MADRID - El juez Elpidio José Silva llegó ayer con diez minutos de retraso a la segunda sesión del juicio contra él por presunta prevaricación en su investigación al expresidente de Caja Madrid, Miguel Blesa. La razón fue que su abogado, Cándido Conde-Pumpido Varela, terminó poco antes de conceder una entrevista a un medio de comunicación, lo que Silva justificó porque era "muy importante" que la ciudadanía sepa que no está teniendo un "juicio justo".
Este fue el mejor indicativo del sainete en que derivó la vista, con el propio Silva, su representante legal y el presidente de la sala, Arturo Beltrán, enzarzados en un cruce dialéctico a tres bandas. La sesión terminó con el acusado negándose a declarar al asegurar que carecía de abogado, al renunciar Conde-Pumpido a ejercer su defensa, y con tres preferentistas, presentes en la sala como parte del público, profiriendo gritos como "vergüenza" y "esto está amañado", tras lo que fueron expulsados por orden del juez.
Las elecciones europeas del 25 de mayo, a las que Elpidio José Silva concurre como cabeza de lista del Movimiento Red, han planeado sobre el juicio que comenzó el pasado lunes, que se ha caracterizado por las maniobras del acusado por intentar a toda costa la suspensión del proceso hasta después de esta cita con las urnas. Muy al contrario, el presidente de la sala anunció que no iba a anularlo y advirtió al abogado de Silva de que su renuncia podía ser constitutiva de un delito penal y dos faltas disciplinarias.
La decisión de la sala desató un cruce de reproches hacia el tribunal por parte del letrado y del propio Silva, que insistían en que el juicio no podía continuar porque el magistrado carecía de defensor. Pero Beltrán quiso dejar clara su autoridad al espetar al acusado: "No va a hablar. No es que no vaya a tener la última palabra, es que no va a tener la primera", a lo que Silva respondió que no se siente "defendido".
Tras ello, el magistrado, actualmente suspendido de sus funciones, pidió un receso para entrevistarse con su abogado, quien dijo que no había preparado la declaración de su cliente porque no esperaba esta decisión del tribunal. El presidente acordó un receso de 30 minutos, tras lo que Silva se negó a declarar porque no se daban las condiciones: "A todo efecto legal no tengo abogado en este proceso, usted me está coaccionando", espetó al juez.
Mientras, Conde-Pumpido anunció que no iba a formularle preguntas por "mandato expreso" del Colegio de Abogados de Madrid, ante el que pidió amparo. Silva amenazó al tribunal con acudir a instancias superiores, en referencia al Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo, por las coacciones que, aseguraba, había sufrido. Más aún, amagó con recusar a los miembros de la sala por considerar que están "contaminados". A su salida, Silva comparó su situación con la vivida en Corea del Norte y criticó que es "insólita" en toda la historia judicial del mundo.