empleo la gente saldrá de la RGI. No creo que deba ser una cuestión que se plantee en términos de insostenibilidad. ¿Somos conscientes de cuál sería la situación que se viviría en la calle sin la RGI? Las clases medias están entrando en la RGI. El 72% de la gente que percibe la renta son autóctonos, y en la crisis donde más han crecido los perceptores es entre los autóctonos. Si creemos que la RGI es algo bueno hay que hacerlo posible y sí, claro que hay que hablar de fiscalidad, sin miedo.