BILBAO - El grupo catalán CNA ha elevado su puja para hacerse con el control de Fagor Electrodomésticos incorporando una inversión de 90,5 millones de euros a su oferta. La compañía que opera entre otras bajo la marca Cata ya expresó la semana pasada su deseo por continuar con la actividad de las plantas de Eskoriatza y Garagarza (Arrasate) y mantener de este modo un mínimo de 520 empleos.
Esa opción requiere de una fuerte inversión y Cata calcula que se necesitan unos 22 millones los próximos cuatro años y, lo más importante, está dispuesto a desembolsarlos. La catalana entra de este modo en liza con el grupo argelino Cevital, que tomó ventaja la semana pasada tras admitir el juez Pedro José Malagón su oferta por 25 millones. El magistrado había solicitado a Cevital que aumentara su puja en 10 millones, pero la multinacional no dio ese paso y Malagón tuvo que ceder consciente de que cada día que pasa se deterioran más los activos de Fagor.
En principio, la argelina ofrece más dinero por la compra -Cata se queda en los 16,5 millones- pero la segunda parte del proceso, la inversión que se acometerá, ofrece un nueva oportunidad a acreedores, para cobrar más parte de la deuda, y trabajadores, para tener mayor estabilidad laboral. Habrá que esperar para saber si Cevital aumenta su oferta, aunque la argelina está a día de hoy más centrada en la operación de las plantas francesas y ve las vascas como complemento.
A efectos prácticos, la oferta de CNA Group se eleva ahora a los 106 millones de euros -16 para la compra y los 90,5 de inversión en inmovilizado y circulante-, al tiempo que muestra su predisposición a mantener el empleo. Mientras que Cevital no ha decidido si mantendrá abiertas las plantas. O al menos no lo ha hecho público.
garantías laborales La propietaria de Cata se mueve en otra dirección. Apuesta por las plantas de Eskoriatza, que produce pequeño electrodoméstico más menaje, y la de Garagarza, especializada en línea blanca. La oferta implica además continuar con la "prestigiosa marca Fagor, que con Edesa y Aspes, se han sabido ganar durante tantos años la confianza de los millones de consumidores españoles y mundiales", destaca la compañía en su oferta presentada ante el juez.
El plan industrial, no solo se compromete a garantizar más de medio millar de puestos de trabajo, además ofrece respetar la mayoría de las "beneficiosas" condiciones salariales y sociales existentes en Fagor Electrodomésticos. La compradora será una nueva empresa en el País Vasco de CNA Group, para producir y vender en el Estado y en el mundo. Se propone que la sociedad incorpore en su mayoría a los cooperativistas, antiguos trabajadores por cuenta ajena y directivos procedentes de Fagor Electrodomésticos y otras empresas del Grupo Fagor, que "por su dilatada experiencia, aseguran la calidad y eficiencia demostrada por los productos del Grupo Fagor durante tantos años".
La consejera vasca de Desarrollo Económico y Competitividad, Arantza Tapia, mostró la semana pasada su satisfacción por la existencia de al menos dos ofertas por hacerse con Fagor Electrodomésticos. A su juicio, la competencia juega a favor de los intereses de los acreedores y sobre todo de los trabajadores. El juez tendrá que realizar la subasta en un plazo de quince días desde la liquidación. Con la Semana Santa de por medio, el proceso se trasladará a mayo.
De momento, el magistrado solicitó ayer que se haga publicidad del plan de liquidación del Grupo en las páginas web de Fagor y Edesa y abrió el plazo de alegaciones para acelerar la venta. Mientras tanto, Cevital sigue moviéndose en Francia. El grupo argelino y dos pequeñas empresas francesas firmaron ayer un acuerdo para mantener abiertas todas las plantas de la filial de Fagor en Francia y salvar más de 1.400 de los 1.800 puestos que tenía la empresa en el país antes de iniciarse el concurso de acreedores en noviembre pasado.
Dos de las plantas serán cedidas a otras compañías. En concreto, Variance se hará cargo de la planta de Fagor Brandt en La Roche, que fabrica lavadoras y que pasará a centrarse en la inyección de plástico y el grupo inversor S20 controlará la de Aizenay, una planta de microondas de la que se desconoce su futura actividad.